En septiembre del 2000, hace ahora poco más de 25 años, Porsche desveló en el Salón del Automóvil de París uno de esos coches que pasan a la historia en cuanto se destapa. En ese momento era todavía un prototipo, todavía faltaban tres años para convertirse en el Porsche Carrera GT. Sin embargo, aquel concept se había desarrollado inicialmente para Le Mans y nunca llegó a pisar el circuito de La Sarthe. Aquel prototipo era el Porsche LMP 2000.
Gracias a que se canceló, pudimos ver después del Carrera GT. Todo comenzó a finales de la década de 1990. Porsche puso en marcha el proyecto conocido internamente con el nombre de LMP 2000, con el objetivo de continuar con las victorias absolutas conseguidas hasta entonces en Le Mans. El prototipo con el V10 en posición central era ágil y estable, diseñado sin compromisos. Sin embargo, cuando Porsche decidió en 1999 concentrar sus esfuerzos en nuevos modelos de serie, el proyecto se canceló.
Había que aprovechar el V10 del Porsche LMP 2000

Pero el V10 que montaba el LMP 2000 era demasiado bueno para renunciar a él. En lugar de guardarlo en un museo, Porsche lo rediseñó como pieza central de un superdeportivo homologado para circular por carretera "Teníamos un motor construido para lo más extremo, así que le planteamos un nuevo reto: el día a día", explica Roland Kussmaul, antiguo piloto de pruebas e ingeniero de Porsche. "El LMP 2000 era nuestra visión del futuro y con el Carrera GT la llevamos a la carretera", prosigue.
Para ajustar la suspensión del Carrera GT, Kussmaul confió en la experiencia de Walter Röhrl: "El conductor del Carrera GT quiere que se le exija, pero sin llegar a sobrepasarlo", afirma el bicampeón del mundo de rallyes. Uno de los mayores retos a la hora de afinar el chasis fue domesticar este superdeportivo para que también pudieran conducirlo a ritmo rápido quienes no son pilotos. Röhrl, Kussmaul y el resto del equipo consiguieron que el Carrera GT fuera apto para el uso diario.
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Poco antes de la presentación del prototipo en París, Walter Röhrl condujo ese descapotable bajo la lluvia desde el Arco del Triunfo hasta el Louvre, ante la mirada de los medios de comunicación internacionales. "El Carrera GT es la esencia de nuestra filosofía: tomarnos en serio el automovilismo, comprender nuestros orígenes y traducir ambos aspectos en movimiento. Representa una actitud, no solo un producto", afirma Kussmaul.
El legado del LMP 2000

El motor V10 que impulsa al Carrera GT proviene del LMP 2000, un prototipo que nunca se utilizó, desarrollado originalmente para el Campeonato del Mundo de Resistencia. Con una cilindrada de 5.5 litros, refrigeración por agua, un diseño compacto y un peso de 165 kilogramos, estaba concebido para alcanzar un régimen de hasta 8.900 rpm.
Después de los ajustes realizados, el V10 del Porsche Carrera GT definitivo tenía 5.7 litros y desarrollaba 612 CV que le permitía alcanzar los 330 km/h. Esta versión de serie del Carrera GT encarna todo lo que caracteriza a Porsche: construcción ligera, altas revoluciones, motor central y la idea de llevar la tecnología de competición a la carretera.
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La carrocería está fabricada en plástico reforzado con fibra de carbono, aunque también se utilizan componentes de magnesio y kevlar. El monocasco es completamente de fibra de carbono. Gracias a todo esto, pesaba sólo 1.380 kg.
El Porsche Carrera GT se adelantó a su tiempo, tanto en lo técnico como en lo formal y las ideas. El alerón trasero ajustable, el difusor y la caja de cambios de seis velocidades montada transversalmente se tomaron directamente de la competición. Cada componente es producto de un claro empeño por reducir el peso.

















