PRUEBA: BMW iX xDrive40

El coche de la prueba, el BMW iX xDrive40, es un escaparate tecnológico que incorpora multitud de avances que pronto se extenderán al resto de la gama de productos de BMW. Un estandarte con el que los alemanes entran de lleno en el mercado de SUV eléctricos premium, donde hasta ahora campaban a sus anchas vehículos como el Tesla Model X (preba) o el Audi e-tron (prueba).

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La ventaja que tiene el BMW iX frente a estos es que los ingenieros de la marca han tenido más tiempo para hacer los deberes. Así, han creado un automóvil con multitud de soluciones innovadoras y una cantidad de tecnología capaz de abrumar al más techie. También hay que tener en cuenta que es un lanzamiento tremendamente importante para BMW, pues es el primer modelo desarrollado desde cero para ser exclusivamente eléctrico que introducen desde el rompedor BMW i3 de 2014. Por esta razón no han escatimado a la hora de introducir novedades.

BMW iX, partir de una hoja en blanco

Desde su diseño exterior hasta su habitáculo, todo en el nuevo iX sorprende porque rompe en gran medida con muchas de las soluciones empleadas por la firma hasta la fecha. Algo que también sucedió hace siete años con la introducción del i3 con la diferencia de que ahora muchas de estas características se adaptarán paulatinamente a sus hermanos de gama. Podría decirse que casi han partido de un lienzo en blanco a la hora de crear este SUV o SAV -siglas de Sports Activity Vehicle-, como lo denomina la marca.

Con una longitud de 4.953 mm, el BMW iX xDrive40 de la prueba es 31 mm más largo que un BMW X5 (prueba). Sin embargo, es unos 37 mm (1.937 mm) más estrecho y unos 50 mm (1.695 mm) más bajo que este y al mismo tiempo, presume de ofrecer una batalla de nada menos 3.000 mm (+ 25 mm). Esta última cota solo es superada dentro de la familia de modelos de BMW por el X7 y por el Serie 7, lo que puede ser una buena pista de la increíble habitabilidad que ofrece el nuevo coche eléctrico.

La imagen exterior es muy llamativa. Y es normal, porque entre los afilados faros, la prominente parrilla -que es completamente ciega y está fabricada con un material capaz de autorepararse-, las líneas minimalistas, sus tiradores de las puertas, su amplia batalla y sus grandes ruedas -llantas de entre 20 y 22”-, parece un vehículo salido de una película de ciencia ficción. Pero la mayor sorpresa viene cuando abres la puerta y descubres un habitáculo donde la habitabilidad, el confort y la tecnología han sido los tres ingredientes básicos.

Realmente no recuerdo haberme sentido tan cómodo en ningún otro automóvil y mira que han pasado coches por la sección de pruebas de Periodismo del Motor. Esto, en cierta medida, también rompe con la tradición deportiva de los de Múnich, pero no lo digo como crítica. Más bien al contrario: los coches eléctricos, aun siendo extremadamente rápidos en aceleración, te invitan a practicar una conducción relajada.

Y nada casa mejor con esto que un habitáculo que se parece más a una extensión de un acogedor salón de lujo por sus asientos, materiales o acabados. Además, ya tendrán tiempo para crear versiones deportivas convenientemente adaptadas a la filosofía de BMW M (de hecho, ya está confirmada la llegada de una variante M del iX).

Prácticamente no hay botones físicos más allá de los del volante o propios del sistema iDrive -que ni siquiera son botones como tal, pues están integrados en un panel táctil con un acabado que imita madera-. La información y los controles se aglutinan en las dos enormes pantallas que hacen las veces de cuadro de mandos (12,3”) y de soporte para el sistema de información y entretenimiento (14,9”). Y todo ello va acompañado, al menos en el caso del BMW iX xDrive40 que probado, de un interior que presenta un acabado de tela y microfibra con unos colores inspirados en el interior de los hoteles boutique -la unidad de las fotos presenta un tapizado de cuero-.

