Sin atisbo de duda, se puede considerar el SEAT 600 como el coche más popular de la historia de España. Desde que apareció en 1957, el 'pelotilla' ayudó a modernizar el vetusto parque automovilístico del país, además de servir como “secreto básico y prácticamente único de la estabilización económica española”, como apunta el economista Fabián Estapé.
Fue creado para la clase media que no podía costearse un SEAT 1400 y sí, en cambio, pagar la mitad, 65.000 pesetas, por una unidad del Seiscientos, aunque debido a la alta demanda hubiera que esperar hasta casi dos años para recibirlo.
A lo largo de sus 16 años de existencia del 600 hubo diferentes versiones: de apertura suicida -apodados de forma coloquial mirabragas-, de apertura normal, descapotable con techo enrollable de lona, de batalla larga -SEAT 800-... Pero entre las casi 800.000 fabricadas hubo uno exclusivo, uno que fue transformado y convertido por la Unidad Regional de Automóviles de la 1ª Región Militar del Ejército de Tierra como regalo al príncipe de Asturias en 1977.
La historia del misterioso Seat 600 que descansa desde hace décadas en Ciudad Universitaria
La carrocería del SEAT 600 roadster del hoy rey Felipe VI de España era totalmente nueva, artesanal, excepto la parte trasera. A pesar de ello y de los diferentes elementos decorativos tan singulares que adoptaba, era reconocible como un SEAT 600.
El diseño de este coche clásico era totalmente nuevo; no así el motor. Equipaba un bloque de 4 cilindros en línea de 767 cc, capaz de rendir una potencia de 32 CV a 4.800 rpm. Debido a su liviano peso de 800 kilogramos, podía alcanzar los 110 km/h de velocidad punta. Por su parte, el consumo medio se situaba en 6,0 l/100 km.
Este ejemplar único está plenamente operativo y duerme bajo el techo de la Sala Histórica de la Guardia Real. Solo ha salido una vez de ella, en 2017 con motivo del 70 aniversario del modelo, cuando fue trasladado a la exposición del Museo de la Automoción de Salamanca.
Prescindiendo de esos horribles escapes "a la vista" y "de pega", y con un frontal algo más currado (la parrilla delantera también tendrá "cero" funcionalidad, será sólo estética), sería una preparación más que aceptable: casi pasaría por una versión "cañí" del Lotus "Seven".
Recuerda (salvando muchas distancias) a esos "hot rods" que hacen en EE.UU. con la carrocería de vetustísimos Ford's "B" y "C" de los años 30´s a los que les añaden motores V8 (también "a la vista", pero 100% reales) de 5, 6, 7 y más litros de cubicaje.
Ojalá la DGT y las s ITV´s españolas no fueran tan "tikis-mikis" (mejor sería decir "cerradas en banda") con las homologaciones: el SEAT 600 daría para que los aficionados a la mecánica y las carreras hicieran muchas "diabluras" similares.