Las 24 Horas de Le Mans son (y han sido) el patio de recreo de muchos marcas y equipos, la impronta de grandes campeones y los sueños frustrados de muchos aspirantes a entrar al Olimpo de los dioses del automovilismo deportivo. Los 13,6 kilómetros del circuito francés de La Sarthe son el escenario de heroicas gestas, el escenario perfecto donde demostrar al mundo la fuerza como fabricante. Hoy rememoramos la historia del SsangYong Solo Le Mans de 1998, o cómo una compañía con escasos recursos llegó a Francia para tratar de coronarse vencedor en Le Mans.

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No sería Hyundai ni KIA, ni mucho menos Daewoo, quienes contemplarían la carrera de resistencia más famosa del mundo como una aspiración. Fue SsangYong, que desde 1991 contaba con el gran apoyo de la tecnología de Mercedes-Benz, quien construiría un coche de carreras en base a las especificaciones de la FIA y llegaría a participar en la fase de preclasificación de la carrera, la sesión de la que surgen los participantes finales.

Esta no era la primera aventura de SsangYong en competición, ya que la compañía asiática llegó a participar hasta en tres ocasiones (1994-1996) en el Rallye Dakar (París-Dakar por aquel entonces). Pero Le Mans es muy diferente a las dunas africanas, una carrera de resistencia que se disputa en 24 horas, donde pilotos y máquina se ponen a prueba hasta el extremo. Una avería o un accidente pueden arruinar toda la carrera, y SsangYong lo sabía. Aunque no le importó.

SsangYong Solo Le Mans (1998): el aspirante a conquistar Francia

Hace ahora algo más de dos décadas, SsangYong era un fabricante innovador que encontró en Mercedes-Benz el aliado perfecto para el desarrollo de sus vehículos de calle. Los coches de la compañía estaban equipados con la tecnología de Daimler, sus motores, electrónica y sistemas de frenado. La compañía decidió que tenía el suficiente músculo para desarrollar su propio motor de 2.0 litros, y que las 24 Horas de Le Mans sería el gran campo de pruebas donde testarlo. Sin embargo, SsangYong no tenía ningún vehículo deportivo en su gama de modelos que pudiera cumplir con los requisitos de homologación de la FIA, por lo que decidieron participar en la categoría LMP2 que se había inaugurado recientemente.

SsangYong Solo Le Mans 1998
Foto: SsangYong Motor

Esta categoría requería que los prototipos estuvieran equipados con un motor de 3.4 litros y aspiración natural o con un bloque de 2.0 litros sobrealimentado. SsangYong se decantó por la segunda opción y tomó el propulsor M111 de Mercedes, una unidad 2.0 de 16 válvulas que impulsaba al Musso, como base para el proyecto de carreras. Los ingenieros necesitarían de dos años completos de trabajo para adaptarlo. Tras sustituir la mayoría de las piezas, instalar un turbocompresor Garrett y una nueva ECU, el resultado fueron 380 CV de potencia a 6.500 rpm y 442 Nm de par motor a 5.500 rpm.

Un chasis y carrocería franceses

Al carecer de la experiencia necesaria y de los recursos para el desarrollo de un chasis, SsangYong recurrió a los servicios de la compañía francesa Welter Racing para que fuera su proveedor. Un chasis monocasco WR-LM94 de aluminio sería la base para el SsangYong Solo Le Mans, pero requería de severos trabajos de adaptación para integrar el motor de 2.0 litros turbo, la nueva caja de cambios manual de cinco velocidades, una suspensión independiente y un equipo de frenos de competición Brembo con llantas de magnesio revestidas con neumáticos Michelin de carreras.

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En su mayor parte, el exterior del Solo Le Mans era un Welter Racing LM94 al que SsangYong añadió un motor nuevo y una parte ciclo a medida. También se decoró con los colores blanco, verde, rojo y gris de la compañía, se le añadieron algunos patrocinadores y se le instaló un splitter delantero de madera, en lugar de fibra de carbono como se solía (y suele) utilizar en competición, por una razón hasta ahora desconocida.

Las 24 Horas de Le Mans de 1998

El coche estaba listo para la gran carrera de resistencia, pero SsangYong necesitaba clasificar el Solo Le Mans para competir. Un prototipo con el número 12 tomó la salida en la sesión de preclasificación, donde se eligen a los equipos que mejor terminan en la tabla de tiempos para participar en la carrera. A los mandos de aquel coche iba el piloto francés Bertrand Gachot, quien conseguiría finalizar en el puesto 31º con un tiempo de vuelta de 3 minutos y 59.491 segundos.

A pesar de registrar una impresionante velocidad máxima de 329 km/h en la famosa recta Mulsanne del circuito de La Sarthe, el SsangYong Solo Le Mans de 1998 no consiguió superar la fase de preclasificación. Conseguiría realizar su vuelta a tan solo 1,5 segundos del Mazda que obtuvo la victoria en la categoría LMP2 en 1996. La aventura de SsangYong en el circo de Le Mans parecía llegar a su fin… pero el destino aún le reservaba una segunda oportunidad al pequeño fabricante surcoreano.

Una segunda oportunidad

SsangYong Solo Le Mans 1998
Foto: SsangYong Motor

En septiembre de ese mismo año, el Solo Le Mans volvería a Francia para participar en las 4 Heures du Mans Coupe d’Automne. Los pilotos del equipo serían Bertrand Gachot, de nuevo, y Emmanuel Clerico, quienes contribuirían a que, contra todo pronóstico, SsangYong se clasificara en tercera posición, superando a algunos coches de LMP1 a su paso. Las bases para una gran carrera de 4 horas en el Circuito Bugatti apuntaban a que el fabricante asiático obtendría un gran resultado en carrera. Pero, el destino es caprichoso y una avería en el turbocompresor provocada por la grava obligó a SsangYong a abandonar.

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El prototipo de SsangYong jamás participó oficialmente en las 24 Horas de Le Mans, y nunca ganó una carrera, pero sirvió a la compañía para demostrar su valía, además de que es el único fabricante de Corea del Sur que se ha atrevido a desafiar a Le Mans. El SsangYong Solo de competición fue vendido años más tardes para afrontar una situación económica delicada y permanece en el garaje de su propietario, en Seúl. Además, el motor de este prototipo sirvió como base para el desarrollo de los propulsores turboalimentados de la marca para sus modelos de calle. Supuso una gran inversión para la compañía, pero SsangYong pudo sacar beneficio de esta gran jugada.

Fotos: SsangYong Motor

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