Siempre que pruebo un Ferrari me pasa lo mismo: el cosquilleo en el estómago es tan fuerte que no acabo encontrando las palabras exactas para describir lo que te hace sentir una máquina del Cavallino. He probado deportivos de todo tipo, pero un Ferrari, creedme, siempre es diferente.
La de hoy, además, es una prueba especial por varios motivos. Este Ferrari F8 Spider será el último de su especie en Maranello. No está confirmado, obvio, pero algo me dice que es más que probable que la futura berlinetta descapotable no llegará con su gran V8 colocado a espaldas del conductor.

Los italianos flirtean cada vez más con la hibridación y los motores eléctricos, y la llegada del Ferrari 296 con su V6 y tecnología Plug-In Hybrid no es más que la constatación del viaje sin retorno que ya han iniciado.
Así, que, con esa idea martilleándome la cabeza, me subo a un F8 Spider que me recibe con un espectacular color amarillo y piezas de carbono por doquier. Como sabes, es la evolución del Ferrari 488 Spider: un mismo concepto, pero con más caballos y más pasión en sus tripas. El poderoso V8 biturbo de 670 CV de la última berlinetta cabrio ha aumentado su fuerza en 50 CV hasta llegar a los 720, un bloque nombrado mejor motor deportivo del año hasta en cuatro ocasiones. Poca broma…
Luego lo analizaré como se merece, pero primero toca deleitarse con cada detalle de una carrocería esculpida por el mismísimo Flavio Manzoni. Como en el (prueba) Ferrari F8 Tributo, lo principal del frontal son sus faros horizontales que rompen de raíz con los anteriores que iban colocados longitudinalmente. Si haces memoria, el F430 fue el que inauguró esa mirada vertical, que ha evolucionado hasta el 488 GTB.
Por otra parte, uno de los sistemas aerodinámicos más revolucionarios introducidos por el 488 Pista, el conducto F-Duct, encuentra su sitio en este F8 Spider con una elegancia aplastante: a altas velocidades, el aire que lo atraviesa hace que el morro se pegue más y más al suelo para ofrecer un mayor grip en el eje delantero y decir así ¡adiós al subviraje!
PRUEBA: Ferrari 488 Pista
Me encanta cómo Ferrari esculpe sus creaciones y se alía con el aire para ganar carga aerodinámica. Y lo hace sin recurrir a enormes alerones que empañen la elegancia de su silueta. El diseño siempre es limpio y fluido.
¿Y la capota? Es dura y tarda 14 segundos en dejarte con el cielo por montera, el mismo tiempo para hacer la operación al revés. El movimiento es rápido y muy silencioso y lo puedes hacer en movimiento hasta 45 km/h.
Luego, en la trasera, este Ferrari F8 Spider de la prueba es simplemente brutal y recupera el guiño a los grandes Cavallinos del pasado, con esos cuatro pilotos redondos tan característicos. En la parte baja, vas a encontrar la doble salida de escape, el enorme difusor y una anchura descomunal. Si la parte delantera impone, la verdad es que la zaga es espectacular.
Llantas, neumáticos y frenos ponen la guinda al exterior. Nada de lo que es capaz de hacer este Ferrari sería posible si no fuera por su equipo de frenos y los enormes neumáticos que monta. Con unos discos carbocerámicos (de serie) que miden 398 mm de diámetro en el eje delantero y 360 en el trasero, este Cavallino tiene un potencial de detención extraordinario. Las llantas son de 20 pulgadas y dan soporte a unos neumáticos de medida 245/35 delante y 305/30 detrás firmados por Pirelli (son los P Zero Corsa).

Ya en el interior, la atmósfera es igualmente especial, aunque a nivel de novedades hay menos de lo que hablar. Me refiero a que no cambia demasiado con respecto a un 488. El volante sí es de nueva factura: es más pequeño (todo un acierto, hay que decirlo) y también hay que apuntar unos nuevos asientos deportivos que son simplemente brutales por lo bien que recogen tu espalda y te transmiten las reacciones del coche. En opción sigues teniendo la posibilidad de añadir una pantalla táctil de 7 pulgadas y se mantiene el cuentarrevoluciones analógico en el centro.
Arranca la orquesta sinfónica de Maranello
Ha llegado el gran momento. ¡Demos vida al enorme V8 que duerme a mis espaldas! Aprieto el botón rojo del volante y el ruido que llega a mis oídos me provoca la primera sonrisa. A pesar de la sobrealimentación, estos ocho pistones son capaces de fabricar un sonido que te pone los pelos de punta siempre… Es una auténtica pasada.
PRUEBA: Ferrari 250 GTO
El bloque es 18 kilos más ligero que su antecesor, el del 488 Spider, porque se han utilizado algunas de las soluciones de aligeramiento del 488 Pista (los colectores del escape son Inconel y llegan del Ferrari 488 Challenge, lo que ya supone un ahorro de 9,7 kg).

