El chocolate es uno de los alimentos favoritos de la mayoría de las personas. Es difícil encontrar alguien a quien no le guste este manjar obtenido del cacao, procedente de Sudamérica y que los españoles introdujeron en Europa en el siglo XVI. Con el chocolate se pueden hacer muchas cosas, pero seguro que nunca habrías imaginado que podría propulsar un vehículo. En 2009, un equipo de investigadores de la Universidad de Warwick presentó un motor que funcionaba con chocolate y alcanzaba los 235 km/h.
Se trataba de un motor montado en un monoplaza de Fórmula 3 construido con componentes ecológicos para demostrar a la industria del automóvil hasta qué punto era posible utilizar tecnologías ecológicas. Ya en entonces el ecologismo era trending topic. El proyecto, denominado WorldFirst, estuvo integrado en el Warwick Manufacturing Group (WMG) y el Warwick Innovative Manufacturing Research Centre.
El motor que funcionaba con chocolate y alcanzaba los 235 km/h
Era el primer coche de carreras de Fórmula 3 diseñado y fabricado con materiales sostenibles y renovables, poniendo el mundo en primer lugar al gestionar eficazmente los recursos del planeta. La carrocería estaba fabricada con patata, el volante de zanahoria, el asiento de soja y los frenos de enarcado. Las fibras vegetales se mezclaban con resinas para producir piezas resistentes a los impactos y los aceites del chocolate se refinan para producir combustible.
Biodiésel a partir de grasa animal, el combustible que puede contribuir a reducir las emisiones
El coche, valorado en 300.000 libras (345.600 euros), utilizaba lubricantes a base de aceite vegetal y un motor de biodiésel capaz de funcionar residuos derivados del chocolate y aceite vegetal. Cumplía todas las normas de la categoría, excepto el motor que, en aquel momento, los coches de Fórmula 3 no podían utilizar biodiésel. Era capaz de alcanzar los 235 km/h. Como declaró en su día el director del proyecto, James Meredith, “WorldFirst acaba con el mito de que hay que renunciar a las prestaciones a la hora de desarrollar los vehículos de motor sostenibles del futuro".
Según explicaba Kerry Kirwan, miembro del equipo, “los componentes vegetales constituyen la base del coche: un volante de competición fabricado con zanahorias y otras hortalizas, un asiento de fibra de lino y espuma de aceite de soja, un babero de fibra de lino tejida, lubricantes a base de aceites vegetales y un motor biodiésel configurado para funcionar con combustible derivado de residuos de chocolate y aceite vegetal. También incorpora un radiador recubierto de un innovador catalizador destructor de emisiones”.
El biodiésel basado en aceite de cocina usado con grasas de microalgas que está desarrollando Mazda
Por su parte, el Dr. Steve Maggs, otro responsable de la investigación, señalaba que “a medida que los fabricantes originales se centran en reducir las emisiones de los motores para hacer frente a las futuras emisiones de CO2, el proyecto WorldFirst demuestra que, para abrazar sin reservas el lema ‘lo ecológico es genial’, hay que ampliar la visión y contar con una estrategia que abarque toda la cadena, desde las materias primas hasta la eliminación final del vehículo. El proyecto demuestra claramente que el ecologismo automovilístico puede y debe abarcar todo el conjunto".