De un tiempo a esta parte, cada vez que pruebo un coche eléctrico tengo la misma sensación: la de estar conduciendo un modelo revolucionario. Ya nos ocurrió con la prueba del Honda e y ahora se ha repetido con la prueba de este Mazda MX-30. Mazda no podía haberse hecho mejor regalo por su centenario que el que ya es por derecho el primer eléctrico de su historia.
La nipona ha sabido además leer a la perfección el mercado al ‘vestirlo’ del traje de moda en la actualidad, el de los crossover o SUV. Con una guía definida como es la del CX-30 (prueba), con quien comparte plataforma, el MX-30 prácticamente calca sus dimensiones: 4,39 metros de largo por 1,79 de acho y 1,57 de alto. Aunque su diseño evoca al del SUV coupé gracias al morro afilado, las protecciones plásticas sobredimensionadas de las ruedas o a un pilar C inclinado, el primer eléctrico de Mazda cuenta con una personalidad propia muy definida.
La misma que le otorga una parrilla cerrada, la tonalidad gris metalizado de los pilares A, B y C, la forma redondeada de los grupos ópticos traseros o, sin duda, el que es su elemento diferenciador: las puertas traseras de tipo freestyle. Una solución que Mazda llevaba años sin emplear, en concreto ocho desde que desapareció el RX-8 y que vuelve a recuperar para este SUV eléctrico.
Vistosas estéticamente, muchos pueden tildarlas de poco prácticas al ser obligatorio tener que abrir las delanteras. Sin embargo, la desaparición del pilar B da como resultado un hueco gigantesco que facilita sobremanera el acceso al habitáculo tanto de un adulto como de un niño por lo fácil que resulta tanto colocar la silla como meterle en ella. Además, el espacio reinante es más que suficiente para dar cabida a una persona de 1,90 metros de alto. De primeras no da esa sensación pero la realidad es otra, más aún cuando tomamos conciencia de que se trata de un vehículo con claras aspiraciones urbanas.
Interior sostenible
Aprovechando nuestro acceso a las zonas traseras, es allí donde mejor observamos el diseño del puesto de conducción. Sin ser revolucionario en lo que estética se refiere, le sucede algo similar al exterior pues dispone de ciertos detalles que lo hacen único frente a sus nuevos hermanos de gama.
El primero, sin duda, el inédito monitor flotante de 7 pulgadas al estilo Audi desde el que se manejan las funciones de la climatización ya sea de manera táctil o a través de los botones laterales. Una pantalla que conecta el salpicadero con la consola central también flotante que, en los acabados más altos, incluirá molduras en corcho.
Sí, has leído bien, el MX-30 es el primer vehículo de producción que emplea este material homenajeando así a los comienzos de la compañía que inició sus andaduras trabajando con los derivados del corcho. Además tiene un origen sostenible al igual que el cuero vegano de sus asientos o el tapizado de las puertas elaborado con las fibras obtenidas a partir de botellas de plástico recicladas.
El resto no es que queramos omitirlo sino que luce igual que en cualquier otro Mazda… con la excepción de un cuadro de instrumentos propio, con diales específicos y con una pantalla central digital. Sí destacamos el uso, por fin, de un Head-up display proyectado en el parabrisas mientras que la pantalla central está algo más orientada al conductor. Todo ello envuelto en un ambiente de auténtico coche Premium, con unas calidades de muy alto nivel y unos ajustes perfectos.
Como último punto de este interior, el maletero. Recuerdas que te hemos comentado que tiene una clara vocación urbana, ¿verdad? Pues el maletero parece anunciar lo contrario. Con 366 litros ofrece un volumen casi de compacto. Cierto es que comparado con el CX-30 hablamos de 86 litros menos pero es una cifra más que idónea para meter todos nuestros enseres a la que además acompañan una formas muy regulares.
¿De verdad es eléctrico?
Una de las máximas de los ingenieros de Mazda a la hora de desarrollar este MX-30 fue que no distara en exceso de cualquier otro modelo de la gama. Desde hace años Mazda se vanagloria (justificadamente) de la excelente dinámica de conducción que presentan todos sus coches y su primer eléctrico no podía ser menos.
