Cuando la firma italiana presentó por primera vez el California a finales del año 2008 sorprendió a todo el mundo con un automóvil que contaba con soluciones técnicas nunca antes vistas en Ferrari. Fue el encargado de abrir un nuevo capítulo para los de Maranello y marcó tendencia con su techo rígido escamoteable (el primero en un Ferrari de producción si exceptuamos ediciones especiales como el Superamerica), con su motor de inyección directa y con su caja de cambios automática de doble embrague.
No te pierdas: Probamos el Mercedes-AMG GT S
Si en su primera edición el California ya fue todo un ‘rompe moldes’, más de lo mismo podemos decir del Ferrari California T que probamos hoy. Tiene el honor de ser el primer ‘cavallino’ que emplea un motor turbo desde el icónico Ferrari F40. El California T marca el inicio de una nueva etapa para la firma, que al igual que la inmensa mayoría de fabricantes del mercado, está abandonando paulatinamente los propulsores atmosféricos en favor de otros sobrealimentados más eficientes y sobre todo, más cumplidores con la estricta normativa anticontaminación.
Y es que tras la introducción del California T de la prueba, los italianos han presentado otros dos modelos con motor V8 turboalimentado, el Ferrari 488 GTB y el Ferrari 488 Spider (que sustituyen al 458 Italia y al 458 Spider, respectivamente), por lo que ahora todos los V8 de la marca son turbo. Algunos aficionados no ven con buenos ojos el abandono de los propulsores aspirados, pero tendrán que acostumbrarse. Tiene toda la pinta de que han llegado para quedarse, al menos entre los modelos más ‘asequibles’, pues sabemos que los V12 de Ferrari continuarán siendo atmosféricos.
Una vez dicho esto, comprenderás las ganas que teníamos de probar el Ferrari California T. Pasar unos días con un Ferrari cualquiera ya emocionaría a muchos, así que imagínate si además no se trata de un ‘cavallino’ cualquiera, valga la redundancia, como es el caso de la unidad que amablemente nos cedió Cars Gallery, concesionario oficial de Ferrari en Barcelona y Valencia. Es un vehículo que promete mantener la característica respuesta instantánea de los motores atmosféricos de la marca y amplificarla gracias a la acción de sus dos turbos. Veamos si cumple.
Antes de contaros cómo va el nuevo motor y las sensaciones que transmite, te voy a hablar de qué cambios presenta el Ferrari California T con respecto al modelo que introdujeron en el 2008. Está claro que este último tenía algo más de personalidad gracias a que contaba con detalles únicos entre los automóviles de la firma, como las características salidas de escape colocadas en diagonal una encima de la otra (aquí tienes una fotografía). Pero hay que reconocer que ahora es todavía más atractivo, con unas líneas más puras y limpias.
Sus proporciones son como las de todos los Gran Turismo de Ferrari con motor delantero, con un capó alargado, una marcada línea de cintura que comienza en las aletas delanteras y que se prolonga hasta la zaga y un habitáculo muy retrasado que prácticamente descansa sobre el tren posterior. La carrocería, fabricada en aluminio, juega con formas cóncavas y convexas. El frontal me recuerda mucho al del Ferrari F12berlinetta, pero a diferencia de este, las dos entradas de aire que hay en los extremos del paragolpes no se utilizan para refrigerar los frenos, su función es la de garantizar el flujo de aire para los intercoolers. Los discos delanteros se refrigeran gracias a unas entradas ubicadas en los bajos del coche, que por cierto, están completamente carenados y cuentan con un generoso difusor que aumenta el apoyo a altas velocidades sin que ello perjudique la resistencia aerodinámica.
También cambia el capó, el nuevo California T abandona la entrada de aire que tenía su antecesor en el centro del mismo (imagen) en favor de dos salidas de ventilación ubicadas en una posición muy retrasada, que ayudan a disipar parte del calor que genera su motor V8. Las novedades se completan con un paragolpes trasero rediseñado, que aloja cuatro salidas de escape y dos salidas de aire en sus extremos, unos grupos ópticos actualizados y posicionados de forma que reducen la sensación de altura de la zaga.
