Mucho ha cambiado el mundo del motor en estos últimos años. Hace escasas décadas, los fabricantes peleaban por construir el coche más deportivo, el más cómodo o el más lujoso. Hoy en día esa filosofía ha cambiado por la de producir el automóvil más ecológico. Por suerte para nosotros, los que amamos los coches, tenemos marcas como Toyota, que no descuidan su lado más verde, pero que al mismo tiempo siguen creando coches como el de la prueba, el Toyota Yaris GRMN.
Gran parte de culpa la tiene el mandamás de la multinacional japonesa, Akido Toyoda, porque, además de empresario, también es piloto, por lo que por sus venas corre gasolina de 100 octanos. Por ello, la compañía que dirige ha lanzado recientemente la nueva generación del Toyota Supra. Por ello, está previsto producir nuevos modelos deportivos. Y por ello, tenemos hoy en el Circuito del Jarama, nada más y nada menos, que el juguete que vamos a probar: el Toyota Yaris GRMN.
Detrás está el departamento de preparaciones deportivas de la marca. Es el mismo que ha conseguido ganar por primera vez las 24 Horas de Le Mans, el que ha ’empujado’ a Nasser Al-Attiyah a adjudicarse su tercer Dakar o el que ha logrado el mundial de constructores del WRC tan solo dos años después de retomar su andadura por el Mundial... Las expectativas de este coche son muy altas.
Soy de los pocos afortunados que puedo mirarlo de tú a tú. Más afortunado aún por poder probarlo, porque sólo han llegado a España siete unidades, todas vendidas, por cierto, del Yaris GRMN. Enfrente tengo una de ellas. Su aspecto deportivo entra por los ojos, conquista. Siempre mantengo que un coche deportivo debe portar una imagen que lo parezca, y el pequeño GRMN lo consigue. Primer aplauso para Toyota. Los colores de Gazoo Racing, rojo, blanco y negro, se imprimen en la carrocería mediante la pintura y una serie de adhesivos.
Equipa llantas forjadas BBS de 17 pulgadas bañadas en negro. Asimismo, el paragolpes delantero acoge una gran parrilla en negro brillante -misma tonalidad que el techo, la antena tipo aleta de tiburón y los retrovisores exteriores-, que tiene forma de panal de abeja. Por su parte, el trasero exhibe un escape trapezoidal en el centro inspirado en el Yaris WRC. No podía faltar un enorme alerón posterior y el difusor, y todo ello 'cocinado' en una carrocería de tres puertas… ¡Sí, tres puertas! Una rara avis en el mundo del motor. Segundo aplauso para la firma.
Abro la puerta y lo primero que me llama la atención son sus asientos semibacquet diseñados por Toyota Boshoku; combinan Ultrasuede en la parte central y Alcántara en los extremos. Acomodados en ellos observo su nuevo, pero no por ello desconocido, volante: es el del (prueba) Toyota GT-86. A diferencia del del coupé, adopta el logotipo de Toyota y una guía central en rojo. También su ajuste en profundidad es algo más escaso. Rápidamente encuentro una posición de conducción bastante buena, a pesar de la altura del asiento. Tampoco escapan a mis ojos el pedalier de aluminio y los grafismos del cuadro de instrumentos, ambos de nuevo cuño.
Prueba el circuito del Toyota Yaris GRMN
Por si te habías preguntado qué significa GRMN, te aclaro que, Gazoo Racing Masters of the Nürburgring. Ha sido en el Infierno Verde donde la compañía japonesa ha desarrollado y puesto a punto este juguete, pero ha sido en el Circuito del Jarama donde he podido probarlo. El Toyota Yaris GRMN pasa de downsizing y acopla en el vano motor un 1.8 con compresor rotativo Magnus Eaton. Este cuatro cilindros Dual VVT-i, en el que en su día tuvieron mucho que ver los ingenieros de Lotus, rinde 212 CV y ofrece un par máximo de 250 Nm. La potencia la entrega a 6.800 rpm, mientras que el par, a 4.800. Estas cifras unidas a su contenido peso de 1.210 kilogramos hacen que entre mis manos tenga una bombita de las que ya no se suelen hacer.
Recorro el pit lane del circuito madrileño a 70 km/h. Cuando paso el semáforo, hundo el pedal derecho. Desde el primer momento me doy cuenta del portento de motor que tengo delante. Tiene fuerza desde la zona baja, pero es que según pasa las 2.000 vueltas y la aguja va subiendo, el propulsor va tomando más y más energía. Y todo ello con un sonido sensacional, natural, sin aditivos de ningún tipo. Ese aullido junto con la entrega de fuerza te anima a estirar hasta el fin la marcha. Otro aplauso para Toyota. Su cambio manual es rápido, bastante preciso y tiene un tacto tirando a duro que anima a subir de marcha o reducir, aunque la excelente entrega del bloque no lo exija.
https://youtu.be/T-eRamB82P0
Obviamente, la marca también ha trabajado en el chasis, que ha sido reforzado, y eso, también desde el primer momento, se nota. Sujeto por los soportes del asiento, afronto las curvas con total facilidad, pero también con la confianza que me ha dado el coche en los primeros virajes. Los amortiguadores deportivos Sachs Performance hacen que doble casi plano, y el diferencial autoblocante mecánico tipo Torsen, que el Toyota Yaris GRMN durante la prueba, a pesar de ser un tracción delantera de bastante potencia, no subvire ni sufra pérdidas de potencia a la salida de las curvas. También influyen, claro está, los Bridgestone Potenza que enfunda. De la dirección, con nuevo software, y de los frenos, de discos rayados y pinzas Advics de cuatro pistones, nada que objetar.
Por último comentarte algunas cifras como la de su aceleración de 0 a 100 km/h, de 6,4 segundos, o su velocidad máxima, de 230 km/h, porque la del precio, que es de 29.900 euros, casi que me la puedo ahorrar, porque recuerda que están todos vendidos…
Y el último y más fuerte aplauso para Toyota por atreverse a crear este tipo de coches, de esos que marcaron los 80 y los 90 y que poco a poco van desapareciendo: pequeños, ligeros, potentes, efectivos y divertidos, sobre todo divertidos. ¡Bravo!