Un Ferrari es un Ferrari. Y siempre lo será. Todos los modelos de la firma italiana son especiales, sin excepción, pero es que además tienen la virtud de envejecer como los buenos vinos, es decir, con solera y revalorizándose. Que se lo digan si no al dueño del 250 GTO Berlinetta de 1962 que pagó hace bien poco la suculenta cantidad de 33 millones y medio de euros por la que ya es la pieza sobre ruedas más cara vendida hasta el momento en una subasta. Curioso resulta saber, también, que en el ranking de los diez coches más valiosos a día de hoy, siete tienen un cavallino rampante en su capó. De locos, sí.
Todo esto viene a cuento para situar en contexto al protagonista de la prueba, el Ferrari GTC4 Lusso, un modelo que no sólo luce el logo de Ferrari, sino que dentro de poco será considerado un rara avis entre los grandes superdeportivos por el motor que esconde en su capó. Así que tengo la suerte de estar a los mandos de un aspirante a modelo mítico, que, muy probablemente, se convertirá en un codiciado objeto de colección de garajes pudientes con el paso del tiempo. Bienvenidos al GTC4 Lusso. ¡Arrancamos!
O mejor dicho, nos presentamos, que es lo primero que debemos hacer. ¿Qué modelo es este y qué lugar ocupa dentro de la gama? Los entendidos ya lo conocerán, pues lleva unos meses -pocos- en el mercado, aunque cierto es que apenas se ha dejado ver por las calles y carreteras de nuestra geografía. Pero a todos los demás quizá les interese saber que se trata del sucesor del Ferrari FF, aquel coupé de dos puertas y cuatro plazas, con motor V12 y tracción total, que se presentó a bombo y platillo en 2011, en los Alpes italianos y con helicópteros militares de por medio. Por primera vez en su historia un Ferrari contaba con cuatro ruedas motrices y, ¿qué mejor escenario que las montañas nevadas en pleno invierno para dejar a la bestia correr en libertad?
Heredero de la filosofía FF
El caso es que al FF ya le tocaba renovarse tras haber superado el ecuador de su ciclo de vida. Así que ingenieros y diseñadores se pusieron manos a la obra en el 2016 y ¡voilà! El resultado es un restyling que conserva bastante del modelo del que deriva, pero que también incorpora muchas novedades y, de alguna manera, trata de establecer un punto y aparte con un nuevo nombre que nada tiene que ver con el anterior. Por si alguien se lo está preguntando, las siglas hacen referencia a su condición de “Gran Turismo Coupé”, mientras el término “Lusso” (lujo en italiano) es un guiño a algunos Ferrari de antaño que portaban esta etiqueta. El número 4 se lo debe a la tracción integral.
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El Ferrari GTC4 Lusso es un coupé con carrocería shooting brake cortada a cuchillo en su parte trasera. Este el primer rasgo diferenciador, pero no el único, que lo define. Otros tienen que ver con la practicidad que ofrecen sus cuatro plazas y su maletero con portón que cubica 450 litros, con el inusitado silencio de marcha cuando se rueda a ritmo tranquilo y, en general, con unas maneras muy cuidadas. Sin duda, es un Ferrari especial, diferente a los demás. Pero ojo, que nadie vaya a pensar que es un coche descafeinado ni nada parecido. Que sepa guardar las formas y pasar desapercibido -sobre todo en lo que tiene que ver con la sonoridad- no quiere decir que no sea un Ferrari endemoniadamente rápido. Puedo jurar que lo es.
