El SEAT Ibiza Cupra Sport F2 es, sin duda, la gran espina de buena parte de los aficionados de la marca española. ¿Por qué? Pues porque no podía ser más oportuno y más espectacular. Pero finamente, por problemas de homologación, en coche jamás llegó a ver la luz de los concesionarios. ¿De qué estamos hablando? ¿Cuál es la historia del SEAT Ibiza Cupra Sport F2? ¿Se podría hacer hoy algo así?
Seat Ibiza Cupra Sport F2: nacido en la competición
El SEAT Ibiza Cupra Sport F2 era, simple y llanamente, una versión de calle del espectacular SEAT Ibiza Cupra F2 del Mundial de Rally. Sí, una versión de calle de uno de los coches más importantes de la historia de SEAT y gen a partir del cual nace la esencia de Cupra tal como ha llegado a nuestros días. El SEAT Ibiza de competición nacía en 1995 con un objetivo claro: dominar la categoría F2 del Campeonato del Mundo de Rallys. Hablamos de un Grupo A con un motor puesto a punto por Lehman capaz de desarrollar 225 CV.
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El SEAT Ibiza del Grupo A empezó por todo lo alto, venciendo en el Rally Acrópolis de 1995 en Categoría F2 con Erwin Weber al volante y con Antonio Rius consiguiendo la segunda plaza. El SEAT Ibiza de la categoría F2 no haría más ganar y ganar, para conseguir un palmarés de auténtico ensueño. SEAT conseguiría el triunfo en la Copa del Mundo de 2 Litros en 1996, 1997 y 1998, con el SEAT Ibiza como uno de los coches de rally de tamaño compacto y bajo cubicaje de referencia.
El coche tenía potencial y se pensó en realizar una versión de calle. Esta era una jugada interesante, ya que era la manera de mejorar la imagen de los coches de calle de la compañía tirando de los éxitos en la competición. Una competición que tenía muchos seguidores en mercados como el británico. Por eso, cuando se decidió llevar el SEAT Ibiza Kit Car a la calle, se decidió apostar por el mercado británico.
SEAT Ibiza Cupra Sport F2: ¡con 200 CV y kit de ensanche!
Dicho y hecho: en el Salón de Birmingham de 1997 se presentaba el SEAT Ibiza Cupra Sport F2, una versión de calle del modelo de carreras. Tal cual. Semejante a las versiones homologadas para la calle de las bestias del Grupo B. Estéticamente era impecable, espectacular, gracias a los elementos estéticos vistos en el coche de carreras, con las vías ensanchadas, nuevo paragolpes con grandes tomas de aire y detalles tan racing como los retrovisores de competición o la toma de aire sobre el capó.
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El SEAT Ibiza Cupra Sport F2 cautivó a nivel estético, pero lo mejor es que no era simplemente una versión estética de un Ibiza modesto. ¡Qué va! Bajo el capó, el Ibiza Kit Car de calle lucía el conocido motor de dos litros con el que participaba en los rally, aunque convenientemente modificado y dulcificado. Producía 200 CV y en su tiempo se habría convertido en uno de los compactos deportivos más radicales y potentes de su tiempo.
Lamentablemente, problemas a la hora de homologarlo para la calle (sí, incluso en Inglaterra) hicieron que este modelo jamás pudiese llegar a los concesionarios. No obstante, las malas lenguas sí afirman que se llegaron a realizar algunos ejemplares de esta bestia, que jamás se matricularon pero que sí se podían utilizar en tramos cerrados o en circuito. Desafortunadamente hay poca información al respecto, pero sí sería interesante que este modelo se conservase dentro de la colección de SEAT.
¿Te imaginas algo así a día de hoy? Sin duda, el SEAT León sería un buen candidato, ya que es un ejemplo de éxito en el mundo de la competición, donde tiene una presencia destacada en el campeonato TCR de Turismos. ¿Te imaginas una versión de calle del Cupra e-Racer? Calla: ¡yo ya estoy salivando!