Es su buque insignia. La punta de lanza de la gama. La cuarta generación de una de las berlinas de gran tamaño más demandadas. El mostrador tecnológico de la firma de los cuatro aros. Es el coche de la última prueba, el Audi A8 50 TDI quattro tiptronic.

Prueba Audi A8 50 TDI quattro tiptronic

Tres palabras son capaces de describirlo: elegancia, tecnología y diseño. Pocos vehículos visten un traje tan elegante, algo esencial tratándose de un automóvil del segmento F. La compañía de Ingolstadt lo ha conseguido con unos trazos simples pero certeros que maridan a la perfección con los apliques en cromo, las enormes llantas de 20 pulgadas, los grupos ópticos, seña de identidad de este vehículo, y, en el caso de nuestra unidad, el color Gris Vesubio metalizado -1.355 euros-. Además, con la tira continua de luz en la zaga consigue que su anchura parezca aún mayor, por si los 1,95 metros de los que presume no fueran suficientes. También es reconocible por su enorme parrilla singleframe, que ha ido crecido generación tras generación… ¡Y de qué manera! Por ello su frontal arroja aún más garra. Lo que sigue sin entrarme por los ojos, da igual la forma que tengan o el fabricante que las aplique, son las falsas salidas de escape.

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Faro Audi A8 50 TDI quattro tiptronic

Después de embobarme con su diseño exterior, accedo al interior. Ninguna sorpresa en lo que a materiales se refiere; nobles, como si de una familia de alta alcurnia se tratase: madera, piel vuelta y cuero combinan con el aluminio y el negro brillante. Tampoco en ajustes, porque todo está perfectamente encajado. Como lo está el conductor, y no por falta de espacio, puesto que el habitáculo ha crecido 32 mm en longitud, sino por la forma envolvente del salpicadero y las puertas, sensación que se multiplica con la luz ambiente. Los asientos son comodísimos y tienen múltiples reglajes -banqueta, respaldo, apoyos laterales- que hacen que encontrar la posición de conducción correcta sea coser y cantar. Asimismo, ofrecen diferentes tipos de masajestretch, descanso, hombros, círculos y ola– y el confort que me brindan podía compararse con el del sofá de mi casa. ¡Si hasta el reposacabeza, con su logrado mullido, parece una almohada!

interior Audi A8 50 TDI quattro tiptronic

La sensación de calidad es abrumadora. Los múltiples recursos que utiliza, como las pantallas o los botones táctiles, incluidos los de las salidas de ventilación, crean una atmósfera donde se citan el lujo y la tecnología. Como si fuese una nave espacial, que por tamaño podría serlo, equipa tres pantallas de generosas dimensiones -sin olvidar el Head-up display (1.700 euros)-, eso en la parte delantera. La primera es el ya conocido Audi Virtual Cockpit, de 12,3″, con nuevos gráficos y una resolución full HD de 1920×720 pixeles. Las otras dos, con click virtual conseguido con un electroimán, son la novedad: la primera tiene 10,1″ y está integrada en el ‘black panel’, una nueva superficie en negro brillante, perfecta para marcar las huellas dactilares, que se extiende horizontalmente por la zona media del salpicadero. La segunda es de 8,6″ y está alojada en la consola del túnel central. Gracias a ella, Audi ha prescindido de muchos botones, dando un aspecto más limpio al conjunto. No soy partidario de este tipo de soluciones, pero tengo que reconocer que la firma alemana lo ha resuelto bastante bien. Porque acceder a los ajustes del climatizador y a otra serie de funciones se realiza de forma rápida y en escasos pasos. Asimismo, alabo la función de escritura que ofrece esta última pantalla, facilitando las cosas a la hora de introducir una dirección en el navegador. ¡Chapó¡

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Existen detalles que aumentan su caché y le dan un punto más de exclusividad, como las guanteras de las puertas, las cuales se iluminan automáticamente cuando introduzco la mano en ellas; las salidas del sistema de climatización situadas en el salpicadero, que emergen con un movimiento pausado al activarlo, o la apertura de puertas, que tanto desde dentro como desde fuera, basta con mover levemente el tirador para que el coche ejecute la acción.

