La movilidad eléctrica no es novedad para Opel, un fabricante que ya en la segunda mitad del siglo XX desarrolló diferentes conceptos en una carrera que terminó en el galardonado Opel Ampera-e de 2016. Sin embargo, hasta alcanzar este punto culmen y los dos modelos electrificados que le han sucedido, la compañía se enfrascó en una misión de ingeniería que aportó grandes avances al coche eléctrico. Hoy nos centramos en un capítulo concreto de la historia de la marca acaecido en la década de 1990, el programa Opel Impuls.
Hace apenas unos meses te revelábamos la historia del Elektro Opel GT, el primer coche 100% eléctrico de la compañía. Antes incluso de la llegada del Opel GT eléctrico en 1971, el fabricante ya experimentó con el Kadett B Stir-Lec 1 en 1968, un prototipo electrificado equipado con 14 baterías que también contaba con un motor de combustión Stirling que actuaba como un extendedor de autonomía, una tecnología que algunas marcas siguen implementando en la actualidad.
Programa Opel Impuls: los tres prototipos eléctricos de los 90
Tras estos dos modelos, la firma de Rüsselsheim se atrevió a ir un paso más allá e implementó el programa Opel Impuls en 1990. Este programa tenía como objetivo la investigación de la electromovilidad basada en coches de producción ya existentes. Este principio teórico llevó a los ingenieros a elegir el Opel Kadett E (1984-1991) como la base de un prototipo que se movería utilizando tan solo electricidad.
El Opel Impuls I, u Opel Kadett Impuls, era conocido también como “Der Elektro-Kadett”, como lucía impreso en sus puertas delanteras. Se basaba en un Kadett E de tres puertas, el cual había sido despojado de toda su parte mecánica y en cuyo lugar había sido instalado un motor eléctrico de corriente continua de 16 kW (21,5 CV), el cual se alimentaba a través de una batería de níquel-cadmio con un electrolito líquido y un peso total de 310 kilogramos.
Este pesado y poco potente conjunto permitía al Impuls I recorrer hasta 80 kilómetros sin la necesidad de recargar de nuevo su batería. Además, su velocidad máxima se había fijado en unos 100 km/h, mientras que ya ofrecía algunos avances técnicos como la recuperación de energía mediante frenada y retención. Fue desarrollado en colaboración con SAFT, un fabricante de baterías, y RWE Energie AG, una compañía eléctrica.
A nivel de diseño, el Kadett Impuls pasaba inadvertido, ya que el prototipo lucía unos cuantos adhesivos en las puertas y en la tapa del maletero, el parachoques trasero había sido modificado para cubrir la ausencia del sistema de escape tradicional y el punto de recarga a través del cual se alimentaba la batería se había alojado bajo una pequeña cubierta en el extremo izquierdo del parachoques delantero, donde debían ubicarse los faros antiniebla.
La segunda fase llegó con el nuevo Astra
Un año más tarde, en 1991, Opel presenta en el Salón de Frankfurt la segunda fase del programa Impuls, aunque en esta ocasión tomaban como base un vehículo distinto. El Opel Impuls II se basaba en el Astra F (1991-1998) con carrocería familiar y, en esta ocasión, se optó por instalar un sistema de propulsión compuesto por dos motores eléctricos asíncronos trifásicos que generaban una potencia aproximada de 45 kW (60 CV), para un total de 86 kW (115 CV) y un par motor máximo de 128 Nm cuando se combinaban ambos propulsores.
La energía necesaria para impulsar el Opel Astra eléctrico se obtenía a través de 32 baterías de plomo-ácido con una capacidad de 13,6 kWh que permitían una velocidad máxima de 120 km/h y unas mejores prestaciones, alcanzando los 50 km/h desde parado en 6 segundos. El Opel Astra Impuls II tenía un peso total de 1.330 kg, o lo que era lo mismo, 225 kg más pesado que un Astra familiar normal con el motor de gasolina de 2.0 litros.
En términos de diseño, el Opel Impuls II seguía siendo un Astra F regular de no ser por los nuevos logotipos en los paneles de las puertas delanteras y su llamativo capó transparente. El capó fue diseñado como un escaparate para mostrar al mundo la mecánica eléctrica que impulsaba a este prototipo, dejando ver desde el exterior el gran inversor. Por último, el punto de recarga de la batería fue estratégicamente situado detrás de la matrícula delantera.
Un completo programa de pruebas
Entre 1993 y 1997, Opel llevó a cabo un completo programa de pruebas con la tercera fase del programa, el Opel Impuls III, en la isla alemana de Rügen. Para ello dispuso diez unidades del Astra Impuls III, de nuevo basado en la carrocería familiar del modelo compacto. La flota estaba dividida en dos grupos: el primero lo formaban cinco unidades dotadas de baterías de níquel-cadmio y un sistema de propulsión de 86 kW (115 CV), y el segundo lo formaban las otras cinco unidades con baterías de alta energía de sodio/cloruro de níquel con una potencia de 84 kW (112 CV).
Aunque los diez ejemplares del Impuls III, o el “Der Elektro-Astra” como se puede leer en sus puertas delanteras, estaban equipadas con los mismos motores asíncronos trifásicos, no todos ofrecían la misma potencia. El objetivo de esta fase de pruebas era testar la viabilidad de los sistemas de propulsión eléctricos, especialmente de estos dos tipos de batería. Los coches fueron entregados a diferentes empresas y organismos, incluida la Policía, quienes acumularon un total de más de 300.000 km de pruebas e información vital para los ingenieros de Opel.
Opel Experimental GT: el primer prototipo europeo que pasó a producción
El programa Opel Impuls sirvió como base para el desarrollo del coche eléctrico dentro de la compañía alemana, quien ahora comercializa el Opel Corsa-e y el híbrido enchufable Opel Grandland X Hybrid4. Paralelamente al programa Impuls, Opel desarrolló y fabricó el prototipo Opel Twin (1992) y el vehículo comercial eléctrico Opel Combo Plus (1995).
Opel Impuls I (1990)
Opel Impuls II (1991)
Opel Impuls III (1993)
