El Instituto de Investigación de Toyota y el Laboratorio de Diseño Dinámico de la Universidad de Stanford han unido fuerzas para enriquecer algunos de los sistemas que incorporan los coches de la marca japonesa. O lo que es lo mismo: Toyota está utilizando drifters profesionales para mejorar la seguridad de sus coches.
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La idea no es otra que aprender de los conductores profesionales cuyo trabajo es conducir, muchas veces, en los escenarios más complicados y con las situaciones más adversas. Toyota admite que la mayor parte de las veces para ponerse al volante no se necesitan habilidades sobrehumanas, pero también apunta que cuando se circula a 95 km/h (o más) y aparece un obstáculo o incidente inesperado… probablemente sí necesite reflejos sobrehumanos.

Drifters y ordenadores
Según los ingenieros de Toyota, todos los días hay accidentes mortales que son consecuencia de situaciones en las que la mayoría de los conductores necesitarían una serie de destrezas que no se aprenden en la autoescuela. Estas habilidades son la llave para realizar maniobras con las que se evitarían estos incidentes ya que todas las personas que se ponen al volante tienen puntos débiles.
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Por ello han combinado las aptitudes de los drifter profesionales con los ordenadores. Los primeros cuentan con los instintos que ayudan a mantener todo bajo control en situaciones extremas y los segundos se encargan de aportar esos reflejos sobrehumanos. Algo en lo que la Universidad de Stanford lleva trabajando un tiempo: se ha inspirado en los conductores profesionales para diseñar algoritmos que permiten a los coches manejarse ante cualquier desafío.

Cómo derrapar correctamente
Una idea que puede salvar vidas en la carretera. Con esta información, Toyota espera que las ayudas al conductor de sus modelos sean mejores y más predecibles en situaciones extremas. En la actualidad están trabajando en cómo derrapar correctamente planificando y controlando el movimiento del vehículo mediante el uso de frenos mientras patina.
PRUEBA: Toyota Supra A80 (1994)
Para ello han utilizado, en primer lugar, un DeLorean eléctrico con tracción trasera que se ha convertido en un banco de pruebas para que el equipo entendiese el empuje, la dirección y el frenado lo suficientemente bien como para controlarlo. La aplicación práctica, no obstante, se ha llevado a cabo en un Toyota GR Supra (prueba): sin intervención humana puede controlar el régimen del motor, los sistemas de dirección y freno o accionar el freno de mano en el momento preciso para derrapar sobre el asfalto y mantener el vehículo en deslizamiento como un piloto de drift profesional.