Bugatti

Bugatti y sus novedades siempre despiertan una gran expectación: sin duda, es una de las marcas de coches más especiales del mundo, también, probablemente, la más exclusiva e inaccesible. Su renacimiento, bajo el paraguas del Grupo Volkswagen, la hizo renacer a base de la tecnología más asombrosa del mercado: coches como el Bugatti Veyron y el Bugatti Chiron ya han pasado a la historia. Sin duda, su pasado, su presente y su futuro es brillante.

Historia de Bugatti

Ettore Bugatti nace en Milán el 15 de septiembre de 1881, en el seno de una familia rodeada de arte. Mientras que sus hermanos optan por trabajos más artísticos, Ettore es un apasionado de la mecánica y de la ingeniería y con apenas 17 años fabrica su primer coche, el Bugatti Type 1, diseñado por Ettore y fabricado por Prinetti & Stucchi. Es el primer trabajo de Ettore Bugatti pero no se puede considerar el primer coche de la marca, que no llegaría hasta 1910.

Bugatti Type 10

Bugatti, bien financiado por su padre, empieza a desarrollar diferentes prototipos, consiguiendo llamar la atención de diferentes industriales, como por ejemplo el Baron de Dietrich, que le ofrece trabajo en su fábrica de Alsacia. Si muchos os preguntáis por qué el fundador de la marca, siendo italiano, terminó en Francia, debéis entender que fue por culpa de Dietrich, un noble de origen francés que ya producía vehículos desde 1896 y que tenía una fábrica en Alsacia, que en esa época pertenecía a Alemania.

Bugatti trabaja con Émile Mathis, con quien entablan una buena relación: ambos abandonan De Dietrich en 1904 para producir sus propios automóviles. El invento no termina de cuajar y Ettore va realizando diferentes proyectos para terceras marcas, como Deutz o Peugeot. Pese a ser italiano, Ettore se siente cómodo trabajando en Alsacia y en 1909 funda en Molsheim Automobiles E. Bugatti. Las novedades de Bugatti no tardarían en llegar: apenas un año después, lanza su primer modelo, el Type 13.

Bugatti Type 13

Sin duda, un modelo clave para la marca, ya que es el primero y sobre el cuál se irá desarrollando la marca durante su primera década. A su alrededor, surgen diferentes versiones, como el Type 15, el 17, 22 o 23. Todos ellos son vehículos ligeros, pensado para tener un gran comportamiento dinámico y unas buenas prestaciones en el mundo de la competición, pese a contar con un pequeño motor de cuatro cilindros y 1.368 cc.

Felices años 20: novedades de Bugatti

La marca evoluciona y sin duda los años 20 son los mejores de la compañía. En 1924, en el Gran Premio de Lyon, se presenta la gran novedad de Bugatti: un coche de carreras que pasaría a la historia. El Bugatti Type 35 está basado en el Type 13 Brescia el concepto es muy similar: ligereza, dinamismo y prestaciones. Además, fue un éxito de ventas, con varios cientos de ejemplares producidos.

Bugatti Type 35

Bugatti se hizo grande en el mundo de la competición, consiguiendo ser la marca dominante a mediados de los años veinte: fue la primera marca en ganar un Gran Premio de Mónaco, en su primera edición de 1929. También se conquista la Targa Florio de manera consecutiva entre 1925 y 1929: nombres como Jean-Pierre Wimille, Pierre Veyron o Louis Chiron fueron clave para el éxito en la competición.

Bugatti: lujo y prestaciones

Con el paso del tiempo, Bugatti diversifica su oferta y decide empezar a fabricar coches de lujo. Los ligeros y pequeños superdeportivos de la época dejan paso a grandes vehículos de altísima gama para la burguesía. Hay ciertos coches que incluso pueden competir con Rolls-Royce a nivel de lujo, pero sin duda, donde más a gusto se siente la marca es en lo que podríamos considerar como Gran Turismo. Coches como el Type 44, el 46 o el más exitoso, el Bugatti Type 57.

Bugatti Type 57 SC Atlantic

La imagen de Bugatti se ganó en las carreras, pero fueron estos coches en la década de los años 30, marcados por una mezcla entre lujo, prestaciones y carácter deportivo fueron los que le marcaron para siempre. El Bugatti Veyron y el Bugatti Chiron se pueden considerar sustitutos de ese emblema: máxima tecnología, prestaciones de infarto y un lujo de altísimo nivel.

Decadencia de Bugatti

El 11 de agosto de 1939 fallece Jean Bugatti, el hijo de Ettore y el que debería haber continuado con el negocio, en un fatídico accidente con un Bugatti Type 57 de pruebas cerca de la fábrica de Molsheim. En los años 30 Bugatti también entra en la producción de motores de avión y de elementos industriales pesados, como el Autorrail, un tren automotor del cual se produjeron 88 ejemplares.

La Segunda Guerra Mundial dejó en ruinas la fábrica de Molsheim, bajo poder alemán, y se busca fabricar una nueva fábrica cerca de parís. Tras la guerra, la compañía planea un nuevo modelo, el Bugatti Type 73, con su versión de calle y su versión de carreras. Lamentablemente, solamente consiguen llegar a producir cinco ejemplares, bajo una gran dificultad financiera y de suministros en una época de post-guerra realmente complicada.

Ettore Bugatti muere el 21 de agosto de 1947 y la empresa poco a poco va decreciendo su actividad: el Salón de París de 1952 vio la última presencia pública de un Bugatti en un evento de primer nivel. Ese mismo año, la compañía anuncia el cese de las actividades. El sueño de Ettore duró 42 años, pero lo que había creado no moriría en el olvida. Afortunadamente.

Bugatti Automobili S.p.A.

En 1987, Romano Artioli, un empresario italiano, compra la marca y sus derechos de producción con un objetivo: renacer la marca con un nuevo superdeportivo. Para ello, fabrica una nueva factoría en Campogalliano, cerca de Módena, y contrata a lo mejor de lo mejor para llevar a cabo el proyecto: Paolo Stanzani y Marcello Gandini, padres del Lamborghini Miura y del Countach, se ponen al frente.

Bugatti EB110

El resultado es el Bugatti EB110, una bestia que utiliza la más moderna tecnología, con chasis de fibra de carbono reforzada con polímeros y un motor V12 con cuádruple turbo. El coche se presenta por todo lo alto en París, exactamente 110 años después del nacimiento de Ettore. Su producción dura cinco años, desde 1991 hasta 1995 y apenas se fabrican 139 ejemplares. Se desarrollan ejemplares de calle y versiones de carreras, que incluso llegaron a competir en las 24 Horas de Le Mans de 1994.

Fue un buen intento de resurrección, aunque lo mejor estaba por llegar: en 1998 la marca es adquirida por Volkswagen. El empeño obsesivo de Ferdinand Piech, mandamás del imperio alemán, es claro: ¡quiere fabricar el coche más rápido y tecnológicamente más avanzado del mundo!