Rear Seat Remote Audi A8

Es hora de comprobar qué me ofrece el coche de la prueba, el Audi A8 50 TDI quattro tiptronic, en la segunda fila. Nada más entrar me topo con las dos pantallas de gran tamaño que están alojadas en los respaldos de los asientos delanteros. Son extraíbles y desde ellas puedo controlar diferentes funciones del vehículo. Como Android es su sistema operativo, tiene todas sus aplicaciones. ¿Quieres ver el correo? Puedes. ¿Quieres ver un vídeo de Youtube? Puedes. ¿Quieres ver la televisión? Que nada ni nadie te prive de ello, excepto la cobertura… Y todo desde unas banquetas que tienen todas las facilidades para hacer tu viaje lo más cómodo posible. Como en las delanteras, tienen función masaje, calefacción, ventilación y climatización independiente. Todo ello se puede dirigir desde el ‘Rear Seat Remote’, otro artilugio, situado en el reposabrazos central, con pantalla OLED -también lo tiene el BMW Serie 7 que probamos. Tiene el tamaño de un smartphone, es extraíble y desde él puedo tener el control de todas las funciones anteriormente citadas, pero también de las luces de lectura Matrix LED, novedad hasta ahora en el segmento, puesto que me permite dirigir el haz de luz a mi antojo. Y si tienes uno de esos días en que valoras tu privacidad, con un botón alojado en esta especie de consola que también puede hacer la función de reposabrazos, puedes subir las cortinillas de las ventanas laterales y la luna trasera y cerrar la del techo panorámico. ¿Qué te gusta que te miren? Tranquilo, tienes un espejo en el habitáculo a tu disposición para ponerte guapo.

Claro, la comodidad es necesaria, pero tiene que venir de la mano con el espacio. Y precisamente espacio a los pasajeros de las plazas posteriores no les falta; tampoco a los de las delanteras, August Horch nos libre. En posición normal, con el respaldo bien erguido, cuento con mucho hueco para las piernas, mientras que cuatro dedos son los que separan mi cabeza del techo -mido 1,78 m-. Para los hombros es más justo si viajan tres personas, cosa que desaconsejo por la dureza del respaldo del asiento central, algo lógico debido a la maquinaria que lleva en su interior, pero también por la considerable altura del túnel de transmisión. Acomodo mi cuerpo en el asiento de la derecha y mediante un botón, siempre y cuando no esté ocupada, la butaca delantera se empieza a correr y elevar. Otro de la puerta pone el asiento en la forma más tumbada posible. Momento de estirarme…

‘Por desgracia’ no puedo continuar la prueba del Audi A8 50 TDI quattro tiptronic tendido, así que, armándome de fuerza, salgo del habitáculo, comprobando primero el cierre eléctrico que tienen las puertas, algo común en este segmento. Me dirijo al maletero, cuya tapa se abre y se cierra mediante un botón. Descubro que tiene una capacidad de 505 litros, pero también, que no tiene formas regulares y que, además, su piso no es totalmente plano. Lo que consigue despertar mi sentido del tacto es el exquisito tapizado de todas las superficies, incluida la zona superior.

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Se suele decir que este tipo de coches se disfruta yendo en las plazas posteriores. No seré yo el atrevido que lo niegue, pero también es cierto, muy cierto, que gracias a su motor V6 3.0 de 286 CV y a su respuesta en carretera, el placer también está al volante.

prueba Audi A8 50 TDI quattro tiptronic

Pulso el botón de encendido, momento en el que el motor eléctrico de 48 voltios ayuda a despertar el propulsor de seis cilindros en V -este proceso siempre es así, excepto en frío, que lo hace de la forma convencional: por motor de arranque por piñón-. Este soporte hace que el encendido sea mucho más suave; también, y no menos importante, que en la luna luzca la etiqueta ECO, con la serie de ventajas que me brinda. Asimismo, al tratarse de un propulsor con dos bancadas, tanto las vibraciones como el sonido son menos acusados que los bloques de gasoleo de cuatro cilindros. Ese silencio que se instaura en el habitáculo se ha conseguido gracias al excelente trabajo de insonorización que han llevado a cabo los ingenieros. Y es que el habitáculo del buque insignia de la firma alemana es mucho más silencioso que el del Audi A7 y el A6 50 TDI, modelos con el mismo motor, pero en los que el traqueteo es más evidente.