Comparado con su antecesor conserva unas medidas prácticamente idénticas, pero se diferencia por el diseño de los faros y parrilla en su parte delantera, por los pilotos tridimensionales con relieve en la zaga, y por el corte del techo, que también tiene una nueva personalidad por la forma en la que desciende hacia a la parte trasera. Más allá de esto, en el interior hay 16 milímetros extra para las piernas de los ocupantes de la segunda fila de asientos y nuevo sistema de infotainment con dos pantallas realmente llamativas. La primera es táctil, mide 10,25 pulgadas y se ubica en la consola central; la segunda es un display en formato horizontal que va colocada en el salpicadero, justo delante del copiloto, y que le permite ver información relativa a la aceleración, el régimen de giro del motor, las fuerzas G, el modo de conducción seleccionado, la navegación e incluso la radio y demás elementos de entretenimiento. Esta pantalla también es táctil y el acompañante la puede encender, o apagar a su antojo. En realidad es simplemente para visualizar todo lo anterior, ya que no permite hacer cambios -de esto se encarga el conductor, que es quien gobierna la máquina-, pero no deja de ser un juego añadido para el pasajero que, de alguna manera, se siente también protagonista en la experiencia de conducción desde su asiento. Eso sí, la pantallita en cuestión no figura entre la dotación de serie y tiene un precio que ronda los 4.000 euros. Que nadie espere encontrar elementos asequibles en la lista de opciones de un Ferrari...
Glorioso V12 con 690 CV bajo el pie derecho
Al inicio del texto comentaba que el motor que hay bajo el capó del GTC4 Lusso lo hace especial. No creo que me equivoque al decir que, en plena era downsizing, en la que predominan los bloques de cilindrada reducida con sistemas de sobrealimentación, encontrar un propulsor de 12 cilindros en V con 6,3 litros de cubicaje, que respira a pleno pulmón sin compresores, turbos ni nada parecido... en fin, es un verdadero regalo para los sentidos. Es un motor de la vieja escuela que roza los 700 caballos de potencia, que alcanza regímenes de 8.000 vueltas, entrega un par de casi 700 Nm y que, evidentemente, pone los pelos de punta. El cambio automático de doble embrague y 7 velocidades al que va asociado es tan rápido que casi parece leer la mente.
La respuesta del V12 es simplemente espectacular. La capacidad de empuje es tremendamente contundente en cualquier zona del cuentavueltas, tanto que parece que exista algún tipo de asistencia en la escalada de revoluciones, como si hubiese algún tipo de sobrealimentación de por medio haciendo trampas. Pero no, este motor es así, muy vivo desde el ralentí y vehemente como pocos hasta que llega a la zona roja. Curiosamente, algo que me ha llamado la atención y no precisamente por positivo, es el sonido excesivamente tamizado del motor que llega al habitáculo. Estoy a bordo de un Ferrari, ¿cómo es esto posible? ¿Quién ha decidido que este coche deba parecerse a una berlina de lujo cuando se conduce a ritmo tranquilo?
Vaya, a veces me olvido de que el GTC4 Lusso es el gran turismo por excelencia de la gama Ferrari. Y como buen GT, está pensado para devorar kilómetros como la seda... Para rabiosos ya existen otros modelos de la marca como el 488, ¿verdad? En cualquier caso, si por debajo de 6.000 rpm reina la calma y el sosiego, al superar esta barrera se desata la locura. El sonido del V12 se vuelve más agudo, la escalada de revoluciones se hace más rápida e intensa y las aceleraciones son simplemente de vértigo. Para los amantes de las cifras, ahí van un par: de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos y 335 km/h de velocidad punta. ¿Cómo se te queda el cuerpo? ¿Encogido? ¿Petrificado? Así fue como se me quedó a mí tras exprimir el V12 durante la presentación internacional a la prensa especializada.
No dejé uno sólo de los 690 CV sin sacar de paseo, no me resistí a exprimir hasta el límite su eficaz chasis y, cómo no, le saqué partido a esa tracción integral que transmite toda la fuerza al suelo sin problemas. Lo cierto es que hacía tiempo que no disfrutaba tanto a los mandos de un deportivo. Esa capacidad para conjugar agresividad y suavidad a partes iguales según quiera el conductor en cada situación, gracias a elementos como el manettino del volante que selecciona diferentes conductas mecánicas... es precisamente esa bipolaridad la que hace que este coche sea especial e interesante. Dudo que exista otro deportivo con alma de GT tan fino en sus dos vertientes.
