A principios de los '90, con Internet asomando la cabeza en nuestras casas, Miguel Indurain ganando sus 5 Tours y Jurassic Park triunfando en la gran pantalla, el Lamborghini Diablo era, sin duda, el superdeportivo de moda. Decoraba las habitaciones de los más pequeños de la casa y era el archirrival del Ferrari F40 (prueba), el otro 'Godzilla' de la época.

El Lamborghini Diablo era un superdeportivo único, cuyo interior flirteó seriamente con el lujo a partir del año 2000, cuando los de Sant'Agata Bolognese pasaron a manos de Audi, algo que lo modernizó y lo refinó para siempre: aire acondicionado, elevalunas automáticos, asientos eléctricos...

El cúlmen de la familia Diablo de Lamborghini

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El Lamborghini Diablo VT 6.0 SE de esta prueba sería el último de la saga y se presentó al mundo con mínimos cambios de diseño con respecto a su antecesor. Pero, ¿de dónde viene esta versión VT 6.0 SE? Para entenderla, hay que echar la vista atrás y ver el recorrido que el Diablo tuvo desde que se lanzara en 1985, con el objetivo de superar la mítica marca de las 315 km/h de velocidad punta.

Y es que la evolución tecnológica de 11 años acabó desembocando en este último Diablo, pero antes que él, existió otra bestia llamada Diablo SE30, que fue la primera edición especial lanzada para conmemorar el 30º aniversario de Lamborghini. Ese era algo más que un modelo de edición limitada: era una máquina preparada para los circuitos, pero homologada para la calle.

PRUEBA: Lamborghini Countach

Lamborghini exprimió sus posibilidades hasta el extremo y, para los propietarios más avezados en circuito, se puso a su disposición un kit de modificación 'Jota', que transformaba el Diablo SE30 en un coche todavía más radical.

Tras el Diablo SE30, se presentó el Diablo VT, que sentó las bases para el Diablo VT 6.0 que tengo entre manos, un modelo que combinaba lo mejor de ambos mundos.

Lo que me encuentro

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Pero no me quiero enrollar más: me pongo al volante de esta leyenda, que apenas se eleva 1,11 metros por encima del suelo. El viajar tan cerca del asfalto tiene sus ventajas, porque multiplica las sensaciones, pero también sus desventajas: entrar no es nada cómodo y una vez dentro te tienes que esforzar para no criticar el poco espacio que ofrece su habitáculo.

Pero aquí llega lo importante: lo que tengo detrás de mi nuca es un V12 atmosférico de 6.0 litros con un nuevo colector de admisión de magnesio que, sin embargo, no desbloquea más potencia que su antecesor, quedándose en los 550 CV y 620 Nm de par máximo enviados, principalmente, a las ruedas traseras.

Cuando las cosas se ponen serias y resbaladizas, el motor puede enviar hasta el 25% de su potencia a las ruedas delanteras a través del sistema de tracción integral AWD de Lamborghini, una distribución que se realiza mediante un diferencial de deslizamiento viscoso montado en el centro.

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¿Hablamos de la transmisión? El Lamborghini Diablo recibe una caja de cambios manual de relación corta de 5 velocidades con un tacto tosco, muy firme y nada civilizado. No esperes otra cosa. El embrague es despiadadamente duro, y el movimiento de la palanca ofrece una resistencia tal que te obliga a (casi siempre) emplearte a fondo para ser mínimamente rápido.

Dicho de otra forma: tienes que ser bastante disciplinado con los movimientos de la mano y el pedal del embrague para poder sacarle la quinta esencia a esta transmisión, que no ofrece concesiones al confort. Si lo haces bien, puedes acercarte bastante a las prestaciones oficiales, con una aceleración de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos y una la velocidad máxima limitada a 250 km/h.

Gran parte de la culpa de esas extraordinarias cifras reside en el peso: algo más de 1.600 kilos. ¿Te parecen muchos? Está claro que no marcó un récord en su época, pero créeme que los esfuerzos por adelgazar a este superdeportivo fueron extenuantes, con el uso de materiales como el acero aligerado, el aluminio y la fibra de carbono, empleada tanto en el chasis como en los paneles de la carrocería (por ejemplo, las llantas de magnesio se instalaron no para ganar en exclusividad, sino para reducir el peso total).

PRUEBA del Lamborghini Diablo VT 6.0 SE

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Arranco y el V12 emite un maravilloso sonido metálico y lleno de matices que hace que se me erice la piel. ¡He arrancado a la bestia! Meto primera y, no sin dificultad, voy soltando poco a poco el embrague. Me empiezo a mover... No puedo ni parpadear.

