Si la década de 1990 destacó por los programas de pruebas con coches eléctricos, véase los prototipos Opel Impuls o el Mercedes-Benz 190 E Elektro, los años 80 fueron una época de desenfreno, de desarrollo automotriz y de coches de competición extremos. En este especial vamos a conocer la historia del Volkswagen ARVW, un prototipo diésel aerodinámico nacido en 1980 con el único objetivo de batir un récord de velocidad máxima.
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El ARVW, o Aerodynamic Research Volkswagen, fue un prototipo que la compañía alemana diseñó y fabricó basándose en medidas extremas de aerodinámica y peso ligero, lo que le sirvió a Volkswagen para batir dos récords mundiales y cuatro de clase en el famoso circuito de Nardò. Este ‘avión sin alas’ fue el resultado de años de investigación y desarrollo con la Crisis del Petróleo de 1973 como principal precursora.
El nacimiento del Volkswagen ARVW

Aunque pudiera parecer un avión al que han eliminado las alas, se trata de un coche con cuatro ruedas bien ocultas. Ernst Fiala, por entonces jefe de desarrollo de Volkswagen, construyó un coche que no solo debería establecer nuevos récords, sino que también debía enfrentarse al Mercedes-Benz C111-III, un vehículo que estaba en posesión del récord de velocidad gracias a los 322 km/h que registró en Nardò en 1978 con un motor turbodiésel de 230 CV y una carrocería igualmente aerodinámica.
Un equipo dirigido por el diseñador Emil Pommer, el director de operaciones Jürgen Nitz, el experto en aerodinámica Klaus-Rainer Deutenbach, el técnico de motores Rolf Poltrock y el jefe de equipo Rudolf-Helmut Strozyk se encargaron del desarrollo del ARVW en 1979 y gran parte de 1980. Fueron los responsables de la fabricación de un coche de cinco metros de largo, con un ancho de vías de tan solo 650 mm, una anchura total de 1.100 mm y una altura de 838 mm.

Además de sus dimensiones compactas, el prototipo aerodinámico de Volkswagen estaba equipado con unas ruedas que quedaban perfectamente integradas y ocultas en la carrocería, así como un piso plano que ayudaba a reducir el coeficiente aerodinámico. El resultado de los esfuerzos del equipo fue el Volkswagen ARVW, un prototipo que tenía un peso de apenas 800 kilogramos, gracias en parte a su carrocería de aluminio mezclado con poliéster reforzado con fibra de vidrio y fibra de carbono; un coeficiente aerodinámico Cx de 0,15 y un área frontal de solo 0,73 metros cúbicos.
Otros detalles implementados fueron las dos aletas traseras y los dos apéndices aerodinámicos en el frontal que aseguraban la mejor estabilidad a altas velocidades, mientras que en el interior viajaría el piloto de Fórmula 1, Keke Rosberg, en un puesto de conducción similar al de un monoplaza, aunque cerrado con una cubierta específicamente desarrollada para mejorar el flujo de aire sobre la carrocería.
Keke Rosberg, el piloto que batiría el récord con el Volkswagen ARVW
La parte mecánica, lejos de estar protagonizada por un poderoso motor de gasolina sobrealimentado con varios cientos de caballos, los ingenieros de Volkswagen se decantaron por una unidad turbodiésel de seis cilindros y 2.4 litros de capacidad adaptada de un camión, que ofrecía una potencia total de 179 CV. El bloque estaba ubicado detrás del piloto y enviaba la potencia a las ruedas traseras a través de una transmisión por cadena.
El nuevo récord para un prototipo con un humilde motor diésel
En octubre de 1980, el ARVW se enfrascó en un importante intento de batir el récord del Mercedes-Benz C111-III en el circuito de Nardò. Como te decía antes, el registro del prototipo de Mercedes con motor turbodiésel fue de 322 km/h, por lo que el fin último de Volkswagen era superar esta cifra.
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Aquel día en el famoso circuito de velocidad italiano, el ligero prototipo de Volkswagen logró registrar una media de 355 km/h después de una hora rodando por Nardò. Más tarde, volvería a mejorar su propia cifra con un nuevo récord a 362 km/h que le bastaban para superar a Mercedes. El ARVW batió dos récords mundiales y cuatro de clase.