Pero esta comodidad y aparente simplicidad no implica que sea fácil manejar sus casi infinitas funciones. Sí, es cierto que puedes operar casi todo mediante el control por voz, que además es muy preciso y entiende todo -o casi- lo que le ordenas. Pero si eres como yo, que prefiere usar mandos físicos (en este caso el iDrive o la pantalla táctil), te puedes sentir verdaderamente abrumado por la inabarcable cantidad de aplicaciones y sistemas.

Cualquier coche moderno requiere de un breve periodo de adaptación para que sepas dónde está cada cosa. Pero en el caso del BMW iX que he probado seguramente necesitarás días completos de uso para saber dónde localizar lo que buscas. Algo que no he conseguido en esta primera toma de contacto con el modelo, pero estoy seguro de que la experiencia mejorará mucho cuando tenga la oportunidad de pasar al menos una semana usándolo.

Prueba del BMW iX xDrive40: 326 CV, 630 Nm y hasta 425 km de autonomía

A nivel dinámico, también se percibe desde el primer metro que la prioridad ha sido crear una experiencia de uso lo más confortable posible. Sí, con 240 kW de potencia (326 CV) y 630 Nm de par tiene unas prestaciones sorprendentes para su peso (2.440 kilogramos), como demuestra su notable capacidad de aceleración (6,1 segundos en el 0 a 100 km/h). Pero aunque es rápido y ágil -en relación a su peso-, no son sus puntos fuertes.

Al volante transmite una gran sensación de sosiego, de tranquilidad o de paz, como quieras llamarlo. Te envuelve en un ambiente extremadamente agradable, con unos asientos increíblemente cómodos y un diseño que, en general, es simple pero muy elaborado. Es muy silencioso, pues el único sonido que llega levemente al interior proviene básicamente de giro de los neumáticos. Y a nada que tengas música puesta ni siquiera percibirás esto.

Y ya que hablo de la música, tengo que hacer una mención especial al equipo de sonido, que es brutal. Firmado por Bowers & Wilkins, cuenta con una treintena de altavoces y tiene una potencia de nada menos que 1.615 vatios. Sorprende por su calidad de sonido y porque genera una experiencia envolvente gracias, entre otras cosas, a que cuenta con hasta cuatro altavoces integrados en cada uno de los asientos delanteros.

Otro aspecto que me ha gustado mucho es que se nota un vehículo extremadamente sólido. Esto es así porque en su construcción se ha utilizado una combinación de aceros de alta resistencia, aluminio y fibra de carbono reforzada con polímeros. Gracias a ello, la precisión de la que hace gala es envidiable y además esto contribuye a reducir drásticamente los ruidos parásitos de posibles vibraciones que pueden llegar hasta tus oídos al circular, por ejemplo, sobre vías con firme muy roto.

La batería y la autonomía del BMW iX xDrive40

La batería de iones de litio del BMW iX xDrive40 tiene una capacidad bruta de 76,6 kWh (71 kWh útiles) y está ubicada debajo del piso del habitáculo. Esto ayuda a que los 2.440 kg de peso parezcan menos a la hora de tomar una curva, ya que el centro de gravedad es bajo para las dimensiones del coche. Con ella logra una autonomía homologada de entre 397 y 425 kilómetros -el dato varía en función de las llantas elegidas-, una cifra que en el iX xDrive50 llega hasta los 630 km.

Con una toma de carga rápida con corriente continua y 200 kW puedes pasar del 10 al 80% de carga en menos de 40 minutos. Y en estas condiciones en tan solo 10 minutos puede recuperar hasta 120 kilómetros de autonomía, por lo que puede ser perfectamente válido para viajar siempre y cuando en tu ruta tengas puntos de carga de estas características. Con un Wallbox con 11 kW pasar del 0 al 100% de carga requiere de menos de once horas.

Conclusión

Aunque ha tardado más en llegar que muchos de sus rivales, BMW ha hecho muy bien los deberes y ha lanzado un producto que seguro que convence a los compradores de este tipo de modelos. Sí, es más caro que sus oponentes, pero también ofrece mucha más tecnología a todos los niveles. Desde el chasis, con elementos de fibra de carbono, hasta en el apartado multimedia, donde brilla con luz propia gracias a su compatibilidad con 5G o sus casi infinitas funciones y sin olvidarse de su eficaz asistente de voz inteligente.