PRUEBA: Porsche 911 GT3 RS (992)

Sin despeinarse, Porsche ha vuelto a obrar el milagro dando una nueva vuelta de tuerca a su Porsche 911 GT3 RS para acercarlo más que nunca a la competición. No hay otro modelo de la fábrica de Stuttgart que se sienta más cómodo volando por encima de los pianos de un circuito o pasando de 280 a 70 km/h en un palmo de asfalto. Es una máquina realmente excepcional y he podido exprimir sus 525 CV y 465 Nm de par sin concesiones en la prueba del Porsche 911 GT3 RS (992).

El nuevo 911 GT3 RS 2023 no trata solo de aerodinámica, pero hay que hablar (y mucho) de aerodinámica. Su diseño (mires por donde los mires) está plegado a la función y cada plano, alerón o splitter que ves alrededor de su impactante carrocería juega un papel crucial en su rendimiento.

Aparte del enorme alerón trasero (del que luego hablaré), el elemento más radical (y que no se ve) es el nuevo radiador central. Llega directamente de la competición y elimina el antiguo diseño de tres radiadores para permitir que el flujo de aire se canalice de manera más efectiva a través de las aletas activas ubicadas debajo y a ambos lados del frontal.

Se gana mucho en cuanto a rendimiento, pero se ha tenido que pagar un alto precio: se ha eliminado el compartimiento para las maletas, lo que significa que los privilegiados pasajeros del GT3 RS 2023 tendrán que viajar más livianos de equipaje que antes.

Aerodinámica de competición

Sobre el capó existen unas espectaculares aberturas que dirigen el aire hacia fuera de la carrocería. ¿Razón? Porsche no quiere que ese aire caliente que sale de los radiadores pase por encima del techo y acabe en la entrada de aire del motor. Por eso también existen unos apéndices en el techo, que refuerzan esa función y llevan el aire hacia los laterales del coche.

Algunos detalles más del impresionante trabajo aerodinámico de este Porsche 911 GT3 RS: por primera vez, todo el coche por debajo esta completamente carenado, lo que hace trabajar mucho mejor a un difusor posterior que genera un 10% más de carga que antes.

Y hablando de zaga, sí, ya llego a la parte que seguro estás deseando que te explique: es más alto que el propio coche y no es un alerón cualquiera. Como si de un Fórmula 1 se tratara, monta un DRS que se abre para que este Porsche pueda correr más en las rectas.

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¿Necesita algo así un coche de calle? Bueno, no debes olvidar que esto es un deportivo bastante especial, un coche de carreras, pero con matrícula, y que su escenario natural es casi más una pista que una carretera de montaña.

Siguiendo con el alerón, cumple dos funciones: cuando coloca el plano móvil en posición horizontal y se abre, deja pasar el aire sin resistencia permitiendo que ganes velocidad con una mayor facilidad. Por otra parte, también funciona a modo de aerofreno poniéndose casi vertical y aumentando la resistencia al aire.

En total, contando con todas las soluciones aerodinámicas, este Porsche 911 GT3 RS (992) de esta prueba genera la friolera de 860 kg de carga vertical a 285 km/h, lo que es una auténtica barbaridad para tratarse de un coche de calle (hay coches de competición en el Mundial de Turismos que ni se acercan a esa cifra).

En perspectiva, eso es el triple de lo que ofrece el (prueba) Porsche 911 GT3 (992) y si lo comparamos con algo que no sea Porsche, apunta 60 kg de diferencia con respecto a un (prueba) McLaren Senna (palabras mayores).

Un 911 GT3 RS con muchos más parámetros configurables

Dejo el exterior y me cuelo dentro, donde lo más llamativo no son los tiradores de tela, o los magníficos asientos deportivos tipo bácquet. Tampoco lo es la mítica jaula de seguridad. Aquí lo más destacable está en el volante: por primera vez, puedes modificar un montón de parámeros del chasis al más puro estilo de un coche de competición.

Por ejemplo, puedes ajustar en varios niveles la compresión y el rebote en los amortiguadores delanteros y traseros (por separado) o la tasa de bloqueo del diferencial de deslizamiento limitado. También los niveles de intervención del control de tracción y estabilidad en varias etapas.

Como te podrás imaginar, esto es simplemente alucinante, el tener tanto control sobre la dinámica del coche es un sueño hecho realidad para los conductores más perfeccionistas. Es el primer RS que existe con estas posibilidades de configuración y una vez que lo pruebas ya no puedes dejar de desearlo.

