Aunque solo sea por curiosidad, hacer la prueba del Mercedes GLB 250 4Matic me llamaba muchísimo la atención. La gama del fabricante de Stuttgart es la más amplia de todo el mercado. Tiene modelos para aburrir. Entonces, ¿cómo diablos había encontrado un hueco nuevo? Además, para un SUV. El mercado está saturado de ellos, pero en Mercedes creen que todavía hacía falta uno más.
Y aquí estamos con el pastel. Un pastel bastante dulce, por otra parte. Porque lo cierto es que este coche es un caramelo. Uno de esos vehículos que te permiten hacer prácticamente de todo. Además, está bien hecho. Pero claro, todo esto tiene la misma pega que suele aparecer siempre: el precio. Una tarifa que te hará plantearte ciertas cosas. Pero déjame que siga avanzando y te cuente por qué me ha gustado tanto…
Casi un GLC por medidas, pero con un aspecto diferente
Agárrate a la silla, porque te va a sorprender (o no) lo que te voy a decir: el Mercedes GLB de esta prueba tan solo mide 3 cm menos de longitud que todo un GLC. En efecto. 4,63 m, por 1,83 de ancho y 1,66 de alto. Por su parte, la batalla es de 2,83 m. No por nada tiene la capacidad de albergar hasta a siete pasajeros en su habitáculo, si bien nuestra unidad no cuenta con esa posibilidad.
Su imagen está más cerca de la de un todoterreno que de la de un SUV. Principalmente porque a primera vista sus formas resultan incluso intimidantes. Tan cuadrado, tan robusto… Ahora bien, si te acercas verás que todo está muy cuidado y mirándolo en detalle es más redondeado de lo que parecía en un principio. Ni siquiera la línea de cintura está demasiado marcada. Un diseño fluido desde cerca y fornido desde lejos.
En cualquier caso, tiene las señas de identidad de todo Mercedes moderno. La parrilla frontal es muy grande y la estrella está incrustada en el medio. Su firma luminosa LED es reconocible y se asemeja a la de otros coches de la marca alemana. Y los pilotos traseros son rojos y se adentran en el portón del maletero. Me llama mucho la atención que los tiradores de las puertas sean mitad cromados y mitad pintados en el color de la carrocería.
Cabe destacar, además, que nuestra unidad en esta prueba del Mercedes GLB incorpora el paquete y la línea AMG Line, lo que significa que incorpora algunos elementos que le dan mucho ‘rollo’. Como por ejemplo varias partes en negro, como un difusor trasero o las barras de techo, o unas llantas de aleación negras de cinco radios y 19 pulgadas de diámetro. Muy bonito, pero entre ambos son más de 2.500 euros.
Está claro: por dentro es un Mercedes
Si hay algo que llama la atención en la nueva generación de coches de Mercedes es el sistema de infoentretenimiento MBUX. Además de disponer del mejor reconocimiento de voz del mercado, se caracteriza por incluir dos pantallas de hasta 10,25 pulgadas unidas. Una para la instrumentación, que no tiene la clásica ‘visera’, y la otra para el sistema de infoentretenimiento.
Esta última se puede manejar de manera táctil, por voz o desde una superficie táctil que hay en el lugar en el que normalmente se sitúa el cambio de marchas. Cuando ejecutas una acción vibra, así que la respuesta en ese sentido es muy buena. Y el sistema es intuitivo, tiene buenos gráficos y funciona con fluidez. Por cierto, la palanca del cambio automático está en donde normalmente nos encontramos con los mandos del limpiaparabrisas. Cuestión de acostumbrarse.
El volante también aglutina un buen número de botones de control. Los físicos se centran en el sistema de audio Burmester, de gran calidad, y en los encargados de controlar el control de crucero. Además, hay dos pequeños cuadrados táctiles, uno a cada lado. Con el de la izquierda puedes personalizar el cuadro de instrumentación, relojes incluidos, y con el otro dominas el sistema de infoentretenimiento.
Un volante que resulta muy cómodo por el grosor del aro, aunque peca de ser algo duro. Uno de BMW o incluso de Ford con el acabado ST Line está más acolchado. Por otro lado, los asientos deportivos del paquete AMG son cómodos y están forrados en Alcantara, aunque en los laterales hay símil de cuero. Son regulables elétricamente en casi todos los parámetros que puedas imaginar, y hay una ‘bandeja’ estirable en la banqueta para contar con un mayor apoyo para las piernas.
La calidad de fabricación de todos los componentes es de notable, ya que predominan los materiales con buen tacto y mullidos. Eso sí, en mi opinión siguen estando un pequeño escalón por debajo de la solidez de construcción de Audi y de la nueva generación de BMW. Pero el hecho de que el interior de las puertas esté forrado en Alcantara y de que haya mucho cuero, e incluso símil de aluminio, le da muy buen aspecto. Pero el negro piano sobra.
Un coche con una muy buena vida a bordo
El espacio es superlativo. Los huecos que hay en la cabina pasan por los típicos de las puertas, en el reposabrazos central, un doble portavasos con un compartimento para el teléfono móvil y una guantera muy generosa. Además, hay una toma de 12V al lado del portavasos y también enchufes de carga para dispositivos móviles de tipo USB C.
