El Fiat Panda Cross de la prueba es un vehículo de corte urbano que se desenvuelve con soltura en ciudad, pero también en situaciones de baja adherencia. Es un modelo casi único en el mercado, pues tan solo hay otro coche a la venta con características similares, el Suzuki Ignis. Como este, el Panda se caracteriza por combinar una carrocería pequeña (3.705 mm de longitud) con una altura libre al suelo considerable y con un sistema de tracción a las cuatro ruedas.
Unos ingredientes que además se unen a un diseño estético que diferencia al Panda Cross de sus hermanos de gama, el Panda normal y el Panda 4x4 sobre el que se basa. Presenta un aspecto más aventurero y robusto gracias no solo a su mayor distancia al suelo, también porque luce protecciones adicionales o unos paragolpes específicos. En el caso del delantero, el parachoques no se limita exclusivamente a cumplir una función estética, es que contribuye a mejorar el ángulo de ataque y además integra dos argollas de remolque pintadas en rojo.
Con un peso de poco más de 1.100 kg, un ángulo de ataque de 24º, ventral de 34º, de salida de 21º y una altura libre al suelo de 158 mm, el Fiat Panda Cross de la prueba presenta unas características 4x4 mejores que las de muchos SUV. Y gracias a eso y a su sistema de tracción permanente con embrague multidisco, es capaz de superar obstáculos y pendientes con una facilidad sorprendente.
Para ahorrar combustible, el sistema de tracción ‘Torque on demand’ del Fiat Panda Cross envía la mayor parte de la potencia a las ruedas delanteras cuando el agarre es óptimo. Pero cuando el dispositivo de gestión electrónica detecta pérdidas de adherencia, aumenta la fuerza que llega al tren trasero según las necesidades. Todo esto se combina con la acción del control de tracción y del ELD. Este último emplea los frenos para mejorar el avance, que se activan según las necesidades para frenar las ruedas que pierden agarre emulando así la acción de un diferencial bloqueable.
El conjunto se regula de forma automática o bien, a través de la ruleta circular del Terrain Control ubicada entre los asientos delanteros. Esta ofrece tres modos: Auto, en el que el sistema se encarga de distribuir la fuerza entre ambos ejes de forma automática; Lock, en el que todas las ruedas reciben la misma cantidad de potencia y en el que puede operar hasta velocidades de 50 km/h; y por último, Hill Descent, que activa el control electrónico de descenso de pendientes.
Con todo, circular por terrenos abruptos con el Fiat Panda Cross de la prueba es sorprendentemente fácil. Porque gracias a la capacidad de agarre y a sus compactas dimensiones y ligero peso, puede pasar por sitios que pondrían en aprietos a muchos SUV de renombre. Y todo esto mientras en asfalto se comporta casi como un Panda normal. Digo casi porque por la diferencia de altura y porque incorpora unas suspensiones algo más enérgicas para mantener a raya los balanceos de la carrocería.
El habitáculo del Fiat Panda Cross, salvo por algunos detalles y por su mayor equipamiento de serie, también es idéntico al de cualquier otro Panda. Las plazas delanteras son cómodas y el hecho de que sea más alto facilita la operación de entrada y salida del interior. En la segunda fila nos encontramos con una banqueta corrida con tres plazas y tras esta, con un maletero con una capacidad de 225 litros.
El pero en este apartado viene por un volante que solo es regulable en altura y no en profundidad, lo que dificulta encontrar una postura idónea. Por lo demás, el Panda Cross cumple con lo que uno espera de un vehículo de este tipo. Cuenta con equipamiento que facilita la vida a bordo y aumenta el confort, como el climatizador automático, los asientos delanteros calefactables o el soporte extraíble para el teléfono móvil situado en la parte alta del salpicadero.
Un motor de dos cilindros turboalimentado
El ‘corazón’ del Panda Cross de la prueba es el conocido motor 0,9 TwinAir que utilizan otros modelos de Fiat. Se trata de un bloque de dos cilindros que está sobrealimentado mediante un turbocompresor. Una mecánica que a pesar de su poca cilindrada (875 centímetros cúbicos), produce una potencia máxima de 90 CV a 5.500 vueltas y un par de 145 Nm a 1.900 rpm. Datos que permiten que mueva el conjunto con cierta soltura, con un paso de 0 a 100 km/h oficial de 12 segundos y una velocidad máxima de 167 km/h.
A esto último también contribuye su peso (1.165 kg) y el hecho de que emplee una transmisión manual con seis velocidades. Esta tiene un escalonamiento de marchas que permite aprovechar el par motor y una sexta velocidad con la que es posible lograr una media entre velocidad de crucero y consumo de combustible interesante. De hecho, a velocidades contenidas es posible establecer un gasto de combustible de entorno a los 6,0 l/100km.
Lo que más me ha gustado del motor del Fiat Panda Cross de la prueba es que entrega el par motor desde muy abajo. Esto facilita practicar una conducción relajada, que es a lo que invita el coche, pues no es necesario recurrir constantemente a la caja de cambios para lograr una respuesta mejor. Lo que no me ha gustado tanto es el sonido que produce, las vibraciones que transmite al ralentí y el hecho de que ‘desfallezca’ al alcanzar las 5.500 vueltas.
En definitiva, el Fiat Panda Cross con motor TwinAir de dos cilindros y turbo es un modelo que se desenvuelve igual de bien en entornos urbanos o rústicos. La capacidad de tracción, unido a su bajo peso, permite que tenga unas capacidades para superar obstáculos sorprendentes, mejores que la de muchos SUV. La pega es que su precio de tarifa no sea muy competitivo frente a modelos como el Suzuki Ignis.
A destacar | A mejorar |
Comportamiento todoterreno | Precio |
Imagen | Consumo de combustible |
Confort de marcha | Detalles de equipamiento |
Fotos: Álex Aguilar