En esta prueba en vídeo del Toyota GR86 y GR86 Circuit Pack te contamos todo lo que necesitas saber sobre estos dos deportivos. Dos modelos de propulsión con una misma base pero con personalidades muy distintas que persiguen un mismo fin: hacer que sus propietarios disfruten al máximo de la conducción.
El Toyota GR86 es un vehículo especial porque tiene características cada vez menos habituales en la industria. En el sentido de que frente a las últimas modas o requerimientos legislativos, estamos ante un deportivo con carrocería coupé, con un peso relativamente bajo y con un motor atmosférico con una respuesta instantánea.
Se trata, concretamente, de un propulsor bóxer de 2,4 litros con cuatro cilindros e inyección directa e indirecta. Una motorización que desarrolla una potencia máxima de 234 CV a 7.000 revoluciones por minuto y un par motor de 250 Nm a 3.700 vueltas. Esta mecánica se asocia exclusivamente a un exquisito cambio manual de seis velocidades que transmite la potencia a las ruedas traseras a través de un diferencial de deslizamiento limitado tipo Torsen.
Como te explico en el vídeo, todos los Toyota GR86 llegan a España con la misma configuración. Una vez en el concesionario y en función de lo que haya elegido el dueño, el coche se puede entregar tal cual o con alguno de los dos paquetes opcionales que ha desarrollado especialmente Toyota España, que se instalan ahí mismo.
Me refiero al Touring Pack y al Circuit Pack, que es el que nos ocupa. Por 6.500 euros adicionales, añade unas llantas forjadas Braid Forged I, unos neumáticos Michelin Pilot Sport Cup 2, unos frenos y pastillas delanteros AP Racing con pinzas fijas de seis pistones y discos flotantes, rayados y ventilados de 350 mm de diámetro. También incluye espárragos y tuercas específicas, un juego de latiguillos delanteros metálicos, líquido de frenos AP Racing o unas pastillas traseras Pagid Street+.
Unos ingredientes con los que se convierte en un instrumento ideal para los que quieran entrar a circuitos de forma habitual. Y con los que se transforma en un deportivo mucho más efectivo que el GR86 normal a costa de perder esa facilidad para disfrutar conduciendo a baja velocidad que sí tiene en su configuración de serie.