La parte trasera también es muy grande, con una anchura superior a la media y una amplitud para piernas y cabeza de sobresaliente. Me atrevería a decir que alguien de dos metros seguiría yendo cómodo. Y en función de si quieres más o menos espacio para las piernas puedes regular la banqueta, que es extensible longitudinalmente. No faltan los enchufes de carga y las salidas de climatización, y dado que el túnel de transmisión no molesta demasiado un pasajero central iría cómodo siempre que no fuese muy corpulento.
El maletero también merece un capítulo individual. Es enorme. Tiene una capacidad mínima de 570 litros, que es con los asientos echados lo más hacia atrás posible. Y puede ser de hasta 760 en una configuración de cinco plazas, o de hasta 1.805 con la fila trasera de asientos reclinada, cosa que se puede hacer en disposición 40/20/40. La boca de carga es muy amplia y se sitúa a una altura muy buena. Y no faltan ganchos, agarraderas, huecos laterales o la típica toma de 12V.
Prueba del Mercedes GLB: sorprende por su estabilidad
No voy a negar que este alemán se defiende bien en offroad. La tracción 4Matic de Mercedes es muy solvente, y eso unido a 20 cm de altura libre al suelo y al modo de conducción específico, le capacita para poder superar situaciones peliagudas fuera del asfalto. Pero es que sus ángulos de todoterreno son bastante buenos, con 18 grados de ataque, 18,3 de salida y 13,9 en lo que respecta al ventral.
Lo normal es que con esos datos en la mano y una altura total que supera los 1,65 m un vehículo no sea ni la mitad de estable que el Mercedes GLB de esta prueba. Sin embargo, la ayuda de los modos de conducción (en especial el Sport, que se une a los Eco, Normal e Individual) y una muy buena puesta a punto hacen que su balanceo sea testimonial. Y mucho ojo, porque son 1.670 kg de coche, que se dice pronto.
Lo mejor es que luego también es perfecto para tragar km, ya que resulta cómodo. No importa si lo vas a utilizar para carreteras secundarias, autopista o ciudad. Échale lo que te apetezca. Además, su motor 2.0 de gasolina con cuatro cilindros resulta refinado y hasta suena bien cuando le pisas. Es más que solvente y no consume demasiado. Te digo los datos homologados, y ya opinas.
Acelera de 0 a 100 km/h en 6,9 segundos y alcanza una velocidad punta de 236 km/h. El consumo homologado es de 7,9 l/100km, aunque más bien ronda los 9. Pero sigue pareciéndome bien, ya que desarrolla 224 CV de potencia y unos 350 Nm, disponibles desde las 1.800 rpm, que te dejan pegado al asiento ante cualquier pisotón con el pie derecho. Tiene mucha fuerza. Eso sí, en asfalto mojado ten cuidado con pasarte, ya que es más bien ‘morrón’. Los neumáticos de esta unidad no ayudaban en ese sentido.
El cambio de marchas es automático de doble embrague y tiene ocho velocidades. Puedes cambiar a través de las levas que hay detrás del volante de manera secuencial. Es muy silencioso y las transmisiones entre las marchas se notan entre poco y nada. Pero si quieres cambiar tú o llevarlo a un ritmo rápido notarás que es algo lento de respuesta, ya que tarda algo así como medio segundo en engranar las marchas.
Por último, destacar que la dirección resulta poco comunicativa y que tiene bastante juego muerto en la parte central, por lo que no esperes obtener mucho ‘feeling’ de ella. Los precios del Mercedes GLB arrancan en unos 40.000 euros, pero para comprar una unidad como esta tendrás que arrimar más o menos 10.000 euros más. ¿Los motores? Lo hay diésel de 150 y 190 CV, y gasolina de 136, 163, 224 y 306 CV de la versión AMG. Además, puedes elegirlo con siete plazas.
Ficha técnica Mercedes GLB 250 4Matic | ||
Motor | Cilindrada | 1.991 cc |
Cilindros | 4 en línea | |
Potencia máxima | 224 CV / 5.800 rpm | |
Par máximo | 350 Nm / 1.800 - 4.000 rpm | |
Alimentación | Tipo | Inyección directa, turbo e intercooler |
Transmisión | Caja de Cambios | Automático, 8 velocidades |
Tracción | Total | |
Suspensión | Delantera | McPherson Resorte helicoidal |
Trasera | Paralelogramo deformable Resorte helicoidal |
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Frenos | Delanteros | Discos ventilados |
Traseros | Discos | |
Dimensiones | Longitud | 4.634 mm |
Anchura | 1.834 mm | |
Altura | 1.659 mm | |
Distancia entre ejes | 2.829 mm | |
Maletero | Volumen | 570/760 litros |
Peso | Peso | 1.670 kg |
Prestaciones | Velocidad máxima | 236 km/h |
Aceleración 0-100 Km/h | 6,9 seg | |
Consumo | Combinado | 7,9 l/100 km |
Velocidad baja | Nd. | |
Velocidad media | Nd. | |
Velocidad alta | Nd. | |
Velocidad muy alta | Nd. | |
Emisiones | Emisiones de CO2 | 179 g/km Etiqueta ambiental C |
Precio | Precio oficial | Desde 55.624 euros |
Fotos: Víctor Delgado y Manu Blanco