Junto con la potencia, el par máximo también ha aumentado hasta los 770 Nm (disponibles a 3.250 rpm) y como suele ser habitual en Ferrari, destaca por la casi total ausencia del turbo lag, es decir, casi no hay retardo en la respuesta en cuanto acaricias el acelerador (y además, da igual en la marcha que vayas).
En cuanto al chasis, la plataforma sobre la que va montado este deportivo de la prueba, el Ferrari F8 Spider, es una evolución de lo que ya conocemos hasta ahora. Digamos que es como un 488 Spider, pero con soluciones del 488 Pista Spider. Dicho de otra forma: tenemos toda la efectividad y equilibrio del primero, pero a la vez todo el rendimiento y radicalidad del segundo. La fórmula es redonda.
Para empezar a rodar con un F8 en condiciones de seco, es recomendable hacerlo con el Manettino en la posición ‘Sport’. De esa forma tienes un coche perfecto: es fácil de conducir, te exige lo justo al volante (vas a tener todas las ayudas electrónicas a tu disposición para que no tengas ni un solo susto), pero te garantizas unas reacciones muy vivas en todo momento.
Lo único que tienes que tener siempre presente en tu cabeza es que el motor es una bestia de 720 CV, que empuja una barbaridad independientemente de la marcha en la que vayas y que tienes que estar muy atento para gestionar la velocidad y que no se te acumule el trabajo a la hora de frenar.
PRUEBA: Ferrari 812 Superfast
Lo bueno es que si te pasas con el pie derecho siempre tienes a tu disposición a los mejores ángeles de la guarda que no son otros que los enormes discos de carbono, dosificables hasta el extremo y con un mordiente tan alto que enseguida ganas confianza para apurar y retrasar cada vez más la frenada. Puedes hacer un uso despiadado, que siempre están ahí con el mismo tacto de pedal.

¿Quieres más? Activa al modo RACE y empieza a concentrarte de verdad en lo que vas a hacer y en tus decisiones, porque la respuesta es más fuerte, todo se tensa, las suspensiones se vuelven más firmes y el binomio cambio/motor te hace perder la cabeza. En otras palabras: el mundo empieza a viajar a una velocidad que tus sentidos no van a saber administrar.
Lo más llamativo: la dirección va a seguir ofreciendo un tacto (desde mi punto de vista) excesivamente suave y casi diría que impropio de un superdeportivo. Gira demasiado fácil, con muy poco esfuerzo, aunque eso no quiere decir que no sea rápida: lo es y mucho. Pero el feedback de un (prueba) Porsche 911 Turbo S se acerca más a lo que quiero y necesitas cuando empiezas a ir rápido de verdad y empiezas a buscar los límites (quieres la máxima información en tus manos).

Lo cierto es que con el paso de los kilómetros te acabas adaptando y le coges el rollo. No es algo excesivamente grave (aunque sí a mejorar). Pasan las curvas y empiezas a actuar sin pensar: frenas, liberas presión, giras y, con el coche recto, aceleras de nuevo, todo con una armonía total. La capacidad de tracción sorprende y la caja de cambios va subiendo y bajando marchas con una obediencia total. La experiencia de conducción no puede ser más sublime. Conducir un Ferrari a ritmos elevados es crear arte sobre la carretera (por muy cursi que me haya quedado esto, eso así).
PRUEBA: Ferrari LaFerrari
Al final, esta máquina endiablada y tú entráis en una perfecta sintonía, llega ese momento en el que sientes cómo todo fluye, notas cada metro de asfalto, encuentras la trazada ideal sin esfuerzo… Percibes la fuerza bruta de lo puramente mecánico, de un V8 dando lo mejor de sí mismo a 8.000 vueltas sin ayudas, ni baterías de por medio.
Termina esta prueba del Ferrari F8 Spider y despedirse de un coche así no es fácil (ya lo debes suponer). Hay pocas marcas que te hagan sentir tan especial al volante de una de sus máquinas. La de Maranello lo hace de forma sublime.

Gracias por haber hecho posible este F8 Spider, quizá la última berlinetta descapotable sin electrificar y con un V8 aullando en tu nuca.
Ficha técnica Ferrari F8 Spider |
Motor |
Cilindrada |
3.902 cc |
Cilindros |
8 en V |
Potencia máxima |
721 CV / 7.000 rpm |
Par máximo |
770 Nm / 3.250 rpm |
Alimentación |
Tipo |
Inyección directa. Turbo |
Transmisión |
Caja de Cambios |
Automático, 7 marchas
Doble embrague |
Tracción |
Trasera |
Suspensión |
Delantera |
Paralelogramo deformable
Resorte helicoidal |
Trasera |
Paralelogramo deformable
Resorte helicoidal |
Frenos |
Delanteros |
Discos carbocerámicos
398 mm |
Traseros |
Discos carbocerámicos
360 mm |
Dimensiones |
Longitud |
4.611 mm |
Anchura |
1.979 mm |
Altura |
1.206 mm |
Distancia entre ejes |
2.650 mm |
Maletero |
Volumen |
200 litros |
Peso |
Peso |
1.475 kg |
Prestaciones |
Velocidad máxima |
340 km/h |
Aceleración 0-100 Km/h |
2,9 segundos |
Consumo
(WLTP) |
Combinado |
n.d. |
Velocidad baja |
n.d. |
Velocidad media |
n.d. |
Velocidad alta |
n.d. |
Velocidad muy alta |
n.d. |
Emisiones |
Emisiones de CO2 |
300 g/km Euro 6 |
Precio |
Precio oficial |
n.d. |