Con este sistema puedes hacer el 911 GT3 RS que más se ajuste a las condiciones de la pista, desde un chasis más blando y flexible para una trazado mojado, hasta el tarado más duro y exigente para seco.

Dejando el volante a un lado, el resto es bastante conocido, como la palanca de la transmisión PDK de siete velocidades (ahora con relaciones más cortas). Esta va unida al también conocido bloque de seis cilindros bóxer de aspiración natural de 4.0 litros.

El motor realmente ha sido exprimido para encontrar 25 CV adicionales sin darse de bruces con las estrictas normas sobre emisiones. En total, 525 CV a 8.500 rpm con culata y árboles de levas específicos para este RS.

Con esa potencia pasa en 3,2 segundos de 0 a 100 km/h, y fija la velocidad punta en 296 km/h, curiosamente menos que el 911 GT3 (y a pesar del DRS).

PRUEBA en circuito del Porsche 911 GT3 RS (992)

Llega la hora: voy a intentar sacar el máximo partido a todo el arsenal de este 911 GT3 RS 2023 en el circuito de Silverstone. Me ajusto el arnés y gas a fondo. Voy a por la primera curva del circuito. El sonido que llega a tus oídos es tan delicioso que te quedarías a vivir en ese rango de revoluciones que va desde las 7.800 hasta las 9.000 vueltas.

En cuanto te acercas al área de la primera frenada fuerte te das cuanta de lo que es capaz este nueveonce: este RS está hecho de una pasta diferente. Calzado con unas Michelin Pilot Cup 2, se siente imperioso, permitiéndote frenar donde muchos otros rivales ya llevarían mordiendo sus discos varios metros antes.

Puedes frenar muy tarde y hasta el vértice. Parece querer perdonarlo todo y tú al volante te sientes como un héroe. Lo mismo pasa en las curvas rápidas: el 911 GT3 RS más rápido de todos los tiempos te brinda tanta confianza que sigues con el pie en el acelerador más allá de lo que tu cerebro te dice que es posible.

La sección delantera se siente aún más sólida que antes, más rígida, impasible, siempre firmemente apoyada en las ruedas exteriores. Y la dirección te comunica exactamente y en todo momento lo que está sucediendo en el asfalto.

En la secuencia de curvas de Maggots Becketts es donde realmente cristaliza el talento de este 911 GT3 RS 2023. Me acerco a la primera izquierda-derecha con el pie derecho a fondo, sin ceder un milímetro sobre el acelerador. Quinta marcha. Tomo la curva y cuando empiezo a poner recta la dirección me abalanzo sobre el pedal del freno. Sin contemplaciones…

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Cambio de dirección, reduzco una marcha, un poco de gas para volver a cambiar de dirección nuevamente y reducir otra marcha, y cambiar de dirección nuevamente. Todo es una especie de baile perfectamente sincronizado, un movimiento fluido y sumergido en un inmenso agarre lateral.

La forma en que el nuevo RS gestiona el grip y la velocidad con la que sucede todo es sensacional, de otro planeta. Ha firmado 6:49.328 minutos en Nürburgring, un tiempazo que supera al del GT3 en nada menos que 10,6 segundos. ¡Lo ha literalmente destrozado! Lo que pierde en las rectas, lo recupera en las curvas gracias a todo el apoyo aerodinámico.

¿Hay límites para este RS? Los hay: cuando buscas jugar con los límites y vas más allá de la física creyendo que este chasis puede con todo lo que le pidas, puedes sentir que la parte delantera comienza a abrirse. Y si levantas el pie en ese momento sin ningún tipo de cuidado, la parte trasera protestará y te lo hará saber.

Pero incluso en este tipo de situaciones todo pasa con una progresividad que te permite adelantarte a lo que va a suceder y puedes corregir con el volante de una forma rápida y eficaz para dejar todo en su sitio.

Pero cuando haces las cosas bien al volante y te quedas dentro de los límites de agarre, el equilibrio se siente muy alto y el comportamiento es tan deportivo que te crees un piloto de carreras en un fin de semana de competición.

Pocas cosas pueden superar su tren motriz en cuanto a pureza y emoción, un aplomo escandaloso y una precisión milimétrica. Bravo Porsche, hacéis que con coches así el mundo de la automoción todavía tenga un horizonte de esperanza para los más puristas.