Tanto si discurrimos por el entorno urbano como si salimos a vías más rápidas no parece que estemos en uno de los coches más revolucionarios del primer siglo de Mazda. Habrá quien lo critique pero nosotros lo vemos como una virtud, más pensando en ese cliente que lo adquiera y que ya sea poseedor de otro Mazda como vehículo principal. Aplomado y seguro nos encanta el tacto de su dirección, precisa e informativa. Los frenos aportan su punto de seguridad (no son demasiado ‘esponjosos’) mientras que la suspensiones tienen el perfecto tarado entre confort y estabilidad. Entre sus virtudes, como siempre, el sistema G-Vectoring Control Plus (e-GVC Plus) al que no le hemos podido sacar todo su jugo dadas las características de la ruta propuesta.
¿Escasa autonomía? Lógica más bien
Con clara tendencia urbana, la intención de Mazda era mostrarnos cómo su rango de autonomía es completamente veraz, siendo suficiente para el día a día de cualquier conductor español cuya media recorrida no llega a los 50 km. Cogiendo esta referencia como válida, los 200 kilómetros que homologa este crossover eléctrico son más que suficientes incluso para no preocuparnos de cargarlo durante al menos cuatro días.
Pero, ¿por qué Mazda se ha decidido por esta autonomía cuando hay otros modelos de tamaño similar que le sacan, al menos 100 kilómetros? Muy sencillo, por conciencia lógica. Y es que los ingenieros nipones no solo han tomado la eficiencia final del coche una vez está rodando por las calles, sino que también han tenido en cuenta el proceso de fabricación del mismo, incluyendo las baterías. Así, han visto que los 35,5 kWh de capacidad de su batería son los más aptos para que el nivel de CO2 en toda su vida no sea disparatado.
Tienen la tecnología y la infraestructura para hacer una batería más grande, pero las emisiones generadas no compensan su producción y, sobre todo, se multiplican a la hora de tener que cambiarla. De ahí que la solución propuesta por Mazda para aquellos usuarios que requieran más recorrido sea la de esperar unos meses a que aterrice el MX-30 REX, que sumará un pequeño motor rotativo a modo de generador que permitirá aumentar el recorrido final (como en la prueba del BMW i3 REX).
Sencillo de usar
Tras esta divagación (acertada desde nuestro punto de vista) volvemos a todo aquello que nos transmite el MX-30 mientras lo conducimos. No hemos comentado aún que el motor que lo anima es uno síncrono de imanes permanentes que genera una potencia de 145 CV y un par máximo de 271 Nm. Cifras lo suficientemente idóneas para mover con cierta soltura un vehículo que roza los 1.700 kilos de peso proporcionándole unas prestaciones correctas: 9,7 segundos para pasar de 0 a 100 km/h y alcanzar una velocidad máxima (autolimitada) de 140 km/h.
Se ha prescindido de cualquier selector de programas de conducción que alterne su respuesta pues en marcha ya es bastante rápido (sobre todo desde parado). Sí cuenta con dos modos de retención a modular mediante las levas situadas tras el volante. Con el más intenso seremos incluso capaces de realizar la conducción a un solo pedal reduciendo aún más el desgaste de los componentes físicos e incrementando la autonomía final.
Otra novedad que aporta este entramado mecánico es el modulador de sonido que incorpora. Simula el ruido de un motor de combustión (a nosotros nos ha recordado al mismo gorgoteo del V6 diésel de la prueba del Audi S4 Avant) siendo prácticamente imperceptible a baja velocidad y más notorio en las fuertes aceleraciones. Un dispositivo que demuestra, una vez más, la intención de equipararlo con cualquier otro Mazda de combustión pero que en nuestro caso le resta ese punto de diferenciación necesaria en un eléctrico. ¿La solución? Haber propuesto un botón que lo active y desactive cuando queramos, porque el que compra un coche eléctrico no siempre va a querer escuchar como ‘suena’ su motor.
Todo eso está muy bien, pero ¿es este MX-30 fiable en lo que a autonomía se refiere? Lo he comentado antes de pasada, pero la realidad dictamina que el primer eléctrico de la firma nipona cumple lo que dice. Para hacernos una idea, homologa 19 kWh/100 km de consumo medio, una cifra que se nos antoja exagerada tras lo visto en la toma de contacto.
