El Singer DLS puede que sea uno de los trabajos más espectaculares de la compañía, un nueva muestra del saber hacer que tiene para transformar los Porsche 911 en algo más, una colaboración con Williams Advanced Engineering a petición de Scott Blattner, un cliente cuyos deseos han dado como resultado un ‘nueveonce’ de escándalo.
Blattner acudió a Singer con la única demanda de que su 964 fuera todavía más ligero y rápido de lo que era (algo que ha quedado patente en su nombre: Dynamics and Lightweighting Study), música para los oídos de la firma, que no tardó en ponerse a trabajar en ello junto a Williams.
Los cambios son patentes desde el primer vistazo, con una carrocería ensanchada cuyos paneles están fabricados en fibra de carbono que mejora mucho la aerodinámica del modelo alemán, añadiendo un nuevo splitter en el frontal, un difusor trasero y una llamativa cola de pato para formar el alerón. Las llantas de 18 pulgadas imitan las clásicas Fuchs, pero están hechas en magnesio, lo que contribuye a rebajar todavía más el peso, y cuenta con un sistema monotuerca.
Un trabajo considerable, pero que sin duda palidece teniendo en cuenta la obra que se ha realizado en el apartado mecánico. El centro de todo es el motor, un bloque bóxer seis cilindros de 4,0 litros refrigerado por aire que ha sido modificado con un sistema de inducción por aire y reemplazando multitud de los componentes originales por piezas hechas de carbono, titanio y magnesio. Como resultado, 500 CV que una caja de cambios manual de seis relaciones con las marchas acortadas que manda toda la fuerza a las ruedas traseras. También cuenta con una suspensión específica y unos frenos firmados por Brembo con discos carbocerámicos.
El interior del Singer DLS está modificado por completo. El habitáculo está protegido por una jaula antivuelco que luce un color ocre, protagonista en otras tantas partes, como los asientos Recaro, el salpicadero y las alfombrillas. Los pedales de aluminio, hay inserciones de carbono por doquier y el volante es un Momo.