Como amante de los compactos con carrocería familiar, debo reconocer que tenía muchas ganas de colocarme tras el volante en esta prueba del Ford Focus ST Sportbreak 2019. Y no sólo por el enorme maletero disponible en su zaga, no: también me he cansado de repetirle a todo aquel que me pregunta que el Seat León ST Cupra R (prueba) es el mejor en su categoría. ¿Habrán sabido los del óvalo darle la vuelta a la tortilla?
Aunque no lo creas, el día en que he podido ponerme a los mandos del hermano más espacioso del nuevo Ford Focus ST 2019 no era precisamente idóneo para tratar de buscarle las cosquillas: además de tratarse de una unidad con el volante en el lado incorrecto —el test tuvo lugar al otro lado del Canal de La Mancha—, la meteorología se ha empeñado en demostrarnos la razón por la que nuestros colegas bretones tienen ese carácter tan adorable y especial que suelen gastar —nótese la ironía—. Pero tras haber rodado en el circuito de M-Sport con un Ford Mustang Bullitt (prueba) y haber montado de copiloto en un maldito Ford GT con Sebastien Priaulx a la rosca, no era el momento de ponerse exquisito, ¿no crees?
Prueba del Ford Focus ST Sportbreak: una silueta elegante… y muy discreta
Sé lo que me vas a decir y estoy de acuerdo contigo: los hot hatchback actuales lucen una imagen demasiado discreta que disimula demasiado su condición y, en ocasiones, resulta difícil explicarle a su joven público que la razón de gastarse una buena suma de pasta en ellos se esconde bajo su carrocería. ¿Necesitas algo realmente descarado? Siempre te quedará el Honda Civic Type R 2017 de esta prueba. Pero hoy nos vamos a centrar en viajar en familia. Y ser el circo rodante cada día que vayas a por tus hijos al colegio tampoco es buena idea.
La silueta del Ford Focus ST Sportbreak destaca por sus líneas elegantes ya mostradas en las variantes normales que, en esta ocasión, se ven complementadas con unas llantas de 18 pulgadas —gracias por no montar algo más monstruoso, Ford— y unos paragolpes y spoiler trasero de diseño específico lo suficientemente agresivos como para que cualquiera que se plante ante él pueda intuir que encuentra ante algo más deportivo de lo normal. Aunque sin estridencias, claro.
Así es el interior del Ford Focus ST Sportbreak
Una vez acomodado en el asiento del piloto —a la derecha. Una sensación extrañísima— puedo comprobar que las sensaciones transmitidas por el cascarón de esta unidad de la prueba del Ford Focus ST Sportbreak 2019 se ven replicadas en su habitáculo: la discreción es la tónica dominante aquí dentro y sólo unos deliciosos asientos firmados por Recaro aptos para tallas más grandes que las grandes —no me han diagnosticado gigantismo porque me da pereza ir al médico, ya te lo digo—, un juego de pedales metálicos y un volante con un tacto y grosor algo más deportivos delatan su especial condición. Hasta que lo arrancas, claro.
¿Te preguntas cuántos trastos podrían caberte en su maletero para irte de viaje con toda tu familia a bordo? Toma nota: ahí detrás pueden colocarse hasta 608 litros de carga, que es una cifra bastante razonable teniendo en cuenta que son tres más que los que ofrece un Volkswagen Golf en su versión Variant… y casi 21 más que los de su rival español. En serio.
Prueba del Ford Focus ST Sportbreak: ¡en marcha!
Hasta yo me he aburrido de tanta palabrería, así que vamos a lo importante: descubrir cómo de bien han hecho las cosas los del sello norteamericano a la hora de crear el juguete perfecto para quienes necesitan llevar consigo miles de juguetes. ¿Has visto la película de Origen? Pues algo así. Pero mucho más fácil de entender sin necesitar tomar ansiolíticos tras haber tratado de seguir el hilo.
Lo primero que llama mi atención cuando pongo en marcha el bloque de cuatro cilindros y 2,3 litros es su sonido: resulta ligeramente más ronco de lo que cabría esperar y se agradece sentir cómo los 280 CV y 420 Nm de par te recuerdan que, cuando los necesites, estarán esperándote bajo el pedal derecho. “Hay varios modos de conducción”, nos comenta el monitor que nos explica la ruta. “Teniendo en cuenta cómo está el día, podríais empezar por el…”. Sport, amigo. Sport.
Salimos de la central de M-Sport —donde he podido ser copiloto de un Fiesta WRC por un día— y ponemos rumbo a… donde quiera que nos estuviera dirigiendo el navegador. Podría ir de superconductor —como el estaño— y decirte que rápidamente busqué las carreteras más espectaculares del mapa, pero sería una burda mentira: precisé algunos minutos para habituarme a conducir en “modo espejo” y no destrozar una llanta contra el primero de los trillones de bordillos que los ingleses acostumbran a colocar en los límites de sus carreteras secundarias. Afortunadamente, pronto nos desviamos hacia trazados mucho más revirados y puedo concentrarme en divertirme al volante. Y de eso el Focus ST Sportbreak de esta prueba sabe mucho.
Aunque no rebasa la frontera de los 300 CV como ya han hecho bastantes de sus rivales, el corazón del Focus empuja con decisión desde bien abajo y le permite firmar unas cifras más que buenas: tan sólo necesita 5,8 segundos para completar el 0-100 y puede alcanzar los 250 km/h de velocidad punta. Más que suficiente si lo que deseas es provocarle un infarto a tu suegra de camino a Torrevieja.
Entre curvas su comportamiento es noble y predecible, con una zaga que, gracias a un voladizo mayor, se muestra más aplomada que en su variante de cinco puertas. Aunque la prueba a la que lo he sometido no ha sido todo lo intensa que me hubiera gustado, me ha quedado claro que a la hora de calcar el comportamiento de su versión “corta” nadie ha sabido dar en el clavo como SEAT. Pero espera...
A medida que pasan los kilómetros empiezo a abusar un poco más de lo recomendable de su equipo de frenos y de su tren delantero a la salida de unas curvas que, en según qué zonas, están completamente anegadas de agua gracias a un aguacero de los que hace semanas no se veían por aquí a tenor de los comentarios de los lugareños. Y la respuesta del coche es sobresaliente. Siempre puedes contar con que hará exactamente lo que le pidas y, además, te permitirá ciertas licencias —o meteduras de pata, como quieras llamarlo— sin que los paneles de su carrocería terminen dándole un abrazo realmente fogoso a un guardarraíl.
Antes de poder darme cuenta es hora de cambiar los papeles con mi compañero durante la presentación, y la sensación de ambos es la misma a nuestra llegada a Cockermouth: la confianza que aporta el Ford Focus ST Sportbreak 2019 de esta prueba es tal que nos ha permitido rodar a un ritmo realmente alegre con él incluso en un terreno poco habitual para nosotros como es Inglaterra. Con todo el mundo empeñado en conducir en sentido contrario. Y eso es brutal. ¿Aburrido de los compactos picantones de siempre? Date una oportunidad con el ST. No te vas a arrepentir…
Hola, estoy pensando en adquirir un de estos, pero estoy con dudas. El motor lo conozco es una maravilla, el cambio y direccion muy bien, pero No hablas del tarado de suspension, es muy dura? Es deportiva pero filtra bien? No lleva la suspension adaptativa este sportbrake.
Un analisis muy superficial, me quedo igual que amte de leer-lo.