Existen circuitos legendarios y otros no tan conocidos que hacen las delicias de los pilotos de carreras y de los fans de los track days. Dentro de los circuitos más representativos en Europa, existen nombres propios que representan la crème de la crème en cuanto a carreras y espectáculo, como es Nürburgring, Monza, Le Mans o Spa-Francorchamps, por nombrar tan solo unos pocos. Éste último es el lugar donde reside una de las curvas más famosas del mundo, Eau Rouge. En estas líneas descubrimos todos sus secretos.

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Al salir de la horquilla de La Source, te encontrarás con un descenso del 15% y un viraje rápido a la derecha. A esta altura llega el pit lane del antiguo circuito, separado por una pared blanca que lo separa de la pista, y desde allí se alcanza a ver la famosa curva Eau Rouge de Spa-Francorchamps. Esta combinación de curvas, que se conoce oficialmente como “Raidillon”, debe su ahora famoso nombre a un pequeño arroyo cercano. El agua, con un contenido alto de hierro, está teñida de rojo, de ahí su nombre: “Eau Rouge”.

Los secretos de la famosa curva Eau Rouge

Eau Rouge

Laurens Vanthoor, piloto oficial de Porsche, y Sebastian Golz, director de proyecto del Porsche 911 GT3 R, describen lo que es trazar a fondo la famosa curva del circuito belga, un tramo que exige el máximo de pilotos y vehículos. ¿A fondo o no? “Esa es siempre una pregunta difícil hasta que te atreves a hacerla por primera vez”, responde Vanthoor cuando se le pregunta acerca de la velocidad a la que debe trazarse la curva.

“No conozco un sector comparable en ninguna parte. Eau Rouge es único en el mundo”, explica Golz. En el legendario circuito, situado en el bosque de la región belga de las Ardenas (de ahí que se le conozca como “la montaña rusa de las Ardenas”), se da una combinación de fuerte compresión con curvas de gran velocidad. “En el Nürburgring Nordschleife los coches también tocan el suelo en el punto más bajo de Fuchsröhre. Pero allí no tenemos estas fuerzas laterales”.

Eau Rouge

Después de la sección en descenso, con su 15% de desnivel, viene una curva a izquierda en el punto más bajo, seguida de una curva a la derecha, rápida y radical, que conduce a una subida empinada y a la curva final a la izquierda con un gradiente del 18%. La visibilidad es muy limitada. Durante un corto período de tiempo, los pilotos solo ven el cielo y algunas copas de los árboles. “Es una experiencia realmente dura trazar ese sector por primera vez, pero uno se acostumbra”, asegura Laurens Vanthoor.

Implacable tanto para pilotos como para sus coches

“A unos 240 km/h, no solo los pilotos sino muchos componentes están sometidos a tensiones extremas”, explica Golz. “En la zona más baja de Eau Rouge, los neumáticos se comprimen extremadamente y, al mismo tiempo, fuerzas laterales de hasta 3,0 g deforman sus flancos. Con el GT3 R, esto equivale a un empuje hacia fuera de la curva de unas cinco toneladas. En la compresión, la presión sobre el coche llega brevemente a 2,5 g. Los neumáticos por sí solos no pueden absorber estas fuerzas. Las llantas se deforman e incluso el chasis parece gemir bajo tales cargas”, señala el director de proyecto del Porsche 911 GT3 R. “Hemos visto romperse el chasis de algunos coches cuando bajan a toda velocidad por Eau Rouge”.

Eau Rouge

Para dominar este sector del circuito de Spa se requiere de habilidad, una enorme confianza, una gran experiencia y una enorme cantidad de coraje. “Puede sonar extraño, pero Eau Rouge es más fácil si se toma a fondo que si se levanta el pie del acelerador durante medio segundo”, dice Vanthoor. “Si levanto el acelerador acercándome al punto más bajo, la carga se desplaza hacia delante y el coche cabecea. Esto afecta al comportamiento de la dirección y podría golpear el piano con demasiada fuerza. Si eso ocurriera, las cosas se ponen muy difíciles”.

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A lo largo de la historia, han ocurrido multitud de accidentes en Eau Rouge. La curva solo se puede hacer bien si se unen todos los factores. La presión y la temperatura de los neumáticos deben ser perfectas, la superficie de la pista, seca y limpia, y la aproximación a la bajada, impecable. “Eau Rouge es despiadadamente implacable. Las zonas de escapatoria son pequeñas; muchos pilotos chocan contra las barreras de seguridad. Aún así, no hay mejor sensación para un piloto que pasar a fondo esa zona. Lo esperas en cada vuelta. Al menos, mientras todo va bien”, sonría el piloto belga.

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