Lo cierto es que no sabría decir cómo me gusta más el Ferrari California T, si descapotado o con la capota cerrada, lo que dice mucho del trabajo realizado por los chicos del Ferrari Styling Center en colaboración con Pininfarina. La combinación de colores de la unidad que nos dejaron para la prueba, rematada en Blanco ‘Avus’ y con el pilar A y el techo acabados en Negro ‘Pastello’, hace que tomar esta decisión sea todavía más difícil. Lo bueno es que para pasar de conducir un esbelto coupé a un descapotable tan solo tenemos que presionar un botón y esperar 14 segundos, que es el tiempo que emplea la capota para abrirse o cerrarse por completo.
Presiono el botón de apertura de la clásica llave del California T (no tiene posibilidad de equipar un sistema de acceso ‘manos libres’), abro la puerta y accedo al habitáculo. Lo primero que llama mi atención no es su diseño o el característico tapizado de cuero cosido a mano que cubre el interior, lo que más me sorprende es que me he subido sin tener que realizar ningún esfuerzo, ¡qué fácil es entrar y salir de este Ferrari! Una vez acomodado en los fantásticos asientos eléctricos Daytona opcionales, descubro la presencia de las dos grandes novedades que incorpora en su interior: el nuevo sistema multimedia con navegador y el reloj que informa sobre la actividad de los dos turbocompresores.
Este último, denominado Turbo Performance Engineer (TPE), se sitúa entre las dos salidas de aire que coronan la parte central del salpicadero. Incluye un pequeño display que nos proporciona información de interés, como la presión de soplado de los turbos o la eficiencia con la que están trabajando, pero lo más curioso quizá es la peculiar forma con la que se maneja: para pasar de una función a otra únicamente deberás tocar la esfera que rodea la pantalla, no hay ningún botón al uso.
Y si te gusta saber qué es lo que está sucediendo con el motor, en el Ferrari California T de la prueba, además de esta pantalla, tienes a tu disposición otra ubicada a la izquierda del cuadro de mandos que proporciona datos como la temperatura y la presión del aceite, el estado de los controles de tracción y de estabilidad (que se manejan con facilidad y rapidez desde el ‘manettino’ del volante) o la autonomía, por poner algunos ejemplos. Además, el California T cuenta como novedad con un volante similar por concepto al que estrenó en su momento el Ferrari Enzo y que posteriormente fue introducido en el 458 Italia, desde el que se manejan todas la funciones que habitualmente realizamos con las palancas situadas tras el aro, como activar los intermitentes, los faros o el limpiaparabrisas.
Llegó el momento de que el V8 cobre vida y lo que es más importante, de comprobar si mantiene la respuesta y el sonido del que han hecho gala los últimos motores atmosféricos de Ferrari. Para ello, hay que introducir la llave en el contacto y presionar el botón de arranque que está ubicado en el volante. Una vez hecho esto, un ‘rugido’ muy familiar inunda el habitáculo y hace que los pocos despistados que no se habían percatado de la presencia del coche se giren para ver qué es lo que les ha perturbado (es lo que tiene el sistema de escapes deportivos opcional que monta esta unidad). Al menos al ralentí la cosa promete, veamos qué pasa cuando nos ponemos en movimiento.
Tiramos de la leva derecha para engranar la primera marcha y presionamos el botón ‘Auto’ ubicado en el túnel de transmisión para tomar el control de la caja de cambios (por defecto arranca en modo automático). A pesar de que los fluidos todavía no han alcanzado su temperatura óptima de funcionamiento, la marcha se inicia con suavidad y los cambios se suceden de forma solo perceptible por el sonido que llega de los escapes.
Circulando a baja velocidad por ciudad, me aproximo a uno de los muchos socavones que inundan nuestras carreteras e inconscientemente, preparo mi cuerpo para recibir un ‘golpe’. Pero nada más lejos de la realidad. Gracias a los nuevos amortiguadores magnéticos regulables y al empleo de un ordenador y unos sensores más efectivos, esto no sucede. De hecho, su confort de marcha es una de las características que más me ha sorprendido de este descapotable, filtra las irregularidades de la calzada sorprendentemente bien pese a que calza neumáticos de perfil bajo montados sobre llantas forjadas de 20 pulgadas de diámetro (opcionales). En este sentido, me ha parecido mejor que vehículos como el Audi R8 Spyder que probamos hace unos meses.
