Antes incluso de que Bugatti se uniera al conglomerado empresarial del Grupo Volkswagen, la compañía francesa creó un superdeportivo extraordinario a principios de la década de 1990 que representa un punto de inflexión para Bugatti. Tan solo se crearon 139 unidades en los cuatro años de producción, un proceso que acabaría con la quiebra de la compañía en 1997 y la entrada de Volkswagen un año más tarde. Mientras tanto, el fabricante deleitó al mundo con el impresionante motor del Bugatti EB110 Super Sport de 1993.
El Bugatti EB110 fue el producto resultante tras la compra de la compañía por un empresario italiano, Romano Artioli, en 1987. Su objetivo era renacer la marca y para ello desarrollaría un nuevo superdeportivo a la altura de lo mejor de la época. En la factoría Campogalliano, cerca de Módena (Italia), Artioli reúne a los padres del Lamborghini Miura, Paolo Stanzani y Marcello Gandini, y comienza a trabajar en el proyecto.
El Bugatti EB110 Super Sport de 1993 y su impresionante motor
El EB110 sería concebido con talento italiano y, al frente de la misión de crear un motor revolucionario, se encontraría Nicola Materazzi y el actual director técnico de Lamborghini, Maurizio Reggiani. El dúo Materazzi-Reggiani trabajarían arduamente para equipar a la nueva criatura de Bugatti de un motor ejemplar, un propulsor de doce cilindros que, aunque fue eclipsado años más tarde por el famoso W16 de Bugatti, fue toda una proeza tecnológica hace ahora casi tres décadas.
El resultado fue una unidad V12 de 3.5 litros de capacidad equipado con cuatro turbocompresores IHI con una presión de soplado de 1,2 bar y dos intercooler que enfriaban el aire en todo momento. El bloque de aleación estaba equipado con un doble árbol de levas a la cabeza con cinco válvulas por cilindros, lo que resultaba en un total de 60 válvulas entre admisión y escape. El motor presentaba doce cuerpos de acelerador individuales y una relación de compresión 8,0:1.
El resultado de este completo sistema mecánico son 560 CV de potencia a 8.000 rpm y 611 Nm de par motor máximo desde 3.750 rpm. El motor podía acelerar sin contemplaciones hasta las 8.500 rpm y estaba asociado a un sistema de tracción total permanente gestionado a través de una caja de cambios manual de seis velocidades. Pasaba de 0 a 100 km/h en 3,6 segundos y registraba una velocidad máxima de 334 km/h.
Pero Bugatti no se detuvo aquí y decidió incluir una variante aún más potente del EB110 apellidada Super Sport. Tan solo se ensamblaron 30 ejemplares de esta versión exclusiva, la cual elevaba la potencia de su motor V12 de 3.5 litros hasta los 612 CV a 8.250 rpm. El par motor se incrementó hasta los 650 Nm a 4.200 rpm, una mejora que tuvo un impacto positivo en las cifras de rendimiento, reduciendo el 0 a 100 km/h en 0,4 segundos (3,2 segundos) y aumentando la velocidad máxima hasta los 348 km/h.
Uno de los tres Bugatti EB110 Super Sport “Le Mans” está en un museo
En el vídeo que acompaña a estas líneas descubrirás uno de los 30 ejemplares del Bugatti EB110 Super Sport, el cual se encuentra en la colección del Museo Automotriz Mullin de Oxnard, en California (Estados Unidos). Este ejemplar, al que se refieren como EB110 Super Sport “Le Mans”, sería uno de los solo tres coches que fueron fabricados con estas misteriosas especificaciones.
Al parecer, y en base a los datos publicados en EB110 Registry, se trata del chasis SS22, fabricado en 1994 y vendido nuevo en Alemania como un Super Sport estándar. El coche más tarde fue importado a Japón, donde al parecer recibió una actualización mecánica que incluye una nueva ECU y un sistema de admisión con terminación cromada, lo que se traduce en un incremento de la presión de soplado del sistema de sobrealimentación del motor V12.
Una vez concluida su gira por tierras asiáticas, el EB110 Super Sport se trasladó a California, donde fue directamente al prestigioso taller de Bruce Canepa, quien de hecho se lo vendió a Peter Mullin (fundador del museo) en 2008. Desde su fabricación hace 26 años, este EB110 Super Sport “Le Mans” acumula en su marcador tan solo 375 kilómetros y no puede salir a rodar a las carreteras públicas ya que no es legal para su utilización en Estados Unidos.
Sea como fuere, este Bugatti EB110 Super Sport de 1994 es uno de los pocos ejemplares jamás fabricados y cuenta con uno de los motores más prestacionales y mecánicamente avanzados de su época. ¿Su valor? Millonario, aunque es más que probable que jamás abandonará la colección Mullin.