La historia de los deportes de motor nos ha dejado varios capítulos oscuros donde pilotos y/o espectadores han perdido la vida trágicamente. Sin embargo, hace casi siete décadas que tuvo lugar el peor accidente de la historia del automovilismo. Ocurrió durante las 24 Horas de Le Mans de 1955, donde lo que debió ser un épico enfrentamiento entre las escuderías más poderosas del momento, acabó con 84 fallecidos y una cifra similar de personas heridas.
El accidente pasó a la historia por el número de víctimas y porque supuso la prohibición temporal de las carreras de coches en hasta cuatro países europeos durante años e incluso décadas. También por la magnitud y violencia del mismo, así como por representar un punto de inflexión que permitió implementar nuevos protocolos y medidas para hacer más seguro el mundo del automovilismo.
Las carreras en la década de 1950
En los años ’50, las carreras de coches eran muy diferentes a lo que son en el presente. Los coches eran menos seguros, no contaban con cinturones de seguridad para que los pilotos pudieran salir rápidamente en caso de incendio (algo muy frecuente en la época) y los espectadores se agolpaban a pie de pista para ver pasar los vehículos a velocidades superiores a los 200 km/h. Aunque los accidentes mortales donde los pilotos perdían la vida eran algo frecuente, los espectadores, al menos, estaban a salvo. Hasta ese 11 de junio de 1955.
Cadillac Series 61 ‘Le Monstre’ (1950): un monstruo americano en Le Mans
Ese día, entre 250.000 y 300.000 personas llegaron al circuito de La Sarthe para disfrutar de una carrera que se aventuraba emocionante. La rivalidad entre las grandes escuderías europeas estaba en su punto álgido. Tras la Segunda Guerra Mundial, las 24 Horas de Le Mans se reanudó en 1949. Ferrari ganó ese año y en 1954, Mercedes lo había hecho en 1952, Talbot en 1950 y Jaguar en 1951 y 1953. Todos los fabricantes llegaban hambrientos de victorias y veían la edición de 1955 como la oportunidad de demostrar su superioridad.
Además, un plantel de pilotos de lujo, con nombres como Juan Manuel Fangio, Phill Hill, Stirling Moss o Mike Hawthorn, eran los hombres a batir en La Sarthe. Estos iconos del automovilismo deportivo debían correr desde el otro lado de la pista, subir a sus coches, arrancar los motores y emprender la marcha. Este era el protocolo de la época para iniciar la carrera de las 24 Horas de Le Mans.
El peor accidente de la historia del automovilismo ocurrió en Le Mans en 1955
Las primeras dos horas fueron un intercambio de posiciones entre los más rápidos, que en este caso eran Eugenio Castellotti a los mandos de un Ferrari, Hawthorn con el Jaguar y Fangio con el Mercedes 300 SLR. Todo lo que ocurrió a las 18:28 horas del 11 de junio de 1955 tuvo lugar de forma repentina, rápida e inesperada. Las fuentes a menudo varían detalles de lo sucedido, aunque los hechos son más o menos evidentes.
En su lucha con Fangio, Hawthorn adelantó al Austin Healey de Lance Macklin a la entrada en la recta de meta, antes del acceso a los boxes. El británico de 26 años realizó una maniobra brusca para entrar al pit lane, lo que sorprendió a Macklin. El piloto a los mandos del Austin Healey, en un intento por esquivar al Jaguar de Hawthorn, hizo una maniobra hacia la izquierda sin percatarse de los dos Mercedes que, a toda velocidad, se aproximaban a su posición.
El primero de los Mercedes lo pilotaba el francés Pierre Levegh, que marchaba con una vuelta de retraso, mientras que el segundo era el de Fangio. Los coches circulaban a unos 200 km/h, cuando Levegh tuvo que abrirse más hacia a la izquierda para esquivar la maniobra de Macklin. El Mercedes acabó impactando contra la parte posterior izquierda del Austin Healey de Macklin que, por la diferencia de velocidad, se convirtió en un trampolín que lanzó al 300 SLR de Levegh contra un terraplén que separaba la pista de la zona de los espectadores.
84 víctimas mortales
El piloto francés salió despedido del coche, perdiendo la vida en el acto, mientras que su coche se incendió, el motor y el puente se desprendieron del chasis y recorrieron varios metros en la tribuna. La bola de fuego en la que se había convertido el Mercedes se precipitó contra el público. El motivo por el que el Mercedes se incendió tan rápidamente es porque estaba hecho de magnesio, que es un material ligero, pero también inflamable. Algunos informes añadieron que el depósito contenía un aditivo que actuaba con potenciador de las llamas, aunque no se pudo demostrar.
El resultado de este fatídico accidente fue 83 víctimas mortales entre las personas que se encontraban en ese momento en la tribuna, así como el fallecimiento de Pierre Levegh. Se calcula que otras 82 personas resultaron heridas en el accidente. Fangio escapó por poco del accidente. Algunos atribuyen este hecho a que Levegh avisó al argentino con el brazo antes de colisionar.
Lejos de cancelar la prueba, el director de carrera decidió que prosiguiera. Esta decisión se tomó para que los espectadores no invadieran las carreteras que las ambulancias debían emplear para trasladar a los heridos a los hospitales cercanos. De madrugada, el equipo Mercedes recibió la orden desde Stuttgart de retirarse de la carrera en señal de duelo por lo ocurrido. Al cumplirse las 24 horas de carreras, Mike Hawthorn se alzó con la victoria. Se dice que el británico celebró el triunfo con champán a pesar del trágico accidente acaecido solo unas horas antes en el que estuvo involucrado. Fue exculpado en una investigación posterior.
Consecuencias directas en el mundo de la competición automotriz
Como consecuencia del peor accidente de la historia del automovilismo, ocurrido en Le Mans en 1955, las autoridades francesas prohibieron solo dos días después las competiciones automovilísticas. Siguieron este ejemplo, Alemania, España y Suiza. Éste último permaneció sin carreras de coches durante seis décadas.
La historia de cómo acabó el Mercedes 300 SEL 6.8 AMG de 1970 probando piezas de aviones de combate
Mercedes se retiró de la competición de forma oficial hasta 1989 (entre otros, AMG corrió con su primer coche, un Mercedes, en varias pruebas unos años después) y Lancia estuvo ausente durante casi 20 años. También se implementaron mejoras de seguridad, como monos ignífugos, cinturones de seguridad o cascos integrales que ayudaron a hacer de las carreras entornos más seguros.