Los dos ejemplares fabricados del Jaguar F-Type Rally nacen para celebrar el setenta aniversario de la llegada del icónico Jaguar XK120. Un coche que en su introducción en 1949 consiguió alzarse como el automóvil de producción más rápido hasta la fecha y que no tardó en cosechar importantes victorias en el mundo del automovilismo de competición.
Y ahora ha servido de inspiración para crear estos Jaguar F-Type Rally, dos unidades que han sido construidas a partir de la base del Jaguar F-Type Convertible (prueba) dotado con el motor 2.0 turbo de cuatro cilindros. Un bloque que ha sido escogido porque resulta más liviano que las motorizaciones V6 y V8 con las que también se ofrece el F-Type, lo que contribuye a favorecer las prestaciones y un comportamiento ágil gracias a su reparto de pesos más equilibrado.
Una mecánica que desarrolla 300 CV de potencia que se envían exclusivamente a las ruedas traseras a través de una caja de cambios automática y que permiten al modelo de serie acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 5,7 segundos.
A nivel estético, estos F-Type Rally se asemejan a la serie limitada del modelo que ha lanzado la marca recientemente, el F-Type Chequered Flag Limited Edition. Pero lo verdaderamente significativo es lo que no se ve tan fácilmente, ya que los chicos del departamento de Diseño e Ingeniería de Jaguar, los encargados de darles vida, han realizado multitud de modificaciones para que estos bólidos cumplan con las exigencias de la FIA.
Porque aunque no vayan a ser utilizados en competiciones oficiales, estos dos Jaguar F-Type Rally cuentan con frenos, suspensiones, un sistema de extinción de incendios y una jaula de seguridad propia de un automóvil de competición. Incluso lucen una llamativa batería de luces auxiliares sobre el capó. También han sustituido las llantas de aleación y los neumáticos originales por otros de rally, lo que unido a una altura libre 40 mm mayor, permite que supere obstáculos con relativa facilidad.