A lo largo de la historia, muchas han sido las marcas que han decidido dar una segunda vida a sus modelos más icónicos. Ejemplos hay (y bastantes), pero el que protagoniza esta prueba, el Ford GT, puede que sea la re-interpretación más espectacular (y quizá me quede corto) de todas las que ha habido; es una creación única, distinta, especial. Un superdeportivo concebido por y para la competición reconvertido en coche de calle, uno de los biplazas más llamativos y sorprendentes de las últimas décadas, capaz de rivalizar con la élite de Ferrari, McLaren y compañía.

Ford GT 2017

¿Cómo es que a una marca como Ford se lanza a fabricar un coche de semejantes galones? La respuesta obliga a remontarse a 2016. Ese año, la marca quería homenajear el 50 aniversario de la mítica victoria del Ford GT40 en las 24 Horas de Le Mans del ’66. Fue una victoria tan épica que, 10 lustros después no podía pasar por alto. ¿Qué hacer? Simple: volver a disputar la prueba francesa y ganar. Debido a su contenido presupuesto, la categoría LMP1 no estaba al alcance, así que todos los focos recayeron sobre la categoría GTE Pro. ¿Había coche para ello? Sí, el Ford Mustang. Y así es cómo se intentó crear un ‘super-Mustang‘ que fuese imbatible en las interminables rectas de la Sarthe.

Pero la operación cobró tal envergadura, que los costes pronto se dispararon… y el proyecto empezó a ponerse en duda y a peligrar. Para sorpresa de muchos, la cúpula directiva decidió cancelarlo, pero, afortunadamente, no de forma definitiva. La compañía puso sobre la mesa el plan ‘B’: resucitar al mítico Ford GT40. Como si fuera un secreto de Estado, muchos empleados de la marca ni siquiera conocían de su existencia hasta que se presentó al mundo en el Salón de Detroit del año 2015 el espectacular concept.

Aquello ya estaba en marcha y era imparable. El que ves en las imágenes es el resultado final: un superdeportivo con todas las de la ley de 4,78 metros de longitud y 2,00 metros de ancho (sin contar los retrovisores), que apenas se eleva un metro del suelo (en función del modo de la suspensión puede ser de 1,06 metros o 1,11 metros).

PRUEBA: Bugatti Chiron W16 8.0 1.500 CV

Cuando lo tienes delante, es difícil parpadear. Sus ángulos y formas tan afiladas te emboban por completo. Al ser un coche nacido para triunfar en Le Mans (algo que consiguió, por cierto, en aquel 2016), su carrocería no es sino una escultura esculpida por el túnel del viento. La aerodinámica está tan estudiada que el aire, a su paso, parece mimar cada centímetro de una carrocería de carbono que abarca masivamente todo el conjunto salvo los subchasis del eje delantero y trasero, que van fabricados en aluminio.

Hasta las llantas las puedes pedir en ese material, aunque tendrás que pasar por caja y no son especialmente baratas. En total, el peso es de 1.385 kilos, una cifra contenida si la comparamos con, por ejemplo, un (prueba) Ferrari 488 Pista que también recurre al carbono para aligerar su peso (1.460 kilos en el caso del italiano).

Entrar en el Ford GT no es fácil. No lo pretende. Sus puertas se abren en forma de tijera y no dejan mucho espacio para acceder. Hay que agacharse, salvar la puerta y luego la enorme estribera antes de dejarte caer en sus duros asientos. Estos son parte del chasis de carbono y, por tanto, no tienen ni ajuste longitudinal ni vertical.

interior del Ford GT V6 3.5 Twin-Turbo

Una vez dentro, la sensación de claustrofobia es alta y la visibilidad, bastante justa. Como el asiento es parte del suelo, tu posición al volante solo la vas a poder adaptar a tu altura por medio del la columna de la dirección (que se desplaza en longitud y altura) y el pedalier, que también se mueve en paralelo al suelo.

Delante de mí, un volante muy vertical, achatado en su parte superior e inferior, con un montón de botones para las distintas configuraciones de conducción y una pantalla 10 pulgadas detrás del aro muy personalizable. En la zona central, el sistema multimedia, con otra pantalla y unos botones muy poco sofisticados (todo hay que decirlo) para el aire acondicionado.

foto del motor del Ford GT V6 3.5 Twin-TurboPero en el fondo, estos detalles se los perdonamos, porque aquí de lo que se trata es de pilotar, y cuando más rápido, mejor. De eso se encarga un motor que, comparado con la competencia parece demasiado modesto. Ni doce ni diez ni ocho: es un seis cilindros en V de 3,5 litros de capacidad con la tecnología EcoBoost que, eso sí, va asistido por dos turbocompresores que le ayudan a alcanzar la mágica cifra de 647 CV a 6.250 rpm, con 745 Nm de par a 5.900 rpm.

