La historia de Saab se tornó gris oscuro a comienzos del siglo XXI. La marca había vivido años de gloria en el pasado y se posicionaba como una firma de renombre que aspiraba a rivalizar con los tres gigantes alemanes premium. De los diferentes episodios que vivió la compañía en esos últimos once años de vida, destaca uno en concreto por su particularidad. Su nombre es Saab 9-2X de 2004, o cómo GM intentó salvar los muebles de Saab de la mano de Subaru. Pero, antes de entrar en detalles, un poco de historia.

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En 1989, General Motors (GM) adquirió el 50% de Saab Automobile AB tras la reestructuración de Saab-Scania. La división de automóviles del gigante de la aeronáutica sueca pasó a ser propiedad total de GM tras ejecutar la opción de compra del 50% restante de las participaciones. Bajo el paraguas de la compañía americana, la firma de Trollhättan vivió sus últimos años de vida hasta que, en 2011, se declaró finalmente en quiebra.

Saab 9-2X
Gama Saab en la década de 2000

Una dirección incapaz de sacar a flote las ventas de una Saab herida de muerte provocaron la completa decadencia de la marca. Tampoco ayudó que el mercado no demandara los modelos de la compañía tras haber perdido la esencia sueca que los caracterizaba. Y menos aún ayudó la recesión económica de 2008, principal causante del golpe de gracia a Saab Automobile AB.

Nuevos modelos a coste (casi) cero

Antes incluso del deceso de Saab, General Motors trató de lanzar dos modelos en Norteamérica para ampliar la gama de vehículos. Para hacer posible estas novedades sin hacer frente a las enormes inversiones de capital necesarias para desarrollar un vehículo desde cero, GM recurrió a lo que los anglosajones denominan como rebadging.

Saab 9-2X

Esta técnica, dentro del sector del automóvil, permite crear un producto sin diseñar uno nuevo. Para ello, se toma el vehículo de otra marca y se diferencia del original con una nueva insignia, logotipos y un nuevo nombre. En esencia, es el mismo coche que el original, pero comercializado bajo otro nombre y marca. Un claro ejemplo de ello son el Toyota GR86 y el Subaru BRZ.

Saab 9-2X (2004), o como GM intentó salvar los muebles de Saab con Subaru

Para hacer posible el primer modelo, el Saab 9-7X, un SUV sueco con motor de Corvette V8, se tomó como base el Chevrolet Trailbrazer. Para el segundo, el protagonista de este artículo, se usó un vehículo que no estaba dentro del paraguas de General Motors. El Saab 9-2X nació gracias a Subaru y a un acuerdo que llegó con el gigante estadounidense.

Subaru Impreza Sports Wagon
Subaru Impreza Sports Wagon (2002)

Pero, ¿cómo llegan Subaru y General Motors a firmar ese acuerdo? Muy fácil, a base de talonario. El fabricante japonés se encontraba participada en un 20% por Nissan desde 1968. Renault entra en escena y se hace con el control de Nissan, lo que deja el 20% de su participación en Subaru en el aire. General Motors adquiere ese porcentaje en el año 1999, lo que le otorgaba acceso a la larga experiencia de Fuji Heavy Industries en los vehículos de tracción integral.

Cuatro años más tarde se toma la decisión de lanzar el 9-2X. Para hacerlo posible sin los altos costes de desarrollo, GM decide tomar como base el Subaru Impreza GG, también conocido como Impreza Sports Wagon. Se trataba del restyling introducido en 2002 por el que el Impreza pasó a conocerse como “Blobeye” en lugar de “Bugeye”.

Cambios de estilo menores, mejoras en calidad

Saab 9-2X

Recurriendo al antes mencionado rebadging, la dirección de Saab cambió los logotipos de Subaru y la insignia de Impreza por los de Saab y 9-2X, respectivamente. También se modificaron los faros delanteros, la parrilla, ambos parachoques, se reorganizó el portón del maletero y se eliminaron las barras longitudinales del techo. La entrada de aire sobre el capó se conservó, aunque se cambiaron un poco las formas, y las llantas eran propias de Saab.

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En el interior del Saab 9-2X, los cambios eran aún más limitados. Se rediseñó ligeramente la consola central inferior, se cambió el logotipo del volante y recibió un nuevo equipo de sonido. Estos eran los toques a nivel de diseño, pero lo cierto es que los ingenieros de la marca sueca trabajaron para “Saabizar” al Impreza. La única carrocería disponible fue la familiar, a la que instalaron nuevos materiales insonorizantes en el piso y el cortafuegos del motor. También sellaron el portón del maletero y las ventanillas, mientras que la suspensión se reemplazó por una con una configuración más confortable.

Saab 9-2X

Los motores disponibles eran de Subaru. Así, el 9-2X recibió dos opciones mecánicas, un bóxer de cuatro cilindros y 2.5 litros de aspiración natural con 165 CV, y un 2.0 litros sobrealimentado con 227 CV. Los motores estaban disponibles tanto con cambio manual de cinco velocidades como con una transmisión automática de cuatro relaciones. Por supuesto, se conservó la tracción integral del fabricante japonés, lo que convirtió al Saab 9-2X en el primer modelo de Saab con tracción 4×4.

Una prematura desaparición

Según señalan desde el Club Saab España, los dos modelos eran tan similares que eran fabricados en la fábrica de Subaru en Ōta (Japón). La comercialización del “Saabaru”, como se le bautizó, se limitó a Estados Unidos Y Canadá, donde estaba disponible en dos acabados: Linear y Aero. Las ventas comenzaron en julio de 2004 y no fueron del todo buenas, especialmente al principio.

Saab 9-2X

Un año más tarde, el 9-2X recibe una actualización mecánica. El motor bóxer de 2.5 litros atmosférico aumenta su potencia a 173 CV, mientras que el 2.0 turbo alcanza ahora los 230 CV. Por desgracia, la producción de Subaru vestido de nórdico acaba en 2006. En octubre de 2005, General Motors vende su participación en Subaru a Toyota y a Fuji Heavy Industries, lo que pone el punto y final a la existencia del extraño 9-2X.

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