El Jeep Wrangler Unlimited 2.8 CRD 75 aniversario que pruebo es uno de los pocos coches auténticos y con sabor que quedan a la venta en un mercado copado por los SUV y crossover. Heredero de una larga tradición de todoterrenos, es un vehículo que ha sabido trasladar hasta nuestros días la esencia del modelo con el que nació esta marca y más en el caso de esta variante, que celebra los 75 años de vida de Jeep con una serie de detalles específicos. No es barato, pero a cambio ofrece características que hacen que sea verdaderamente único y que lo diferencian del resto de opciones que puedes encontrar en el mercado.
Opciones que, por cierto, no son muy variadas, pues prácticamente puedes contar con los dedos de una mano la oferta de modelos todoterreno de verdad que quedan a la venta. Y si buscamos un vehículo técnicamente parecido a este Jeep, la cosa es todavía peor. Porque aparte del Jeep Wrangler de la prueba, actualmente solo puedes adquirir otros dos 4x4 equipados con un robusto chasis de largueros y travesaños y sendos ejes rígidos en ambos trenes: el pequeño y asequible Suzuki Jimny y el caro y exclusivo Mercedes Clase G.
Pero es que además, el Wrangler se distancia de estos dos últimos gracias a una carrocería que nos permite disfrutar de varios vehículos en uno, pues es posible desmontar el techo (imagen) al completo o por secciones para disfrutar de la conducción a cielo abierto, cosa que ya no es posible en el Jimny o en el Clase G. Es más, también podrías quitar las puertas o abatir el parabrisas, aunque pocos propietarios lo hagan por la dificultad y el tiempo que conlleva completar la operación.
Estéticamente, este automóvil es inmediatamente reconocible como un Jeep. Su característica imagen, con la parrilla delantera (imagen) flanqueada por un par de faros circulares, las prominentes aletas o su cuadrada carrocería, da la sensación de que estoy ante un gigantesco coche de juguete para adultos. Y en el fondo es verdad, pues este 4x4 es uno de esos coches que se compran con el corazón y no con la cabeza, es decir, es más pasional que práctico.
Me explico. Quien busque un coche capaz de circular por el campo con garantías, podría encontrar un excelente candidato en modelos como el Land Cruiser o el Montero, que además ofrecen habitáculos más capaces y un comportamiento en carretera mucho más refinado que el estadounidese. Ahora bien, si además de eso quieres disfrutar de un vehículo 4x4 con una imagen con sabor a clásico que lo diferencie, al estilo de lo que hace Mini con sus turismos, solo el Wrangler (o el carísimo Clase G) podrá satisfacer sus preferencias. Y esto hace que sea una opción muy exclusiva, característica que además se confirma si nos fijamos en su elevado precio de venta.
Porque el Jeep Wrangler Unlimited 2.8 CRD 75 aniversario que puedes ver en las fotos que acompañan esta prueba cuesta prácticamente 50.000 euros. O mejor dicho, costaba prácticamente 50.000 euros, porque esta edición especial con la que Jeep celebró sus primeros 75 años de vida ya no está disponible. En cualquier caso y quitando los elementos específicos que incorpora, que enumero más adelante, es idéntico a cualquier otro Wrangler con carrocería larga, por lo que las sensaciones que me ha dejado durante la semana que ha pasado conmigo son igualmente válidas para el modelo en general.
Entre los elementos específicos de esta edición especial, destacan los anagramas identificativos en color bronce (tono que también está presente en el contorno de la parrilla delantera), el acabado de las llantas, el capó con entradas de aire o las taloneras (que más que facilitar el acceso, están pensadas para proteger este punto tan vulnerable de la carrocería en conducción offroad). Dentro, hay una tapicería específica de cuero con estampados en los respaldos (imagen) y unas costuras en color de contraste, un sistema multimedia con pantalla táctil de 6,5 pulgadas, unos asientos delanteros calefactables o unos logotipos adicionales (imagen), entre otras cosas.