Piso más el acelerador y noto cómo la aguja del cuentavueltas escala mientras el habitáculo se llena del maravilloso sonido del motor. No apuro hasta las 7.500 rpm de límite; cambio a las 5.000. Ya en segunda, piso a fondo y el Diablo de calle más ambicioso de la historia me devuelve un empuje brutal que me obliga a agarrarme fuerte al volante y darme cuenta al instante de que esta joya esta en muy buena forma a pesar de sus años.

Empiezo a enlazar curvas y entre una y otra siento que la dirección hidráulica me da todo lo que necesito. Es dura y no tiene un ápice de modales. De hecho no te gustaría callejear en ninguna ciudad con ella, porque cuesta moverla (sobre todo, en parado) y porque no gira mucho, pero te aporta un nivel de comunicación con el asfalto increíble. Y es rápida, suficientemente rápida.

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Para cuando me quiero dar cuenta voy en tercera rozando las 6.000 vueltas y la vida empieza a pasar demasiado deprisa ante mis ojos. ¡Cuarta y a fondo! En las rápidas enlazadas, el chasis no ha rechistado lo más mínimo y, por contra, me proporciona una sensación de dominio del asfalto brutal. ¡Cómo pisa! ¡Cómo cambia de dirección!

La confianza con esta máquina crece continuamente y me hace pensar que estoy en un deportivo más moderno, hasta que los frenos me devuelven a la realidad. El tacto es una piedra y cuesta dosificar el mordiente. Hay que tirarse encima del pedal para obtener buenas distancias de detención.

Toca reducir marchas y volver a pegarse con la caja de cambios. No me quiero imaginar el esfuerzo necesario y la paciencia para entrar con este Lamborghini en un atasco. Afortunadamente, delante de mí solo tengo carretera libre de coches para exprimir un motor que da lo mejor de si cuando pasar las 4.000 vueltas.

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Resulta sorprendente lo obediente que se muestra el eje delantero y lo bien que acompaña una zaga que no se inmuta cuando hundes el pie derecho a la salida de las curvas más cerradas. Bajo el ritmo para que me dé tiempo a detenerme en los detalles del interior.

PRUEBA: Ferrari Testarossa

Cada zona del habitáculo de este Lamborghini Diablo VT 6.0 SE refleja un compromiso con la obsesión por hacer un producto único. Cada centímetro que ven tus ojos está revestido con el material más fino, creando un entorno de lujo y exclusividad atemporal.

El cuero se extiende más allá de los asientos, pasando por el salpicadero, las puertas y la consola central, proporcionando además una agradable sensación de lujo. Los asientos son cómodos y proporcionan un buen agarre lateral para sujetar tu espalda en las curvas más cerradas.

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Donde no hay cuero, hay fibra de carbono expuesta, como en los radios del volante, la consola central o algunas zonas de las puertas. Y puede que no se note a simple vista, pero la palanca de cambios con la que me he ido peleando antes está fabricada en titanio.

En sistema de sonido está firmado por Alpine e integra un sistema de navegación con una completa cartografía de mapas de carreteras, aunque dudo que alguien la hay utilizado para viajar por anchas autovías, ya que este Diablo invita a perderse por interminables carreteras de montaña en las que degustar una ingeniería italiana poco dada al confort y muy orientada a extraer cada gramo de deportividad que guarda en sus tripas.

Ficha técnica Lamborghini Diablo VT 6.0 SE 2001
Motor Cilindrada 5.992 cc
Cilindros V12
Potencia máxima 550 CV / 7.100 rpm
Par máximo 620 Nm / 5.500 rpm
Alimentación Tipo Inyección directa
Transmisión Caja de Cambios Manual, 5 velocidades
Tracción Total
Suspensión Delantera Suspensión independiente
Resorte helicoidal
Barra estabilizadora
Amortiguadores controlados electrónicamente
Trasera Suspensión independiente
Resorte helicoidal
Barra estabilizadora
Amortiguadores controlados electrónicamente
Frenos Delanteros Discos ventilados / 355 mm
Traseros Discos / 335 mm
Dimensiones Longitud 4.470 mm
Anchura 2.040 mm
Altura 1.105 mm
Distancia entre ejes 2.650 mm
Maletero Volumen N.d.
Peso Peso 1.625 kg
Prestaciones Velocidad máxima 330 km/h
Aceleración 0-100 Km/h 3,9 seg
Consumo
NEDC
Combinado N.d.
Urbano N.d.
Extraurbano N.d.
Emisiones Emisiones de CO2 N.d.
Precio Precio oficial N.d.

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