Casi 20 años estuvieron buscándole un recambio a su gran icono. Desde mitad de los años 50 hasta 1974. En ese tiempo, más de 70 posibilidades pasaron por la mesa de los ejecutivos de la marca, pero no había manera. Y es que los candidatos a sucesores del Volkswagen Beetle se enfrentaban a una tarea titánica. Demostrar que podían replicar la inabarcable gama de valores que representaba el simpático Escarabajo.

Un modelo que primero se convirtió en el estándar de coche económico, después en mito de la contracultura, en epítome de la simplicidad deseable y en 'personaje' pop con personalidad tan humana que protagonizaba películas y libros. Ya hace un par de años que la última unidad de la segunda generación salió de fábrica y, aunque no sabemos si hay planes para encontrarle un sucesor esta vez, Volkswagen ha querido recordar ahora toda aquella historia tan poco conocida.

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Y mostrarnos cómo, si los mandamases de la época se hubieran decidido por alguna de estas posibilidades, quizá el Escarabajo nunca hubiera alcanzado los 21,5 millones de coches vendidos que ahora cuenta. Para ello, han reunido algunos de los prototipos que, en algún momento, quisieron ser sucesores del (historia) Volkswagen Beetle. Estos son seis de ellos (porque, compréndelo, no tenemos espacio para siete decenas).

1955 - EA48

Sucesores del Volkswagen Beetle EA48 1955

Quién sabe por qué, pero las ganas de quitárselo de encima debían de ser grandes, pues la primera intentona se concibió enseguida, en 1953. Pero a los ingenieros les llevó dos años. Una de las razones es que empezaron de cero. Ni una pieza del Beetle se usó en este coche urbano que se adelantó al Mini. La otra quizá sea que, por primera vez, prescindieron de la ayuda de Porsche. El EA48 fue el primer prototipo desarrollado enteramente por Volkswagen. Con un motor delantero de 0.7 litros y dos cilindros en línea que desarrollaba unos 20 CV, alcanzaba los 100 km/h, según informa la compañía.

1956 - EA47-12

Sucesores del Volkswagen Beetle 1955 EA_47

El número 12 de los prototipos que aspiraban a sucesores del Volkswagen Beetle. Eso sí, fue el primero de la italiana Ghia, razón por la que se parece bastante al Karmann Ghia. Con propulsor bóxer de cuatro cilindros, este ya llegaba a los 30 CV, aunque era más pesado que el anterior. Además, tenía suspensión trasera con barra de torsión y caja de cambios sincronizada, una tecnología inédita en su época.

1960 - EA97

Sucesores del Volkswagen Beetle 1960 EA_97

Este cochecito que hoy parece un poco aburrido fue quizá el que estuvo más cerca de conseguirlo. O, por lo menos, de llegar a producirse, pues el proyecto se desmanteló cuando ya se estaba preparando la cadena de montaje. De hecho, existen 200 unidades piloto. Aunque, para entonces, lo que nació para sustituir al Beetle ya había pasado a ser un modelo que conviviera con él. Finalmente, los ejecutivos no vieron que existiera mercado para ambos, y acabaron con el pobre EA97.

1961 - Type 3 Cabriolet

Sucesores del Volkswagen Beetle Type 3

Otro caso en que se empezó con una cierta idea y se terminó con una bien distinta. El Type 3 no sustituyó al Escarabajo, sino que acabó convirtiéndose en un modelo superior. Sin embargo, esta bonita versión cabrio, por desgracia, no llegó a fabricarse. Y es que en Volkswagen temían que hiciera competencia desleal a su propio Karmann Ghia descapotable. Por cierto, tenía una capota con luneta trasera de vidrio. Una pena.

1969 - EA276

Sucesores del Volkswagen Beetle 1969 EA_276

No, no, de verdad que este coche no es de los 80. Adelantado una década abundante a su tiempo en cuanto a diseño (e incluso más, porque tiene algo de crossover), acabó sirviendo de inspiración para el Golf, presentado cinco años más tarde. Eso sí, cambiando el motor, pues este contaba con el mismo del Beetle. Así que, en cierto sentido, sí dio el relevo al Escarabajo, porque VW considera al Golf como su sucesor espiritual.

1969 - EA266

Sucesores del Volkswagen Beetle 1969 EA266

Fue uno de los candidatos más innovadores. Se desarrolló de nuevo con ayuda de Porsche, y en concreto por un equipo liderado por un tal Ferdinand Piëch. Sí, el nieto de Ferdinand Porsche, que en los 90 sería CEO de Volkswagen. Este hatchback llevaba el motor (un cuatro cilindros de 1.6 litros) montado en posición central, debajo de los asientos traseros. Iba colocado longitudinalmente, con el transeje justo detrás para ahorrar espacio. Desde luego, otra de esas pequeñas joyas que se quedaron por el camino y que quizá hubieran merecido una segunda oportunidad.

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