Acceder al habitáculo es fácil si eres alto y ágil, pero no tanto si eres de estatura corta. La carrocería está muy alta, pero una vez dentro el Wrangler sorprende con unas plazas delanteras cómodas y amplias. Las traseras, sin ser para tirar cohetes, resultan lo suficientemente espaciosas como para que dos adultos viajen con comodidad. La visibilidad es escasa, tanto por lo pequeñas que son las ventanas (en comparación con la cantidad de chapa) como por la presencia de una jaula de seguridad. Al maletero (imagen), que ofrece 498 litros de capacidad, se accede a través de una puerta que se abre lateralmente con la rueda de repuesto incluida y de una luneta que se abata hacia arriba. Bajo el piso, además de un altavoz (imagen) del poderoso equipo de sonido Pioneer que monta este ejemplar, hay un espacio destinado específicamente para dejar las piezas pequeñas que quedan sueltas al desmontar las puertas o el parabrisas.
Este es solo uno de los muchos detalles del Wrangler, porque hay que decir que este coche está lleno de pequeños guiños en forma de los llamados Easter Eggs, las cosas curiosas escondidas en los coches. Por ejemplo, si te fijas en el parabrisas, podrás encontrar la imagen de la clásica parrilla de Jeep junto al retrovisor o un diminuto dibujo de un Jeep Willys subiendo una pendiente en el extremo inferior derecho (mirando desde el puesto de mando).
Esta generación del Jeep Wrangler, denominada JK y tercera de la saga, fue introducida en el año 2007 y aunque desde entonces ha recibido alguna que otra actualización de importancia, la base sigue siendo la misma que hace una década. Digo esto porque aunque por dentro es mejor que cualquier otro Wrangler anterior, este modelo está a años luz de cualquier SUV en cuanto a la calidad de los acabados, los ajustes, el equipamiento o la habitabilidad. Especialmente si atendemos a su precio, pero es que esa abultada factura se justifica con otras cuestiones.
Cuestiones que ya he mencionado, como su exclusiva y característica imagen o las posibilidades que ofrece su carrocería, y otras de las que todavía no he hablado, como su sorprendente capacidad todoterreno. Pero empiezo hablando por lo malo, por el principal talón de Aquiles del Jeep Wrangler Unlimited a la hora de circular por terrenos abruptos, que es su ángulo ventral, consecuencia del aumento de batalla con respecto al Jeep Wrangler corto. La mayor distancia entre ejes complica las cosas al superar crestas o coronar pendientes muy pronunciadas, pero en cualquier caso, no es algo que deba preocupar al usuario siempre que tenga en cuenta esta pequeña limitación.
Pero ojo, que la amplia altura libre, consecuencia tanto de su arquitectura como de los grandes neumáticos que monta esta unidad (unos Bridgestone Dueler H/T en medida 255/70 R18), suavizan esta característica. Otro punto que no me gusta de este Wrangler tiene que ver con sus paragolpes. Y es que la normativa de homologación europea obliga a la marca a instalar un parachoques delantero mucho más voluminoso que los de las variantes estadounidenses, que disponen de uno más pequeño. Una pena la verdad, porque además de mejorar el ángulo de ataque, este último ofrece una imagen más ‘limpia’.
Y hasta aquí los ‘defectos’, si es que se les puede llamar así. Es pisar el campo y el Jeep Wrangler se siente de inmediato como un pez en el agua. Es en este terreno donde da lo mejor de sí. Sus ejes rígidos ofrecen varias ventajas con respecto a una suspensión independiente más moderna, como por ejemplo, el hecho de que mantengan una altura libre al suelo mínima constante independientemente de la carga que transportemos o su mayor capacidad de articulación (recorrido de suspensión), lo que incrementa la capacidad de tracción y por ende, nuestras posibilidades de superar un obstáculo con éxito.
Hay una versión del Wrangler todavía más capaz en conducción todoterreno que la que he probado en esta ocasión, denominada Rubicon, pero pocos usuarios podrán sacar partido a esas capacidades adicionales si no se enfrentan a situaciones realmente complicadas. Porque ese cuenta con bloqueos en ambos ejes y una barra estabilizadora delantera desconectable que aumenta todavía más el recorrido de suspensión, pero es que este Wrangler Unlimited 2.8 CRD 75 aniversario tal y como viene de fábrica ya es increíblemente capaz.
Basado en el Wrangler con acabado Sahara, el 75 Aniversario cuenta con un robusto eje trasero Dana 44 y un eje delantero Dana 30 (el Rubicon lleva Dana 44 en ambos trenes). Como la primera vez que probé un Jeep Wrangler de esta generación, me ha llamado positivamente la atención lo eficaz que resulta su control de tracción en conducción 4x4. Vale que hay otros fabricantes que ofrecen sistemas de control de tracción electrónicos ajustables en varias posiciones en función de la superficie por la que circules, pero es que el del Wrangler no lo necesita o por lo menos, no en la situaciones más comunes.