motor Audi A8 50 TDI quattro tiptronic

En marcha, la calidad de rodadura es excepcional. Traga y traga kilómetros sin que me inmute. Además, la suspensión realiza un gran trabajo al absorber las irregularidades de la calzada, que pasan a ser casi imperceptibles para los pasajeros. Otro elemento que ayuda es el cambio automático Tiptronic de ocho velocidades, con bomba eléctrica de aceite y levas en el volante, que realiza las transiciones de forma rápida, y lo que es más importante en este tipo de coches, sin tirones. Y cómo no su motor: un 3,0 litros que mueve con eficacia y sin titubeos los 2.050 kilogramos que pesa. Desde parado es un poco perezoso, pero rápidamente coge la energía suficiente y sube de vueltas de forma lineal, sin el empuje que caracteriza a los motores sobrealimentados. La dirección también pone su granito de arena; da gusto girar el volante en ciudad gracias a su tacto, pero también a alta velocidad por su precisión.

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Para poder disfrutar de un coche al antojo del conductor, el Audi A8 50 TDI quattro tiptronic de la prueba tiene diferentes modos de conducción: Efficiency, Comfort, Auto, Dynamic e Individual. Destacaría el primero, que ayuda a mantener a raya el consumo de carburante. Si supero los límites de velocidad de la vía o si ejerzo demasiada presión en el pedal del acelerador, éste vibra para recordarme que hay un rango de mejora en lo que a eficiencia se refiere. También, el sistema eléctrico de 48 voltios permite que el motor se apague en marcha, hasta 40 segundos y solo entre 55 y 160 km/h, cuando no piso ni el acelerador ni el freno. En el momento en que lo hago, el propulsor se vuelve a encender con disimulo. Este sistema, unido al de recuperación de energía me han permitido moverme con un magnífico consumo medio de 6,2 l/100 km.

audi virtual cockpit Audi A8 50 TDI quattro tiptronic

Obviamente, el coche de la prueba, el Audi A8 50 TDI quattro tiptronic, no es un coche de corte deportivo, más bien todo lo contrario, pero con el modo Dynamic seleccionado, la berlina mantiene la compostura en curva, más mérito aún si cabe cuando se trata de un coche de más de dos toneladas y más de cinco metros de longitud. Con toda su rabia concentrada es capaz de acelerar de 0 a 100 en solo 5,9 segundos, algo admirable.

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Y lo mejor del coche, lo más avanzado, no está disponible por ahora. Según informa Audi, el nuevo A8 está preparado para cumplir con el nivel 3 de conducción autónoma -es el primer vehículo de producción, según mantiene la marca-. El coche sí, pero ni la legislación europea ni las infraestructuras lo están. Nos tenemos que conformar con el nivel 2, con el que el coche frena e inicia la marcha por sí solo y se mantiene en el carril a base de correcciones en el volante para mi gusto demasiado enérgicas.

prueba Audi A8 50 TDI quattro tiptronic

Seguro que te has llegado a preguntar si merece la pena desembolsar los casi 100.000 euros que cuesta. Piensa que tienes lujo, confort, prestaciones, espacio, diseño y la última tecnología. Pocos vehículos pueden ofrecer tanto por tan poco.

A destacar A mejorar
Diseño interior Coste de las opciones
Tecnología Pocas motorizaciones para elegir, por el momento
Consumo medio y etiqueta ECO Sistema de mantenimiento de carril bastante intrusivo
Ficha técnica Audi A8 50 TDI quattro tiptronic
Motor Cilindrada 2.967 cc
Cilindros 6 en V
Potencia máxima 286 CV / 3.750-4.000 rpm
Par máximo 600 Nm / 1.250-3.250 rpm
Transmisión Caja de cambios Automático, convertidor de par, 8 velocidades
Tracción Total
Suspensión Delantera Paralelogramo deformable / Resorte neumático / Barra estabilizadora
Trasera Paralelogramo deformable / Resorte neumático / Barra estabilizadora
Dimensiones Longitud 5.172 mm
Anchura 1.945 mm
Altura 1.473 mm
Distancia entre ejes 2.998 mm
Alimentación Tipo de alimentación Inyección directa. Turbo geometría variable
Peso Peso 2.050 kg
Prestaciones Velocidad máxima 250 km/h
Aceleración 0-100 km/h 5,9 seg
Consumos Urbano 6,3 l/100 km
Extraurbano 5,1 l/100 km
Combinado 5,6 l/100 km
Emisiones Emisión CO2 145 g/km (Euro 6)
Precio Precio oficial Desde 99.285 euros

Fotos: Álex Aguilar

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