El Ferrari GTC4 Lusso quiere ponerle las cosas fáciles al conductor, así que sus cuatro ruedas motrices se plantean como un elemento clave a la hora de evitar sustos y elevar el grip a niveles muy altos. En condiciones normales, el coche se mueve como un tracción trasera, pero siempre que sea necesario se encarga de repartir la fuerza a las dos ruedas delanteras en la proporción que sea demandada (nunca más allá del 90%). Otra novedad interesante que incorpora es el sistema de cuatro ruedas directrices que ayuda en los virajes, especialmente en los de ángulo más cerrado, para resolverlos de una manera sencilla y efectiva. Sin duda, la electrónica está bien presente en este Ferrari (la suspensión también es regulable en dureza) con un claro objetivo: lograr el máximo control sin que el piloto -así es como uno se siente a los mandos de este deportivo cuando conduce con el cuchillo entre los dientes- apenas note la intervención de los controles.
Un juguete para unos pocos elegidos
¿Y qué pasa con los consumos? Aunque presumiblemente al dueño de un coche de 300.000 euros poco le importará rascarse el bolsillo al parar en la gasolinera, no puedo dejar de lado este apartado. Y es que el Ferrari GTC4 Lusso bebe como si no hubiera un mañana. En la ficha técnica encontramos una cifra mixta de 15,3 litros cada 100 kilómetros. Esto es mucho, pero nada comparado con los más de 30 litros reales que gastó el coche durante la prueba. Sí, es un deportivo de casi 700 CV con motor atmosférico de 6,3 litros, pero no deja de sorprender. Este es, sin duda, el mayor peaje a pagar por disfrutar de esta maravilla de la técnica que en breve caerá en desuso. Quien se haya asustado con semejante derroche de petróleo siempre puede optar al recién estrenado motor turbo V8 de 3,8 litros que acaba de completar la gama del Lusso T y que, con 610 CV y unas prestaciones muy similares, reduce el gasto hasta los 11,6 l/100 km, muy en línea con lo que suele gastar un deportivo actual de potencia equiparable. Yo, personalmente, me quedo con el primero. Siempre he pensado que no hay nada comparable a un buen motor “gordo” de aspiración natural.
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Tras realizar la prueba del Ferrari GTC4Lusso llega el momento de dejar las llaves de este cavallino y volver a la realidad. El nuevo deportivo es una especie de felino con garras que, bien pueden ser de seda o bien estar afiladísimas. Es un coche que cuesta más que algunas casas, poco eficiente en términos de consumos y emisiones, y además casi obliga al comprador a seguir aflojando la cartera en el concesionario porque muchos elementos de equipamiento apetecibles son opcionales y se encuentran fuera del precio base. Pero, ¿qué quieres, amigo? Este coche, como buen Ferrari, es un sueño. Y los sueños son locos e irracionales.
A destacar | A mejorar |
Empuje del motor a cualquier régimen | Sonido del motor escaso para ser un Ferrari |
Equilibrio en la puesta a punto del chasis | Sólo con tracción total (el V8 turbo sólo con tracción trasera) |
Versatilidad de su carrocería | Consumo muy elevado |
Ficha técnica Ferrari GTC4Lusso |
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Motor | Cilindrada | 6.262 cc |
Cilindros | V12 | |
Potencia máxima | 690 CV a 8.000 rpm | |
Par máximo | 697 Nm a 5.750 rpm | |
Transmisión | Caja de cambios | Automático, 7 velocidades |
Tracción | Total | |
Suspensión | Delantera | Paralelogramo deformable/resorte helicoidal |
Trasera | Paralelogramo deformable/resorte helicoidal | |
Dimensiones | Longitud | 4.922 mm |
Anchura | 1.980 mm | |
Altura | 1.383 mm | |
Distancia entre ejes | 2.990 mm | |
Alimentación | Tipo de alimentación | Inyección directa |
Peso | Peso | 1.995 kg |
Prestaciones | Velocidad máxima | 335 km/h |
Aceleración 0-100 km/h | 3,4 segundos | |
Consumos | Urbano | N.D. |
Extraurbano | N.D. | |
Combinado | 15,3 l/100 km | |
Emisiones | Emisión CO2 | 350 g/km |
Precio | Precio final | 302.508 euros |
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