La Jeep Range Experience, la reunión organizada por la firma norteamericana en Italia para la prensa, me ha dado la oportunidad de realizar la prueba del Jeep Cherokee 2.0 270 CV Trailhawk. Se trata de la versión más capaz en terrenos complicados gracias a la tecnología que equipa, diferente a la del resto de acabados de la gama, pero también por su mayor distancia al suelo, 2 centímetros, y por sus mejores ángulos de ataque y salida, entre otros cambios que te detallaré más adelante.
Estas características le permiten ser un fuera de serie en conducción off-road. Pero para dirigirnos a la cantera cerca del Lago di Garda, área donde Jeep ha preparado la ruta 4x4, previamente voy a probar su respuesta en carretera.
Déjame que te hable primero de su estética. El nuevo Cherokee ha ganado muchos enteros. Atrás ha dejado esa imagen demasiado arriesgada y, para mi gusto, poco acertada, con sus grupos ópticos delanteros divididos, para dar paso a unos únicos faros muy afilados. La parrilla con siete ranuras es un rasgo que se mantiene desde que se introdujese el modelo allá por 1984; en esta quinta generación siguen presentes en el frontal, aunque más estilizadas, obviamente, como también lo hacen sus amplios pasos de rueda. Como la versión del Jeep Cherokee de la prueba es la Trailhawk, los paragolpes son de nueva factura, más recortados por la parte inferior. Nadie puede discutir que su imagen no es agresiva; es más, por su forma me recuerda al morro de un tiburón. Asimismo, luce el logo 'Trail Rated' que acredita que el modelo ha pasado una serie de pruebas en algunos de los terrenos más difíciles del mundo.
En el interior los cambios son más justos. Se mantienen los buenos materiales, aunque lo que más me llama la atención es la pantalla de 8,4” con el sistema Uconnect, que integra Apple CarPlay y Android Auto. También su cuadro de instrumentos con pantalla a color de 7 pulgadas. Destacaría la cantidad de huecos portaobjetos que existen, así como la posibilidad de mover la fila trasera de asientos de forma longitudinal. En su posición normal, el Cherokee regala a los pasajeros un buen espacio para cabeza, piernas y hombros. Lo mismo ocurre con el maletero, que cubica 448 litros, cifra que aumenta hasta los 570 con la posición más retrasada.
Es hora de poner en marcha otra de las novedades del nuevo Cherokee: su motor de gasolina de 2,0 litros, única opción si se quiere la versión Trailhawk con el 4x4 Jeep Active Drive Lock. Este potente propulsor entrega nada más y nada menos que 270 CV y 400 Nm de par máximo. Ya había tenido oportunidad de probarlo en el Wrangler, un todoterreno de elevado peso y que, aún así, me sorprendió por la entrega tan excelente que brinda. Pues bien, en el Cherokee, con 300 kilogramos menos, mejora ese rendimiento. Sí que es cierto que en la zona baja del cuentavueltas es algo perezoso, pero cuando despierta... Fíjate que pasa de 0 a 100 km/h en solo 7,6 segundos. Está asociado a un cambio automático ZF de nueve velocidades que, por desgracia, no es tan suficientemente rápido como esperaba. Eso sí, lo bueno de haber elegido este tipo de transmisión y no la de doble embrague es que en conducción off-road me libra de esos tirones típicos cuando se inicia la marcha, por lo que tengo que ir con menos tiento con el gas. Equipa unas pequeñas levas en el volante para realizar el cambio de transiciones, que no hubiese estado de más ampliar su tamaño.
https://youtu.be/9ZPZEs7QmaA
En carretera no se comporta nada, nada mal: absorbe bien las irregularidades de la calzada y no balancea en exceso. Pero en donde realmente se desenvuelve como pez en el agua es fuera del asfalto. No es para menos, el fabricante lleva 78 años fabricando 4x4.
¡Dame Rock and Roll!
Dicho y hecho, porque para la prueba del Jeep Cherokee 2.0 270 CV Trailhawk la compañía de FCA ha cerrado una serie de pistas complicadas. Para superarlas, esta versión equipa neumáticos todoterreno de 17”, tiene un ángulo de ataque de 29,9 grados, uno de salida de 32,2 y uno ventral de 22,9, además de unas resistentes, muy resistentes placas protectoras que me libran de más de un susto. Además de control de descenso, adopta el sistema de tracción Jeep Selec-Terrain, con cinco modos: Auto, Snow, Sport, Sand/Mud y Rock, este último, exclusivo para esta versión. Por si no fuera suficiente, que lo es, incluye el Selec-Speed Control, una función que me permite seleccionar una velocidad fija que varía de 1 km/h a 9 km/h.
Con todos estos sistemas, y a pesar de que las condiciones de las pistas son realmente desfavorables debido a las intensas lluvias caídas el día anterior, el Cherokee no se amilana. El barro inunda todo el ancho del trazado y las trialeras tienen una más que considerable altura. Modo Mud (Barro) y el Trailhawk supera con fe las piscinas enfangadas. Bravo. Lo mismo consigue en pendientes pronunciadas y resbaladizas, tanto ascendentes como descendentes, con reductora o sin ella, con o sin control de descenso.
Respecto al equipamiento de serie, el Jeep Cherokee 2.0 270 CV Trailhawk de la prueba trae numerosos elementos como los asientos con regulación eléctrica y ajuste lumbar, limitador de velocidad y aviso de colisión frontal plus con detector de peatones, control de crucero adaptativo con parada y arranque, aviso de salida de carril plus, detector de ángulo muerto con control de cruce en la parte trasera, faros delanteros Full LED, apertura y arranque sin llave, ayuda al aparcamiento, portón trasero eléctrico manos libres, cámara de visión trasera y sensores de aparcamiento delanteros y traseros, entre otros elementos. Por ese completo conjunto de elementos, el precio de 55.800 euros parece menos elevado. Además, las unidades en stock tienen 6.000 euros de descuento y 4 años de mantenimiento en junio.