No me trates como un desequilibrado si afirmo que el coche de esta prueba, el Porsche Panamera Turbo S E-Hybrid, pasará al Olimpo de los doce Dioses de Stutgart donde merecidamente le aguardan deportivos mitológicos como el Porsche 959, el Carrera GT o el 918 Spyder, todos ellos ligados al mundo de la competición. El primero de ellos fue producido para cumplir con la normativa de homologación que la FIA había impuesto para entrar en el Grupo B. El segundo recibió el motor V10 que fue desarrollado para competir en las 24 Horas de Le Mans y que, al parecer, Ferdinand Piëch canceló ante una posible lucha de intereses con Audi. Por su parte, el tercero, estableció las bases de la tecnología híbrida que ha llevado a Porsche a ser dominador absoluto en las carreras de resistencia con el Porsche 919 Hybrid, como exponen los títulos de campeón conseguidos, pilotos y constructores, en estos tres últimos años, tanto en las 24 Horas de Le Mans como en el WEC.
Precisamente esta tecnología es la que equipa el Panamera más potente de todos los tiempos para ser la berlina más rápida de la Historia. No es de extrañar, porque sus raíces provienen del hiperdeportivo de 887 CV presentado en 2013 en el Salón de Frankfurt. Equipa el V8 biturbo de cuatro litros del Panamera Turbo que puede llegar a rendir 550 CV, potencia que, al parecer, no era suficiente. Todo apunta a que algún directivo alemán, durante sus vacaciones en Mallorca, descubrió el refrán español: “más vale que sobre que no que falte”. Dicho y hecho: al bloque térmico se le asocia un motor eléctrico de 136 CV y ¡voilà! La gama crece con un vehículo de cuatro plazas -cinco si se trata del Panamera Sport Turismo, que también hemos probado- y una potencia de 680 CV capaz de conseguir ser cinco décimas más rápido en el 0 a 100 km/h que el mismísimo Porsche 911 GT3 2017 con cambio manual. Y es que la berlina híbrida acelera hasta los 100 km/h desde parado en tan solo 3,4 segundos y la aguja de su velocímetro escala hasta los 310.
El pulso entre elegancia y deportividad se decide por el primero, algo esperado tratándose de la berlina alemana. Sus llantas de aleación de 21 pulgadas con el diseño 911 Turbo esconden unos frenos cerámicos Porsche Ceramic Composite Brake (PCCB), de serie, que son mordidos por unas pinzas de freno en Verde Ácido, color que lo delatan. Es la misma tonalidad utilizada en el exterior del anagrama 'e-hybrid' en plata localizado en el lateral y del 'Panamera Turbo S', en la zaga. Además, tiene su seña personal en las ópticas delanteras y en las dos salidas de escape doble, adoptados ambos elementos también del Turbo. Asimismo, las tomas de refrigeración del paragolpes delantero son más amplias.
Acomodado en sus asientos, rápidamente me percato de los escasos cambios que existen respecto al resto de Panamera impulsados por un solo motor. Como híbrido que es, las agujas del cuadro de instrumentos también adoptan la tonalidad Verde Ácido. Además, el cuadro de instrumentos, con el amplio tacómetro analógico en el centro, como buen Porsche, tiene los indicadores ‘E-Power’ y ‘Charge’. El de su derecha, el de información, muestra el indicador de nivel y carga de la batería, además del flujo de energía. Por su parte, el sistema de infoentretenimiento, que goza de una enorme pantalla táctil de 12”, tiene un menú especial. Por último, y creo que el más importante de todos, el conmutador de modo es heredado del 918 Spyder, puesto que incluye los modos ‘Electric‘ e ‘Híbrido‘, a los que se suman ‘Sport’ y ‘Sport +’. El botón mágico del centro es el encargado de proporcionar durante 20 segundos todo el ‘Boost‘ del conjunto para catapultarlo como si de un bólido a reacción se tratase.
