Cuando se está desarrollando la Jornada Mundial de la Juventud 2023 en Lisboa, cita que congrega a jóvenes católicos de todo el orbe, es momento de recordar aquel día que el Sumo Pontífice, Juan Pablo II, visitó España y, en cuestión de dos horas, SEAT construyó un papamóvil sobre un Panda.
Esta es una de las historias más curiosas, no sólo de SEAT sino del automovilismo español y se remonta al año 1982. Un año marcado en rojo en la historia reciente de España, por los acontecimientos que se produjeron: el Mundial de fútbol, la victoria electoral del PSOE de Felipe González y, por supuesto, la primera visita de Juan Pablo II a España.
Cuando SEAT creó, en cuestión de horas, un papamóvil sobre un Panda

Juan Pablo II visitó España el 31 de noviembre de 1982, pero aquella visita se produjo en un contexto social y político complicado. Eran los años más duros de la banda terrorista ETA, cuando los atentados se contaban por decenas. Un año antes se había producido el Golpe de Estado que, finalmente, fracasó, pero que mantuvo en vilo a la población española durante una larga madrugada.
A esto hay que añadir que, en 1981, el Papa sufrió un atentado mientras viajaba en su papamóvil, un Fiat Campagnola, recibiendo varios disparos que pudo costarle la vida. A partir de entonces, el Vicario de Dios en la Tierra empezó a realizar sus desplazamientos en un papamóvil blindado y cubierto -aquí tienes todos los papamóvil de la Historia-.
En sus traslados en España, Juan Pablo II iba a realizar sus trayectos en un Range Rover convenientemente preparado. Sin embargo, apenas unas semanas antes de su llegada a España, surgió un pequeño, pero a la vez gran problema: la comisión del Vaticano, encargada de analizar y chequear la ruta que va a ser el Papa en sus trayectos, se dio cuenta de que el vehículo no cabía por los accesos a los recintos donde se iban a celebrar los actos más multitudinarios del Papa, a saber, los estadios Santiago Bernabéu en Madrid y Camp Nou en Barcelona.
Un trabajo a contrarreloj

Evidentemente, esto suponía un problema para que el Papa pudiera entrar dentro de los estadios. Así que la comisión vaticana se puso en contacto con SEAT para exponer el problema y preguntar si podían encontrar alguna solución. La marca española, que entonces todavía formaba parte del INI (Instituto Nacional de Industria) no se lo pensó mucho (tampoco tenía tiempo) y, a través del departamento de carrocería, empezó a trabajar en un coche para Juan Pablo II.
Hay que recordar que, en aquella época, SEAT apenas contaba con dos modelos tras su independencia de FIAT: el Ronda, derivado del Ritmo, y que le costó un pleito judicial con los italianos que terminó con sentencia a favor de la marca española, y el Panda, derivado también de la versión de Turín. Fue el modesto Panda el elegido para ‘motorizar’ al Papa en su visita a España y la marca sólo tardó dos semanas en modificarlo.
Detalles curiosos del Panda papamóvil

A pesar del poco tiempo que tuvo SEAT para hacer el coche, el Panda convertido en papamóvil contaba con algunos detalles curiosos, como las banderas de España y el Estado Vaticano ancladas a cada lado del frontal hechas de chapa perforada, el parabrisas abatible y, lo más llamativo, las llantas del Ronda Cronos 1600 con el símbolo de una cruz en el centro. En cuanto a la mecánica, era el mismo motor de un Panda convencional, una unidad de cuatro cilindros que producía 40 CV.
A contrarreloj, en sólo dos semanas, SEAT fue capaz de transformar un Panda para que el Papa pudiera realizar sus trayectos en su histórica visita a España, en 1982. 41 años después, el coche se conserva en la Nave A122 de la marca, en la Ciudad Condal, y constituye una de las piezas más valiosas del museo de SEAT.