Valores que son para tomárselos en serio, igual que sus prestaciones: acelera de 0 a 100 km/h en menos de 3 segundos y logra una velocidad máxima de 347 km/h en su modo de conducción V-Max (es el que coloca la aerodinámica activa en la mejor posición para volar a ras de suelo en las rectas).

¿Y si compruebo cuántas mariposas puedo sentir a lomos de este GT? Botón de arranque y el V6 me saluda con un sonido bronco, pero menos espectacular de lo que me imaginaba. Y eso que la doble salida de escape impone por su enorme tamaño.

Prueba del Ford GT

Comienzo la prueba del Ford GT

El motor va acoplado a una caja de doble embrague firmada por Getrag de siete relaciones que promete funcionar a la velocidad del rayo. No voy a necesitar mucho tiempo para comprobarlo. Pedal a fondo… La sensación cuanto hundes el pie derecho es de otro mundo. La espalda se incrusta contra el respaldo, mientras tu instinto de supervivencia te ruega que levantes el pie. Pero es demasiado tarde: la adrenalina ya recorre tus venas y solo quieres más.

El cerebro intenta digerir todas esas sensaciones, a la vez que voy subiendo de marchas como un loco antes de llegar al corte de inyección: segunda, tercera, sigo a fondo… El ruido que ahora inunda el habitáculo hace que cambie la opinión de antes. Este Ford GT suena que es una maravilla. Es ronco y grave, poderoso a partir de las 3.000 vueltas.

Ruedo tan rápido que no soy capaz de mirar el display para ver la velocidad. Me acerco a la primera curva y siento que, o bien ‘clavo’ la frenada o la fiesta se habrá terminado para mí. Piso el pedal del freno con todas mis fuerzas y mi cuerpo se echa hacia delante. La desaceleración es tan bestia que enseguida me tranquilizo. Todo en orden. Este Ford GT acelera tan bien como frena y eso me da mucha confianza.

Continúo con la prueba en circuito del Ford GT. Busco el vértice, apunto con la mirada y paso por la curva con un aplomo bestial que me obliga a pensar que he sido demasiado conservador. Vuelvo a dar gas. Con el ego tocado por no haber encontrado el límite, pienso en apurar más en la siguiente oportunidad. No tardo mucho. Con 647 CV, las rectas desaparecen para este GT.

Prueba en circuito del Ford GT

La siguiente curva exige que frene fuerte. Es más cerrada. Ahora sí tengo tiempo para ver la velocidad: 197 km/h. Es una curva de segunda, me vuelvo a tirar al pedal del freno y, de nuevo, la dura realidad: el GT supera mis expectativas y se clava de una forma demasiado sencilla.

PRUEBA: Ferrari 812 Superfast

En ese punto reconozco que voy a necesitar más tiempo para hacerme con las reacciones de este bólido al que parece que solo le hago cosquillas. Las suspensiones tipo pushrod (como en los coches de competición) hace que se muestre insultantemente eficaz en todo tipo de situaciones y con buen asfalto. Con el modo Track activado (se hace desde el volante), la electrónica se relaja y las suspensiones se tensan tanto que la carrocería ni se mueve en los cambios de apoyo. Es como una tabla.

llanta y alerón del nuevo Ford GT

Mi espalda lo nota de la misma forma que empiezo a darme cuenta de cómo la trasera se empieza a insinuar con pequeñas deslizadas a la salida de las curvas más cerradas. Al fin le estoy cogiendo el pulso a un deportivo de ensueño con ADN de ganador. Cuesta mucho, demasiado, medio millón de euros para ser exactos, pero sus sensaciones son tan puras que pagaría hasta el último céntimo si tuviera una cartera igual de grande. Lo mejor de todo es que el Ford GT 2020 ya está en camino, y por milagroso que parezca, promete superar en todo al actual. Un aplauso.

prueba del Ford GT

Ficha técnica Ford GT
Motor Cilindrada 3.497 cc
Cilindros 6 en V
Potencia Máxima 655 CV / 6.250 rpm
Par Máximo 750 Nm / 5.900 rpm
Transmisión Caja de Cambios Automática, 7 velocidades, doble embrague
Tracción Trasera
Suspensión Delantera Paralelogramo deformable / Resorte helicoidal
Trasera Paralelogramo deformable / Resorte helicoidal
Dimensiones Longitud 4.779 mm
Anchura 2.003 mm
Altura 1.109 mm
Distancia entre Ejes 2.710 mm
Alimentación Tipo de Alimentación Inyección mixta directa/indirecta. Turbo
Peso Peso 1.460 kg
Prestaciones Velocidad Máxima 347 km/h
Aceleración 0-100 Km/h 2,8 seg
Consumos NEDC Urbano N.D.
Extraurbano N.D.
Combinado NEDC 16,8 l/100 km
Emisiones WLTP Emisión CO2 395 g/km – Euro 6
Precio Precio Oficial Desde 388.000 €

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