Una vez que salimos de la zona urbana, llega el momento que todo el mundo espera cuando se sube a un coche de estas características, el de pisar el pedal del acelerador hasta la moqueta. La primera vez que hice esto durante la prueba del California T, si nadie me hubiera dicho que tenía un motor sobrealimentado no me habría dado cuenta. Vale, la ‘patada’ que pega por debajo de las 4.500 vueltas ya te puede servir de pista, pero esto se te olvidará conforme vaya ganando revoluciones y estirándose hasta superar las 7.500 revoluciones por minuto, momento en el que alcanza la potencia máxima, un régimen más habitual entre los atmosféricos que entre los propulsores turboalimentados.
Esto se debe a que el motor V8 de 3.855 cc del Ferrari California T emplea dos turbocompresores de doble entrada (Twin-Scroll) que garantizan una respuesta lineal desde la parte baja del cuentavueltas, contribuyendo en el proceso a eliminar el retraso en la respuesta de acelerador que habitualmente asociamos a mecánicas con este tipo de alimentación. La facilidad con la que gana velocidad es sorprendente, como demuestran las cifras de prestaciones: de 0 a 100 km/h en 3,6 segundos y de 0 a 200 km/h en tan solo 11,2 segundos. Para poner este último dato en perspectiva, decir que el Ferrari Enzo de 660 CV necesitaba solo un segundo menos para llegar a los 200 km/h.
Cuando exigimos al motor del California T, con cada cambio de marcha nos alegra los oídos con ‘petardazos’ provenientes del sistema de escape, que también se producen, aunque en menor medida, cada vez que levantamos el pie del acelerador. Suena francamente bien, quizá no tanto como los mejores V8 atmosféricos de la marca (véase el Ferrari 458 Speciale o el 458 Speciale A), pero la diferencia desde luego no es para alarmarse. Te garantizo que seguirás acelerando para escuchar cómo suena cada vez que pases por debajo de un puente o cada vez que te metas en un túnel.
Para ilustrar la prueba del California T realizamos una sesión de fotografía que me ‘obligó’ a pasar un buen puñado de horas sentado a bordo de este Ferrari, pero me bajé de él completamente fresco, lo que dice mucho del confort que brindan sus asientos y la mencionada suspensión. Es un coche que se puede utilizar perfectamente a diario salvo que para ti sea un problema ser el centro de atención. Además, aunque todavía no lo he mencionado, hay que recordar que tiene dos pequeños asientos adicionales en la parte trasera que pueden servir para llevar niños e incluso adultos, aunque estos últimos seguro que no querrán pasar mucho tiempo ahí.
Cuando alguien baraja la posibilidad de adquirir un vehículo de estas características, lo último en lo que piensa es en el consumo de combustible. Tanto es así que el Ferrari California T ni siquiera tiene un indicador de gasto medio o instantáneo, únicamente da información sobre la autonomía restante. Según los datos oficiales, consume un 15% menos que su antecesor, con una media combinada de 10,5 litros por cada 100 kilómetros. En la práctica gasta algo más, pero aun así parece poco para las prestaciones que ofrece. Y si lo vas a usar habitualmente en ciudad, siempre puedes añadir la opción denominada ‘High emotion Low emision’, que suma el sistema Start/Stop (este es el primer Ferrari que puede montar este dispositivo) y distintas modificaciones para reducir el gasto de carburante.
Nuestra primera experiencia con el modelo que representa el inicio de la nueva era turbo de Ferrari no podía haber sido más satisfactoria. Nos ha gustado prácticamente todo, desde su comportamiento, dinámico pero sin renunciar al confort, hasta la respuesta de su motor, lineal y contundente. Pero como todo en esta vida, también tiene sus pegas y en este caso la principal y más evidente es su precio y el del equipamiento opcional. Es el Ferrari que vale para todo pero no es el Ferrari para todos, pero claro, si esto no fuera así quizá ya no sería lo mismo.
Fotos: Raúl Salinas | Automotive Photography