La historia del Mercedes 300 SEL 6.8 AMG es un ejemplo de superación, de la dedicación de dos ex ingenieros de Mercedes que tenían el sueño de devolver a la competición a los vehículos de la firma de la estrella. El conocido como ‘Rote-sau’ (cerdo rojo o ‘Red Pig’) lograría un destacado segundo puesto en las 24 Horas de Spa de 1971 y poco a poco se desvanecería hasta desaparecer misteriosamente. Pero, antes de que eso tuviera lugar, ¿cómo acabó el Mercedes 300 SEL 6.8 AMG de 1970 probando piezas para aviones de combate?

Mercedes 300 E 6.0 AMG “The Hammer”: el martillo de AMG

El origen del 300 SEL 6.8 de AMG está estrechamente relacionado con los primeros años de Aufrecht Melcher Großaspach (AMG). La empresa fue fundada por Hans-Werner Aufrecht y Erhard Melcher en 1967. Su primer coche fue un Mercedes 300 SE que se convertiría en Campeón de Alemania de turismos con Manfred Schiek a los mandos. Sin embargo, es el ‘Rote-sau’ el que coloca en el panorama internacional al humilde preparador alemán cuya sede estaba situada en un viejo molino de la localidad de Burgstall.

La historia de cómo acabó el Mercedes 300 SEL 6.8 AMG de 1970 probando piezas de aviones de combate

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No está claro el origen del Mercedes 300 SEL 6.3 de 1970 sobre el que se desarrolló el vehículo de carreras. Algunos dicen que fue adquirido de segunda mano, otros que fue un encargo de un propietario privado, y otros que Aufrecht y Melcher lo compraron tras haber sufrido un accidente.

Sea como fuere, el vehículo recibió una serie de importantes modificaciones en el motor, que ahora desarrollaba 427 CV de potencia y 600 Nm de par máximo tras aumentar su cilindrada hasta los 6.8 litros. Aunque estaba ligado a un cambio automático de fábrica, el 300 SEL recibió una transmisión manual de cinco relaciones. También se redujo el peso en más de 200 kilos, se instaló una jaula de seguridad y unos baquets de carreras. La carrocería se terminó en un intenso color rojo que le ayudaría a ganarse el apodo de ‘cerdo rojo’.

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El objetivo de AMG era el de competir en las 24 Horas de Spa-Francorchamps de 1971. El Mercedes 300 SEL 6.8 AMG logró clasificar en quinta posición durante los entrenamientos y, para sorpresa de los espectadores, acabaría firmando una segunda posición tras ser superado tan solo por el Ford Capri RS 2600 de Dieter Glemser y Alex Soler-Roig.

Por desgracia, AMG no logró replicar este gran resultado en otras pruebas como las 24 Horas de Nürburgring o en Le Mans. Estas últimas participaciones llegan justo antes de que la FIA prohibiese los coches de más 5.0 litros en el Campeonato Europeo de Turismos. Esta decisión fue la culpable de que el preparador teutón se deshiciera del glorioso Mercedes 300 SEL 6.8 AMG a finales de 1972.

De coche de carreras a banco de pruebas

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El 300 SEL 6.8 AMG reconvertido en limusina de seis puertas para probar los trenes de aterrizaje de los aviones de combate de Matra | Rotesau.co.az

AMG se lo vende a Matra (actualmente dentro del Grupo Lagardère), un conglomerado francés relacionado, entre otras áreas comerciales, con la aeronáutica y el armamento. La compañía gala lo emplearía como banco de pruebas para piezas de aviones de combate y aeronaves de pasajeros. Para hacer esto posible, antes de entregárselo a su nuevo propietario, AMG modificó el 300 SEL 6.8 AMG cortando su chasis y la carrocería para añadir un metro más de distancia entre ejes.

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La ahora limusina de seis puertas era lo suficientemente grande, pesada y potente como para testar neumáticos de aviones de combate. Por ese motivo, los ingenieros de Matra dejaron un hueco en el piso del Mercedes 300 SEL 6.8 AMG de 1971, para adaptarse a la plataforma de prueba del tren de aterrizaje de los aviones de combate. De este modo, el neumático podía salir y entrar en contacto con el asfalto mientras los 427 CV del ‘Red Pig’ catapultaban el vehículo a su velocidad máxima de 265 km/h.

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El espacioso habitáculo permitía transportar todas las piezas necesarias para testar el tren de aterrizaje de aviones de combate, como el Mirage, o el supersónico Concorde. Además, era lo suficientemente potente como para acelerar y alcanzar velocidades que emularan el despegue y aterrizaje de estas aeronaves. Así, los ingenieros de Matra podían analizar el coeficiente de fricción en los trenes de aterrizaje de sus aviones.

Se desconoce el paradero del primer coche de carreras de AMG

Lo que ocurrió una vez acabó su papel en Matra es un misterio. Se dice que la compañía francesa destruyó el Mercedes 300 SEL 6.8 AMG y todo parece indicar que así fue. A principios de los años 2000, para celebrar la admisión de AMG, Mercedes trató de localizar el vehículo original. Tras una búsqueda infructuosa por Francia, la compañía decidió crear dos réplicas exactas en su honor. Una de ellas se encuentra en una exposición estática y, la otra, a veces participa en pruebas muy exclusivas.

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Una de las dos réplicas del Mercedes 300 SEL 6.8 AMG que Mercedes fabricó después de su intento de localizar el vehículo original a principios de la década del 2000

Estas réplicas equipan un motor V8 de 6.3 litros de origen Mercedes que está ligado a una transmisión automática. No son tan fieles al original, no al menos a nivel mecánico, pero son la única forma -de momento- de recordar al mítico Mercedes 300 SEL 6.8 AMG de 1970.

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