El primer acercamiento al que acabaría siendo el Opel Tigra A se produjo en 1990, cuando Hideo Kodama, jefe de diseño del Corsa B, presentó un coupé deportivo basado en el utilitario alemán con un estilo redondeado. Tres años más tarde, en 1993, aparece un prototipo de Tigra Roadster con dos asientos que no llegó a la fase de producción -todos ellos están expuestos en la Colección Opel Classic, que la firma tiene en Rüsselsheim y que puedes visitar online-. A pesar de ello, sentó las bases para la segunda generación del Tigra, que sí contó con una versión sin techo (TwinTop).
Volviendo al modelo original, Opel lanza el Tigra A en 1994 y lo mantiene en activo hasta el año 2000. Fabricado en la planta de Figueruelas (Zaragoza), el Tigra llegó al mercado con dos motorizaciones de gasolina: un humilde 1.4 litros de 90 CV y un 1.6 litros de 105 CV como opción más prestacional. La versión de 1.6 litros podía pasar de 0 a 100 km/h en 9,4 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 2003 que, aunque no eran las prestaciones un deportivo, eran suficientes para un coche de apenas 3,92 metros de longitud de carrocería.
Opel Tigra V6 (1995), el único Tigra de calle con motor central construido
Sin embargo, en Rüsselsheim, un pequeño equipo liderado por el desarrollador de motores de Opel, Fritz Indra, pensaron que el Tigra A podía ser una excelente base sobre la que construir un pequeño deportivo de motor central que duplicara sus prestaciones. Esto llevó al equipo a desarrollar el Opel Tigra V6 en 1995, un coche del que tan solo existe un ejemplar y que es considerado como el único Tigra de calle con motor central construido.
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El motor elegido fue una unidad V6 de 3.0 litros y aspiración natural procedente del Opel Omega B (1994-2003). Este propulsor impulsaba a la versión MV6 del Omega y era suficiente como para desarrollar 211 CV de potencia a 6.200 rpm y 270 Nm de par disponibles desde las 3.400 rpm. En el sedán del segmento E, mucho más grande y pesado, podía pasar de 0 a 100 km/h en 8,5 segundos y seguir acelerando hasta los 243 km/h de velocidad punta.
Estas cifras no estaban nada mal para el Omega, un cómodo crucero diseñado para las Autobahn alemanas. Sin embargo, en el pequeño Opel Tigra, los 211 CV lo convertían en todo un deportivo. Los ingenieros decidieron que el motor iría ubicado en el centro del chasis, en posición transversal, lo que requirió de una serie de importantes modificaciones.
Por ejemplo, el depósito de combustible se instaló bajo el capó delantero, mientras que el tren trasero se sustituyó por un eje delantero modificado de un Opel Vectra B. También se instalaron nuevos parachoques y unas llantas Speedline de mayor diámetro para adaptarse a los nuevos estándares de potencia y par. Por último, se diseñaron unas pequeñas entradas de aire laterales, ubicadas delante de las ruedas posteriores, para enviar aire fresco al V6.
Superó los primeros filtros, pero finalmente no llegó a producción
El Opel Tigra V6, que podría considerarse como un rival anterior al Renault Clio V6 (prueba), equipaba una caja de cambios manual de seis velocidades que enviaba toda la potencia al tren trasero. Por desgracia, no hemos podido encontrar cifras de aceleración y velocidad máxima del Tigra de motor central, aunque seguro que era bastante más rápido que el Omega MV6.
Según diversas fuentes consultadas, el proyecto del Opel Tigra V6 llegó incluso a obtener el visto bueno por parte de los máximos responsables de la firma del rayo. Sin embargo, aunque se estudió la posibilidad de llevarlo a producción, la idea fue descartada en favor del Opel Speedster, que acabaría viendo la luz en 1999.