La producción de automóviles se ha especializado tanto en las últimas décadas que atrás quedan ya esos años en los que los fabricantes creaban vehículos sin apenas probar sus cualidades. Hablamos, por supuesto, de los albores de la industria automotriz, porque desde principios del siglo XX, casi todas las marcas acuden al circuito para testar sus productos, tanto en la fase de desarrollo como una vez ha concluido el ensamblaje. Hoy te quiero hablar precisamente de esas pistas de pruebas privadas que desarrollaban las marcas, concretamente de tres fabricas que tuvieron un circuito en el tejado: Lingotto, Impéria y el Palacio Chrysler.
Nürburgring Südschleife, el hermano pequeño y olvidado del circuito
La solución más lógica a este problema es construir un circuito inmediatamente al lado de la fábrica, así la marca obtiene un mayor rendimiento de su tiempo y su dinero al no tener que trasladar sus vehículos nuevos y prototipos hasta una pista de pruebas, reservar el día completo y ponerse a trabajar. Sin embargo, en algunas ocasiones era casi imposible que la pista estuviera justo al lado de la fábrica, por lo que hubo un momento en el que tres compañías decidieron acercar sus circuitos de pruebas al cielo, optimizando al máximo el espacio disponible.
Lingotto, la fábrica de Fiat con una pista de pruebas en el tejado
Lingotto (SurfAst | Wikimedia Creative Commons)
La fábrica de Lingotto de Fiat estaba ubicada en el centro de Turín, Italia, y es uno de los edificios más famosos de la ciudad. La fábrica tiene una altura de cuatro pisos y se extiende a lo largo de medio kilómetro. Fue diseñada por el arquitecto Giacomo Mattè Trucco en 1916 y contaba con una línea de montaje que comenzaba a nivel del suelo y subía en espiral hasta el piso superior, donde los coches ensamblados serían probados en la pista ovalada con gran peralte fabricada en el techo. Al circuito se podía acceder directamente desde la calle a través de dos rampas.
La planta de Lingotto estuvo en activo entre 1923 y 1979, y de sus líneas de montaje salieron más de un millón de Fiat, cada uno de los cuales era testado en la pista del tejado. Posteriormente al fin de sus días como fábrica de coches, Lingotto se reutilizó como hotel, centro comercial y centro de convenciones, y, aunque ya no se utiliza con regularidad, el circuito de pruebas en el techo de la vieja fábrica todavía existe y se conserva en un estado ejemplar.
Como anécdota, esta pista fue utilizada en el rodaje de la escena culminante de la persecución en la película de 1969 ‘The Italian Job’, protagonizada por Michael Cane. Puedes ver la secuencia en el vídeo que acompaña a este párrafo.
Impéria, el fabricante belga de automóviles y lo que queda de su circuito de pruebas
Impéria
Es probable que el nombre de Impéria no te resulte familiar. Esto se debe a que se trata de un fabricante extinto que estuvo en activo entre 1906 y 1957. La marca de origen belga, fabricó sus propios coches utilizando componentes y diseños con licencia de compañías como Adler, Hotchkiss y Superior-Triumph. La compañía incluso fue propietaria brevemente de la marca Minerva de automóviles de lujo.
Impéria se instaló en Lieja, Bélgica, en 1907, donde permaneció durante el resto de su vida. En realidad, se trataba de un fabricante adelantado a su época, produciendo vehículos de tracción delantera desde 1933, llegando a competir en el Gran Premio de Bélgica de 1930, en el circuito de Spa-Francorchamps, donde dos de sus coches lograron terminar la carrera en el top 10, y contó con el ingeniero jefe Louis de Monge, un genio que trabajó en suspensiones y en una transmisión automática, y que acabó siendo fichado por el propio Ettore Bugatti para que continuara diseñando el avión de carreras Bugatti 100P.
Durante dos décadas, Impéria probó sus coches en las calles de la localidad de Nessonvaux y sus alrededores. Sin embargo, en 1928 decide construir una pista de pruebas de casi un kilómetro de largo en el perímetro del techo de la fábrica, bajando hasta el nivel del suelo donde rodeaba el campo de fútbol de los empleados y luego volvía a subir por una sección elevada hasta el techo. En 1957, la compañía belga desaparece y sus instalaciones acaban abandonadas. En la actualidad, tanto el circuito como la fábrica se encuentran en ruinas y se rumorea que el propietario planea demoler la mayor parte del complejo.
Palacio Chrysler, el edificio multipropósito con pista de carreras en el tejado
Para la última de las fábricas con un circuito en el tejado nos trasladamos hasta Argentina. En este caso no se trata de una fábrica, sino más bien de un edificio multipropósito relacionado en todo momento con el automóvil. El Palacio Chrysler fue inaugurado en 1928 por el entonces nuevo distribuidor de Chrysler en el país latinoamericano, tenía tres plantas, salas de exposiciones, oficinas, almacén y talleres, así como instalaciones para reparación y mantenimiento.
Palacio Chrysler (1930) | Wikimedia Creative Commons
El Palacio Chrysler fue diseñado por Mario Palanti por encargo del empresario Julio Fevre, quien se había asegurado el derecho a representar a Chrysler en Argentina. Fevre le encargó a Palanti que diseñara el edificio con un techo con forma de cuenco, y que en su interior se construyera una pista de carreras de más de un kilómetro y medio de largo en su borde. En el centro de la pista habría espacio para un anfiteatro con cavidad para hasta 3.000 personas que podrían ver carreras de coches o asistir a eventos especiales.
El Palacio Chrysler fue ubicado en el barrio de Palermo Chico, en Buenos Aires, en un momento en el que este barrio apenas estaba poblado. Con el paso de los años, cada vez más gente se fue a vivir a la zona y, en 1990, una empresa promotora adquirió el edificio y lo convirtió en apartamentos, oficinas y locales comerciales, rebautizándolo como Palacio Alcorta, como se le conoce en la actualidad. El circuito en el tejado y el anfiteatro fueron demolidos y en su lugar se edificó una piscina en el centro y apartamentos a los lados.
Circuito de Nardò, un excelente centro de pruebas
Una fórmula que parecía funcionar a principios del siglo XX, cayó en desuso con el tiempo y actualmente no existe ninguna otra fábrica o edificio relacionado con el mundo del automóvil que cuente con un circuito en el tejado. Desde hace años, la mayoría de fabricantes cuentan con sus propias pistas de pruebas, como el Circuito de Fiorano para Ferrari o la pista situada en Ehra-Lessien, al norte de Alemania, para el Grupo Volkswagen. Y, los fabricantes que no tienen circuito privado, suelen utilizar Nürburgring como campo de pruebas.
Fuente: Hagerty