Actúa muy rápido frenando la rueda que ha perdido tracción para que de esta forma la potencia pase a la que tiene más agarre. Desde el puesto de mando no se percibe a penas, pero visto desde fuera, se aprecia con claridad lo poco que gira la rueda que está en el aire antes de que el control de tracción actúe. De esta forma, consigue continuar avanzando incluso cuando parecía imposible que superara ese obstáculo. La principal limitación en este sentido viene como consecuencia de sus neumáticos, que para mantener un compromiso entre campo y carretera, no son los más ideales para el campo. Lo bueno es que es algo que se puede solucionar con un simple cambio de ruedas.
Técnicamente, el Jeep Wrangler posee una construcción clásica. Además de un chasis de largueros y travesaños y ejes rígidos, monta un sistema de tracción total conectable. En carretera o sobre firmes con buen nivel de agarre, el Jeep Wrangler funciona como un vehículo de propulsión. Cuando la calzada se vuelve resbaladiza o al circular sobre tierra, podemos activar el sistema de tracción a las cuatro ruedas mediante una palanca (imagen) ubicada en el túnel de transmisión, junto a la de la caja de cambios automática de cinco velocidades. Ofrece tres posiciones (2H, 4H y 4L, además de punto muerto o neutral) y es posible pasar de 4x2 a 4x4 a velocidades de hasta 80 km/h.
Este esquema de tracción trabaja junto a una caja de cambios automática con convertidor de par y cinco velocidades, una transmisión que no es rápida y tiene pocas relaciones pero que encaja bien con la filosofía del coche. Porque aunque acelera con cierta soltura gracias a su enorme motor diésel 2.8 CRD (que es uno de los propulsores de cuatro cilindros más grandes que hay a la venta) de 200 CV de potencia y 460 Nm de par, no se es un vehículo para ir rápido. Por su batalla, se siente cómodo viajando por autopista a velocidades de crucero decentes, pero su dirección, sin ser mala para estar ligada a un eje rígido, y su esquema de suspensiones limitan la confianza en zonas de curvas. A esto hay que sumar su peso, que en orden de marcha supera con margen los 2.000 kg, lo que unido a su aerodinámica condiciona el gasto de carburante. Durante la prueba, logré una media combinada de 10,4 l/100km.
Pero estoy seguro de que nadie espera que un Jeep Wrangler se mueva como un SUV por carretera, eso está claro. Así que no es algo que se pueda criticar pues es consecuencia precisamente del tipo de automóvil que es, simplemente hay que saber que es así. Para mí todo esto forma parte del encanto de este coche y contribuye a que conducirlo sea una experiencia muy especial.
Imagen | Dirección |
Prestaciones todoterreno | Caja de cambios |
Versatilidad | Precio |
Ficha técnica Jeep Wrangler Unlimited 2.8 CRD 75 aniversario |
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Motor | Cilindrada | 2.776 cc |
Cilindros | 4 en línea | |
Potencia máxima | 200 CV / 3.600 rpm | |
Par máximo | 460 Nm / 1.600-2.600 rpm | |
Transmisión | Caja de cambios | Automática convertidor de par, 5 velocidades |
Tracción | Total | |
Suspensión | Delantera | Eje rígido / Resorte helicoidal / Barra estabilizadora |
Trasera | Eje rígido / Resorte helicoidal / Barra estabilizadora | |
Dimensiones | Longitud | 4.751 mm |
Anchura | 1.877 mm | |
Altura | 1.800 mm | |
Distancia entre ejes | 2.947 mm | |
Alimentación | Tipo de alimentación | Inyección directa por conducto común. Turbo de geometría variable. Intercooler |
Peso | Peso | 2.073 kg |
Prestaciones | Velocidad máxima | 172 km/h |
Aceleración 0-100 km/h | 10,7 seg | |
Consumos | Urbano | 10,0 l/100 km |
Extraurbano | 7,3 l/100 km | |
Combinado | 8,3 l/100 km | |
Emisiones | Emisión CO2 | 217 g/km |
Precio | Precio final | 49.100 euros |
Fotos: Álex Aguilar