Corría el año 1979 cuando Lancia decidió lanzar un modelo compacto que debía dar respuesta a una creciente necesidad: vehículos compactos, prácticos, con buena habitabilidad, baratos, eficientes y fiables. Sencillos, que no supusieran quebraderos de cabeza. La crisis del petróleo de 1973 había cambiado conciencias y los coches cada vez eran más sensatos. Aunque el Lancia Delta Integrale iba a ser de todo menos sensato.
El Lancia Delta fue diseñado por Bertone y destacaba por unas líneas muy angulosas, propias de los años 80. En aquellos tiempos también comenzó una tendencia que resultaría clave: los compactos deportivos. Vehículos inspirados en el Volkswagen Golf GTI y que ofrecían buenas prestaciones, diversión y un punto de practicidad que los hacían tremendamente interesantes. ¡Ah, y un precio también muy bueno! Diversión sobre cuatro ruedas para todos los bolsillos.
Lancia no quiso perder la oportunidad y también supo ver el filón de ese nuevo segmento. Primero lanzó el Lancia Delta HF en 1983, con 130 CV y una imagen muy discreta. En aquellos tiempos Lancia ya estaba inmersa en el mundo de la competición y los rally, con el espectacular Lancia Stratos, creado para tal fin. En Lancia sabían que la popularidad de los rally estaba creciendo y tuvieron muy en cuenta esta disciplina para utilizarla como herramienta de marketing.
Con la llegada del Grupo B, Lancia dejó de lado el Stratos y desarrolló una versión salvaje del su Delta, precisamente por esa misma cuestión de imagen de la que te comentaba. Una bestia con motor central y más de 400 CV capaz de romper cuellos: para poder homologarlo tuvieron que fabricar 200 ejemplares de calle, el Lancia Delta S4, a día de hoy una de las joyas más interesantes de la historia de la marca.
El Grupo B cambió para siempre el concepto de los coches deportivos y ayudó a avanzar en términos de eficacia y deportividad salvaje. Audi lanzó la tracción integral Quattro y dominó los rally. Muchos fueron los que copiaron la técnica, Lancia no fue una excepción y en 1986 nacía el Lancia Delta HF 4WD con un motor de dos litros y 165 CV, una versión más potente de la versión HF Turbo que en 1986 ya alcanzaba los 140 CV.
Pero sería un año después cuando en el Salón de Frankfurt de 1987 la marca italiana presentaba la homologación de calle de su nuevo ‘Grupo A’ de Rallys. El Grupo B ya era cosa del pasado y la marca estaba lista para luchar por ser la marca más potente en el mundial. Lancia dio una vuelta de tuerca a su HF 4WD y añadió un nuevo turbo Garrett T3, válvulas, pistones, amortiguadores, etc. Alcanzaba los 185 CV y su imagen todavía era más radical.
En los rally el Lancia Delta HF Integrale se convirtió pronto en mito: entre 1987 y 1993 el Lancia Delta de rally ganó en 46 ocasiones y pocos podían hacerle sombra. El coche fue evolucionado con el paso del tiempo y en 1989 llegaría el Lancia Delta Integrale 16V, alcanzando la cota psicológica de los 200 CV. El coche seguiría evolucionando con nuevas versiones y ediciones limitadas hasta su fin en febrero de 1995.
12 años habían transcurrido entre aquel primer Lancia Delta HF con apenas 130 CV y la última evolución, el Lancia Delta HF Integrale EvoII y 215 CV. 12 años en los que este modelo se ganó el corazón de todos los amantes de los coches deportivos y divertidos, emocionantes, salvajes. Un coche que con el paso de los años se ha convertido en una referencia y en un mito de una época. La mejor manera de recordar el pasado deportivo más glorioso de Lancia.