Debo decirlo: el color verde que luce el Bentley Continental GT Speed de esta prueba le sienta como anillo al dedo. Es un tono más claro que el habitual ‘British Racing Green’, pero, evidentemente, más oscuro que algunos verdes que pueden verse en superdeportivos más, digamos, excitantes. Es como el Bentley Continental GT, un deportivo capaz de pegarte al asiento de una manera brutal y a su vez capaz de proporcionar el lujo más clásico que te puedes esperar, sin tener en cuenta variables modernas relevantes como por ejemplo el peso.
Y es que el Bentley Continental GT Speed tiene muy claro cuál es su vocación, a quién va dirigido y cómo debe gustar. Quiere ofrecer a sus afortunados propietarios una experiencia completa, digna de un coche de su porte. Quiere ser rápido pero también quiere ser tan lujoso como una villa en la Costa Azul. Todo no se puede tener, ¿verdad? Cierto es, pero este Bentley procura tener muy claro cuáles son sus principales objetivos: lujo y velocidad.
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Y es que por algo se apellida ‘Speed’. Se trata del Continental GT más potente de la gama, al menos hasta la inminente llegada del Bentley Continental GT Supersports. Su W12 biturbo de seis litros produce 650 CV y 820 Nm de par, una cifra que ya te deja entrever el salvaje potencial de este coche. Pero quiero que tengas muy clara una cosa: velocidad no es lo mismo que deportividad. Ojo, no digo que este coche no sea un auténtico deportivo, pero el objetivo de Bentley no es que sus clientes se vayan de tramo al Col de Turini, sino más bien que aparquen con todo el estilo del mundo unos kilómetros más abajo, en el Casino de Mónaco.
Seguro que quieres que te explique mejor lo de ‘velocidad no es igual que deportividad’. Es sencillo, con 650 CV, el Bentley Continental GT Speed es un coche rápido, muy rápido, tremendamente rápido. Hundir el pedal derecho hasta la gruesa moqueta equivale a pegarte al asiento de manera contundente. Acelera de 0 a 100 en 4,2 segundos y supera, sin demasiadas dificultades, los 300 km/h. Es rápido, muy rápido, pero es lujoso, tremendamente lujoso. Y pesado, muy pesado.
Y todo esto se traduce en un comportamiento dinámico relajado: es eficaz, la tracción integral agarra el coche al suelo con fuerza y la dirección es precisa, pero lidiar con las dos toneladas y media que pesa, más que la mayoría de todoterrenos gigantes como el Mercedes GLS o el Audi Q7, no es sencillo y la física hace acto de presencia; tiene que hacer acto de presencia.
Honestamente, meter a este buque de superlujo por una carretera repleta de curvas cerradas es casi una traición. No es su cometido ser ágil, ni ser súper eficaz. Nadie te va a cronometrar una vuelta rápida, al contrario, generalmente, cuanto más lento vas, mejor. Es un coche para disfrutar de los pequeños detalles y de la tradición británica más autentica. Es cierto que la adquisición de Bentley por parte del Grupo Volkswagen hace que este coche casi inalcanzable baje a la tierra de los coches ‘normales’, con muchos elementos que nos recuerdan a otros productos del grupo: esto tiene su parte buena y su parte mala. Lo bueno es que rápidamente te puedes hacer a todos sus sistemas y es muy intuitivo. Lo malo es que si te gastas 300.000 euros, quizás debería haber una mayor diferenciación entre éste y un coche de poco más de 50.000.
No obstante, parece evidente que el GT es un coche a la antigua usanza. Se ríe en la cara de las medidas para ahorrar peso y su motor entiende tanto de ‘downsizing’ como el propulsor nuclear del USS Enterprise. No hay que olvidar que este modelo llegó en el año 2003 y la versión que estoy conduciendo hoy, 14 años después, es una evolución directa de éste: mismo motor, mismo chasis y mismo peso.
La futura generación tendrá en cuenta estos elementos y se espera una notable rebaja del peso, pero espero que esto no arruine por completo el planteamiento del coche. Si es pesado, es pesado. Corre como una bestia y el confort interior raya a gran altura. Pero sobretodo, lo más importante de este coche es la imagen que desprende. Es elegante como pocos, pero a su vez con un toque deportivo. Transmite glamour por los cuatro costados y esa imagen que genera es la que justifica cada uno de los 300.000 euros que cuesta.
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Toca decir adiós al Bentley Continental GT Speed de la prueba y devolverlo con tristeza a Bentley Barcelona, sentimiento que siempre me invade cuando me despido de un coche único y especial. Tengo la sensación de estar ante el último ejemplar de una especie en extinción, una especie que solamente busca ofrecer estatus, lujo y prestaciones, olvidándose de todo lo demás, porque realmente no lo necesita. En las fotos que hay bajo estas líneas podrás entender muy bien de qué te estoy hablando: no será el mejor en nada, pero irremediablemente tienes el deseo de terminar con él en tu garaje si algún día terminas con el boleto premiado de un Euromillón. ¡La magia de Bentley!
A destacar | A mejorar |
Imagen | Peso |
Confort | Elementos compartidos con modelos Grupo VW |
Fuerza del motor | Plazas traseras |
Ficha técnica Bentley Continental GT Speed |
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Motor | Cilindrada | 5.998 cc |
Cilindros | W12 | |
Potencia máxima | 635 CV /6.000 rpm | |
Par máximo | 820 Nm /2.000 rpm | |
Transmisión | Caja de cambios | Automático, 8 velocidades |
Tracción | Total | |
Suspensión | Delantera | Paralelogramo deformable / Resorte neumático / Barra estabilizadora |
Trasera | Paralelogramo deformable / Resorte neumático / Barra estabilizadora | |
Dimensiones | Longitud | 4.806 mm |
Anchura | 1.944 mm | |
Altura | 1.394 mm | |
Distancia entre ejes | 2.746 mm | |
Alimentación | Tipo de alimentación | Inyección directa. Turbo |
Peso | Peso | 2.395 kg |
Prestaciones | Velocidad máxima | 331 km/h |
Aceleración 0-100 km/h | 4,2 seg | |
Consumos | Urbano | 22 l/100 km |
Extraurbano | 10,1 l/100 km | |
Combinado | 14,4 l/100 km | |
Emisiones | Emisión CO2 | 338 g/km |
Precio | Precio final | 267.020 euros |
Fotos: Raul Salinas Automotive Photography