En ella partimos con 199 km y la batería cargada a tope. Tras los 54 km recorridos, principalmente urbanos, hemos dejado la capacidad al 68%, el consumo en unos sorprendentes 16,3 kWh/100 km (en realidad podría haber sido más capacidad y menos consumo, pero los últimos kilómetros los hicimos casi con el pie a tabla) y la autonomía restante en 140 kilómetros.
¿Crees que tenemos que añadir algo más? Pues sí, que en ciudad el gasto se consigue incluso rebajar hasta los 14 kWh/100 km, por lo que vemos muy factible conseguir los 268 km de rango urbano que homologa. ¿Qué pasa cuando se agota la batería? Primero que tendrás que enchufarlo en alguna toma y segundo, que en función de la potencia de esta tendrás que esperar entre 36 minutos y las 20 horas para llenarla.
La primera medición se obtiene conectándolo a una toma rápida de 50 kWh y pasando del 20 al 80% de la capacidad, mientras que la segunda es si lo conectamos a una toma de corriente doméstica, de 1,8 kW de potencia. En este caso, Mazda nos insta a colocar un wallbox doméstico (ha establecido una alianza con Iberdrola para suministrar el punto de manera gratuita) que permita cargarlo a los 6,6 kW de potencia máxima que admite en corriente alterna. Con ella, el tiempo para obtener el 100% de la autonomía es de 4,5 horas.
En resumidas cuentas
Puede que Mazda no haya sido la primera en obrar el milagro de la electrificación en su gama y quizá muchos sigan criticando algunos de los puntos determinantes en la adquisición de un coche eléctrico como la autonomía, el tiempo de carga o, incluso, el precio (este MX-30 parte de los 34.375 € sin descuentos ni planes gubernamentales).
Quizá no les falte razón, pero este MX-30 pertenece a esa nueva hornada de vehículos eléctricos que han sido concebidos como coches de a diario, con un uso intensivo de lunes a viernes que incluso nos permitan realizar alguna escapada esporádica el fin de semana. Me refiero a coches como al comentado Honda e, el MINI Cooper SE (prueba) o el BMW i3. Con ellos rivaliza en recorrido y precio (el BMW quizá se escape algo) pero ninguno de ellos ofrece las características visuales y de rendimiento que dan forma a este MX-30.
Y ojo, si ese precio te parece elevado, simplemente te instamos a que le eches un vistazo al completo equipamiento de serie que trae pues desde el Origin (existen también el Evolution, Zenith y 1st Edition) ya trae llantas de 18 pulgadas, Head-up Display, sensores de lluvia y luces, control de velocidad de crucero, pantalla de 8 pulgadas con Apple CarPlay y Android Auto, reconocimiento de señales de tráfico… Para un fabricante que inició su andadura en el mundo del corcho, que su primer eléctrico luzca y, sobre todo, ruede de la manera que lo hace este MX-30 es para pensárselo dos veces.
Ficha técnica Mazda MX-30 1st Edition Modern | ||
Motor | Cilindrada | – |
Cilindros | – | |
Potencia máxima | 145 CV | |
Par máximo | 271 Nm | |
Alimentación | Tipo | Eléctrico síncrono imanes permanentes |
Batería | Tipo / Capacidad | Iones de litio / 35,5 kWh |
Transmisión | Caja de Cambios | Automática, 1 velocidad |
Tracción | Delantera | |
Suspensión | Delantera | McPherson Resorte helicoidal Barra estabilizadora |
Trasera | Rueda tirada con elemento torsional Resorte helicoidal |
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Frenos | Delanteros | Discos ventilados |
Traseros | Discos | |
Dimensiones | Longitud | 4.395 mm |
Anchura | 1.795 mm | |
Altura | 1.555 mm | |
Distancia entre ejes | 2.655 mm | |
Maletero | Volumen | 366 litros |
Peso | Peso | 1.675 kg |
Prestaciones | Velocidad máxima | 140 km/h |
Aceleración 0-100 Km/h | 9,7 seg | |
Consumo | Combinado | 19 kWh/100 km |
Velocidad baja | n.d. | |
Velocidad media | n.d. | |
Velocidad alta | n.d. | |
Velocidad muy alta | n.d. | |
Emisiones | Emisiones de CO2 | 0 gr/km Euro 6 |
Precio | Precio oficial | Desde 34.590 euros |
Foto:Christian Colmenero / Zona IV Producciones