A la hora de ir tachando efemérides de la lista, quizá sea el siglo una de las preferidas por lo redondo del número y por el peso que conlleva. Sin embargo, los afortunados que llegan a cumplir no dejan de ir acumulando otras cada vez más impresionantes, como es el caso de Renault que en 2018 celebra su 120 aniversario. Se dice pronto, pero es tiempo suficiente como para dejar huella en el mundo. Estos son los modelos más emblemáticos de los 120 años de historia de Renault.
El Renault Tipo A fue el que abrió la veda, en 1898, siendo el primer modelo de la marca y ya presentando la configuración de un automóvil moderno. Tenía motor delantero, caja de cambios con toma directa y una dirección bastante ágil para la época, lo que hizo que desde su primera muestra en la calle Lepic empezara a acumular pedidos. Solo un año tardó en presentarse su evolución, el Tipo B, que cogía todo lo bueno de su predecesor y sumaba una caja cerrada que protegía a los clientes de las inclemencias del tiempo, lo que disparó su popularidad.
Comenzado el siglo XX, el Tipo B diversificaría sus carrocerías para desempeñar diversos tipos de actividades como la de furgón postal, mientras que un modelo como el Tipo AG1 se convertiría en el taxi por excelencia durante la Gran Guerra. Una vez terminada, el Tipo KJ1 se postuló como un vehículo accesible para que la población pudiera motorizarse. Incorporó soluciones técnicas modernas como el arranque eléctrico y una caja de cambios de tres marchas.
En 1929 encontramos el que podría ser el primer modelo ‘premium’ de Renault, el Vivastella, cuyo bisnieto es el acabado Initiale Paris actual. Pensado para la burguesía, aunaba un diseño cuidado con un interior de siete plazas modulable y con materiales de calidad como el terciopelo.
En la década siguiente el Juvaquatre se consolidó como un favorito de los clientes con ingresos modestos, con su formato de berlina de cuatro puertas y la primera carrocería integra de acero de la marca. Después de la Segunda Guerra Mundial evolucionó a vehículo comercial y para entonces ya compartía escenario con el 4 CV que, bajo su eslogan “4 puertas, 4 plazas, 4 caballos”, volvió a democratizar el automóvil.
Justo en el ecuador del siglo apareció el Colorale, primer SUV de la marca, pensado para usarse en todo tipo de terreno y comercializado en múltiples variantes para adecuarse a cualquier necesidad. En el 59 llegó el Estafette, vehículo comercial que contaba con una superficie de carga plana y fácil acceso gracias a sus puertas correderas, pero que destaca por ser el primer tracción delantera de la compañía.
Años 60: década exitosa
Con esto entramos en los 60, una década grande para Renault: en el 61 el Renault 4, estable y versátil, todo un éxito; en el 64 el Renault 8 Gordini, reconocible por su carrocería azul y con un reparación que le llevaba hasta los 95 CV; y en el 65 el Renault 16, que fue vehículo del año gracias a la comodidad de sus suspensión, su gran maletero y a detalles como los elevalunas eléctricos.
El Renault 5 tendió la mano a los jóvenes a principios de los 70, con un diseño de lo más característico y a menudo utilizado como el segundo coche familiar. En el 75 la marca dio un recital tecnológico en el Salón de Ginebra con el Renault 30: motor V6, dirección asistida, estructura más resistente a los impactos…
Las últimas dos décadas del siglo pasado también fueron caldo de cultivo para las innovaciones del fabricante francés. Comenzó los 80 con el Renault 9, un familiar versátil cuya frugalidad hizo que su popularidad aumentara muchísimo con la crisis del petróleo; siguió en el 84 el Espace, que inauguró el segmento de los monovolúmenes con todo lo que ello con lleva; en el 92 el Twingo se presentó como una opción urbanita, desenfadada y con bastante espacio interior; y el Scénic, en el 96, no tardó en ser una opción predilecta de las familias que buscaban un monovolumen compacto.
