Hoy en día cualquier deportivo compacto que se precie basa su potencial en la sobrealimentación. En 1985 las cosas eran muy distintas. Volkswagen ya había saboreado las mieles del éxito: la historia del Volkswagen Golf GTI avanzaba con paso firme y la marca alemana tenía claro que tenía que seguir avanzando por ese camino: prestaciones en tamaño compacto, ligero y relativamente económico. Por eso el desarrollo del Volkswagen Polo G40 fue tan importante a mediados de los 80: nacía la segunda evolución del concepto GTI, el de los motores sobrealimentados.
Desarrollo del Volkswagen Polo G40
Volkswagen desarrolló un motor experimental en el Volkswagen Polo G40, basándose en el motor de cuatro cilindros y 1.3 litros de cilindrada, añadiendo un compresor volumétrico G en el que dos elementos en forma de caracola son las encargadas de comprimir los gases de escape a 10.4 bares de presión. Este aire se enfriaba gracias al intercooler y se enviaba a al cámara de combustión: la mezcla de aire y combustible se gestionaba mediante un ordenador que Volkswagen bautizó como Digifant.
Este sistema buscaba mejorar el clásico compresor Roots gracias a que el par se podía conseguir a menor régimen, consiguiendo también eliminar el lag del turbo y mejorando el comportamiento del motor, siendo más agradable. El problema era que se trataba de algo completamente nuevo y revolucionario, por lo que Volkswagen tuvo que llevar sus Volkswagen Polo sobrealimentados a una pista de pruebas.
Prueba de velocidad del Volkswagen Polo G40
Y así es como tres Volkswagen Polo G40 se pasaron 24 horas dando vueltas a 200 km/h en el circuito oval de Ehra-Lessien. El objetivo era comprobar la fiabilidad y las prestaciones de estos bólidos, también estudiar su funcionamiento, especialmente en situaciones de estrés. El resultado fue una velocidad confirmada de 207,92 km/h y los resultados terminaron en el lanzamiento de varios motores con esta tecnología: en 1987, se lanzó el Volkswagen Polo G40 y poco después, en 1988, harían lo propio con el Volkswagen Golf G60 y el Volkswagen Passat G60 Synchro. Poco después también llegaría el Volkswagen Corrado G60.
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Pero estos tres prototipos del Volkswagen Polo G40 que estuvieron 24 horas por encima de 200 km/h fueron los responsables de esta tecnología viera finalmente la luz, tres coches muy especiales en la historia de la marca, ya que fueron el punto de inflexión a partir de la cual se empezó a desarrollar la tecnología de sobrealimentación de Volkswagen, hoy en día elementos clave en cualquier producto de la marca y del grupo.