En la basta y extensa historia de Porsche, el fabricante alemán con sede en Stuttgart nos ha brindado multitud de vehículos icónicos que contemplan al legendario Porsche 911 -conoce su historia- y una amplia variedad de modelos de competición para diferentes categorías de automovilismo que han ayudado a la marca a contar con un nutrido palmarés de victorias y éxitos. Hoy te cuento la historia del Porsche 981 Bergspyder, un one-off único de un Boxster aligerado que jamás llegó a producción.
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Aunque para conocer al Porsche Bergspyder moderno nos tenemos que remontar a 2015, lo cierto es que tendremos que viajar hasta finales de los años 60 para descubrir cuál es el origen de esta algo desconocida denominación. Este nombre, que surgiría en el mundo de la competición, trató de ser rescatada para un modelo de producción hace apenas cuatro años, pero finalmente no se impulsó el proyecto por un tema relacionado con los mercados que te explicaré más adelante.
La historia del Porsche 981 Bergspyder
En 1968, Porsche construye el 909 Bergspyder, un liviano monoplaza diseñado específicamente para participar en carreras de HillClimb, una modalidad derivada de los rallyes en la que se cronometra un tramo de subida (generalmente un puerto de montaña) y donde triunfan los coches potentes y ligeros con un gran paso por curva. Para ello, los ingenieros apostaron por un peso de tan solo 384 kilogramos en una carrocería terminada de color blanco y verde.
Casi cinco décadas más tarde, en 2015, Porsche encargó a un equipo de Weissach el desarrollo de un proyecto para la construcción de un deportivo ligero basado en el Porsche Boxster 981. El objetivo era crear un diseño más “radical e inflexible” que el del Porsche Boxster Spyder, al mismo tiempo que preservaba unos principios de ligereza y minimalismo. Para ello, los ingenieros se inspiraron en el 909 de finales de la década de 1960, con el 981 Bergspyder como resultado.
Su exterior presentaba la misma decoración blanca y verde del 909 Bergspyder original, incluso había sido convertido en un monoplaza sin techo, ni parabrisas ni tiradores para las puertas. Se trataba de una interpretación moderna del 909, aunque un poco más grande. Incluso conservaba un pequeño deflector de viento en la parte delantera de la cabina. Más tarde, se diseño un techo de lona hecho de piel sintética para cubrir el compartimento de fibra de carbono, un elemento que recordaba al Porsche 356 Speedster de 1954.
Un interior a medida
El concepto básico del vehículo seguía siendo un Porsche Boxster de tercera generación, pero para el interior del Porsche 981 Bergspyder, los diseñadores se inspiraron en el avanzado Porsche 918 Spyder. Se adaptaron muchos de sus elementos, incluyendo el asiento, el volante y el cuadro de instrumentos con sus tres características esferas. Pese a ser un monoplaza, el 981 Bergspyder cuenta con una puerta practicable y un compartimento de carga para almacer un casco, una funda extraíble para el asiento del conductor y equipaje adicional.
También se preservó, en mayor medida, el peso reducido del concepto original de 1968. El 981 Bergspyder registraba un peso de solo 1.099 kilogramos. Bajo el capó, un motor bóxer de seis cilindros y 3.8 litros de aspiración natural derivado del Porsche Cayman GT4 (prueba) entregaba 393 CV de potencia y le permitía pasar de cero a 100 km/h en poco más de cuatro segundos. El Boxster aligerado incluso podía completar una vuelta a Nürburgring en alrededor de 7:30 minutos.
Aún quedaba una cuestión por resolver antes de que Porsche llevara el 981 Bergspyder a los concesionarios de todo el mundo: la homologación para registro en algunos mercados, lo que tendría un impacto en las ventas potenciales. Dado que todos los países no admitirían un vehículo de estas características en sus carreteras, Porsche decidió no dar impulso comercial a un vehículo como el Porsche 981 Bergspyder, por lo que el proyecto se redujo a un one-off que permaneció dos años en exhibición en el centro de desarrollo de Weissach, y que ahora forma parte de la colección del Museo Porsche.