El De Tomaso Pantera es uno de esos coches que cualquier amante del mundo del motor conoce. El típico deportivo de póster con el que soñaban los adolescentes de los años 70, no obstante lo hemos reconocido como uno de los mejores modelos que vieron la luz en aquella década. Además, cuenta con una historia algo pintoresca que se sale de lo habitual en estos casos.

A subasta este De Tomaso Pantera GT5 de 1983

Su génesis se remonta a la marca De Tomaso, fundada por el ingeniero argentino de mismo apellido, Alejandro De Tomaso. Por cuestiones políticas tuvo que abandonar su país y, con experiencia ya en el mundo del motor, decidió ir a Italia. Poco tardó en ponerse a trabajar para Maserati, en un paso fugaz ya que solo tres años después, en 1959, creó su propia firma.

Con un origen en el mundo de la competición, De Tomaso pronto estableció relación con Ford, que se encargaba de suministrarle motores (algo capital para el futuro Pantera), y comenzó a dar a luz modelos de calle: el primero fue el Vallelunga, le siguió el Mangusta y acabamos llegando a nuestro protagonista.

De Tomaso Pantera

Llega el De Tomaso Pantera

En 1969 Ford y De Tomaso llegaron a un nuevo punto en su acuerdo, por el que la primera se hizo con el 80% de la segunda (además de con el 100% de Ghia). Esto benefició al Pantera ya que, además del suministro de motores y potentes y fiables, la compañía americana le puso a sus pies su red de distribución en Estados Unidos, algo clave para su temprano éxito.

Su diseño corrió a cargo de Tom Tjaarda y cumple a la perfección la idiosincrasia de la época: formas afiladas, líneas rectas, silueta atlética (solo 1.100 mm de altura) y bastante “culón”. La carrocería fue fabricada por Ghia y el motor provenía de la marca del óvalo, un bloque 5,7 V8 de 310 CV. No era su única bondad, ya que su hoja de especificaciones también incluía la suspensión independiente en cada rueda, caja de cambios ZF de cinco marchas y frenos Girling. Fue presentado en el Salón del Automóvil de Nueva York de 1970.

De Tomaso Pantera GTS
De Tomaso Pantera GTS

El éxito fue inmediato, comercializando más de 1.000 unidades en Estados Unidos en su primer año, lo que llevó a mejorar el modelo base, que en 1973 aumentó su potencia hasta los 330 CV, así como a añadir más variantes como el De Tomaso Pantera GTS de 350 CV, el GT 4, de competición, con 500 CV o el Gr.4 de rallyes. Lamentablemente la crisis energética de 1973 supuso un estacazo importante para el modelo, cuyas ventas cayeron de manera significativa, lo que llevó a que se rompiera el binomio Ford/De Tomaso.

Dilatada vida pero con poco brillo

Herido, pero no muerto, la existencia del De Tomaso Pantera se alargó durante muchos años, concretamente hasta 1991, aunque ya sin los laureles ni la atención que generó en sus inicios.

Tras su salida de Ford el ritmo de producción decayó de manera brutal, llegando a cifras realmente bajas como las únicas 24 unidades que salieron de fábrica en todo 1989. Aún a pesar de ello, tuvo un último fogonazo de brillantez antes de desaparecer para siempre: en el 90 se presentó una nueva versión, diseñada por Gandini, que incluía retoques estéticos y destacaba por un voluminoso alerón trasero, además de por incorporar una variante Targa.

ARES Design Project Panther: el De Tomaso Pantera del siglo XXI

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