Para comenzar la prueba del Porsche Panamera Turbo S E-Hybrid giro el mando que simula una llave y que está situado a la izquierda del volante. Mi cabeza espera un ruido atronador creado por ese vivo motor V8, pero a cambio obtengo silencio. Con el modo E-Power, la berlina más dinámica me permite recorrer hasta 50 km, con una velocidad máxima de 140 km/h, sin consumir y sin emisiones; eso sí, tratando con mucha suavidad el pedal del acelerador, porque en el momento en el que la presión de mi pie derecho pasa el limite -también cuando el nivel de carga de la batería es mínimo-, entra en acción el modo Hybrid Auto, en el que los dos motores están en funcionamiento para conseguir moverse con un consumo medio de 2,9 l/100 km.Es hora de sacar la quintaesencia de este modelo, y no podía tener mejor escenario para esta magnífica obra que las rectas infinitas de la Autobahn. Una vez cogida una de las autopistas, muevo el selector hasta la posición ‘Sport +’ y pie a tabla. Mi cuerpo se funde con el asiento como si del bordado Weissach del baquet del Porsche 911 GT2 RS 2018 se tratase. Y no es para menos porque su par máximo de 850 Nm está disponible desde solo las 1.400 rpm. Además, el soberbio trabajo que hace su rapidísimo cambio de ocho velocidades y doble embrague Porsche Doppelkupplung (PDK) consigue que las transiciones se realicen de forma casi imperceptible.
Cuando la aguja del velocímetro acaricia los 180 km/h, un sentimiento de culpa me invade y me ‘obliga’ a levantar. Es una velocidad por la que en España mi cara abriría el telediario. Por suerte, la red de carreteras alemanas no me pone límite, y el Porsche Panamera Turbo S E-Hybrid de la prueba, tampoco. Pulso el botón 'Sport Response' y la berlina comienza de nuevo a acelerar a golpe de gas y electricidad. La carretera se me escapa bajo las cuatro ruedas a una velocidad pasmosa, la misma que la de la aguja del velocímetro: 200, 220, 240, 260… Pero es en el momento en el que la aguja toca los 280 km/h, 30 km/h por debajo de su velocidad punta, cuando me percato de que a mis manos, que agarran firmemente el volante, les cuesta transpirar. Esa tensión, esa estimulación, ese subidón de adrenalina combinado con temor son los causantes de que al ver los tres dígitos en el cuadro de instrumentos, de observar como adelanto vehículos que parecen estar aparcados, mis manos dejen huella. Como también la deja esta berlina deportiva en mi cabeza.
Y si impresionante es su capacidad de aceleración, más impactante aún es su insonorización. Porque a esa velocidad de infarto se filtra muy poco ruido al habitáculo del Panamera; es como si en un coche normal circulara a no más de 140 km/h. Créeme, es excepcional el trabajo que ha realizado la firma alemana en este aspecto. ¡Chapó!
Hora de salir de las rectas para probar sus maneras en curva. A pesar de sus 2.385 kilogramos, el Panamera Turbo S E-Hybrid se mueve de forma sorprendente. Apoya fenomenal, sin inclinaciones, y en todo momento sientes que tienes el control de este transatlántico de 5,04 metros. A ello ayuda el sistema Porsche Active Suspension Management (PASM), con su suspensión neumática con tres cámaras; el de aerodinámica activa, el Porsche Dynamic Chassis Control Sport (PDCC Sport), la tracción a las cuatro ruedas y la dirección, que es realmente comunicativa, como cabe exigir a un Porsche. No he tenido la oportunidad de poner a prueba el Porsche Panamera Turbo S E-Hybrid en circuito, pero arriba puedes ver un vídeo del modelo en el Vancouver Island Motorsport Circuit, en Canadá, y con el que podrás observar la facilidad que tiene de afrontar las curvas sin reparo alguno y a una velocidad digna de un 911.
Es hora de enchufar el vehículo para recargar su batería, ubicada en la parte trasera. Seis horas, si lo conecto a un enchufe de 230 voltios con una intensidad de corriente de 10 amperios, o 2,4, si es de 32, me separan de la diversión más ecológica. Lo cierto es que me aleja ese periodo de tiempo... y los 190.387 euros que hay que pagar por él. ¿Pero qué esperabas de un coche amplio, potente, elegante y deportivo que solo es 0,8 segundos más lento que el todopoderoso 918 Spyder? Hermes, Dios de la velocidad, ve haciendo hueco...
A destacar | A mejorar |
Aceleración | Imagen poco deportiva |
Insonorización | Precio |
Tecnología | Peso |