Ahora que entramos en los albores de la nueva era eléctrica, parece que estemos descubriendo los coches eléctricos cuando, en realidad, los primeros intentos ya nacieron hace décadas. El Volkswagen Elektro-Golf es el mejor ejemplo, un pionero que vio la luz en el ya lejano 1976.
Si, echando cuentas, eso son solo dos años después de que la primera generación del Volkswagen Golf viera la luz, lo que no deja de llamar la atención, pero también muestra que desde el principio hubo cierto interés en comprobar la viabilidad de las versiones eléctricas.
¿El motivo? La crisis del petróleo que tuvo lugar en 1973 y que llego a duplicar el precio del crudo. Ante la escasez de combustible, muchos fabricantes se vieron obligados a investigar alternativas. En el caso del Golf la situación fue bastante crítica ya que todo ocurrió solo unos meses antes del nacimiento del modelo, lo que hizo que la marca se pusiera las pilas (nunca mejor dicho) en este campo.
La historia del Volkswagen Golf GTI: 45 años en ocho generaciones
El resultado fue el Volkswagen Elektro-Golf I, un modelo que a día de hoy puede parecer algo arcaico pero que en su día no estaba nada mal. Reemplazaba la mecánica de combustión de 75 CV del compacto por un pequeño bloque eléctrico que no llegaba a la 30 y que iba montado en el lugar correspondiente a la caja de cambios de cuatro marchas. Empleaba unas baterías de 16,6 voltios que se cargaban mediante un enchufe convencional de 220 voltios… en un proceso que duraba unas 12 horas.
Nunca llegó a ser un proyecto con visos de llegar a producción, si no más bien uno de desarrollo interno que en principio contó con apenas unas unidades. Sin embargo no se detuvo y siguió en marcha hasta desembocar en el Golf I CitySTROMer en 1981.
Este proyecto piloto, de mayor calado, se llevo a cabo junto a la GES (Gesellschaft für elektrischen Straßenverkehr), parte de la compañía RWE para crear una flota de vehículos que sería utilizados por miembros de la empresa. Empezaron siendo 20 pero llegaron a fabricarse 25 unidades en total, con capacidad para cuatro personas, un peso de 1,5 toneladas cada ejemplar y una autonomía de apenas 60 kilómetros.
Volkswagen no abandonó la idea de crear un Golf eléctrico y durante la segunda y tercera generación del modelo lanzó sendas evoluciones del CitySTROMer. La segunda amplió su tirada hasta las 70 unidades y de la tercera llegaron a producirse 120 ejemplares que podía recorrer 90 kilómetros en ciudad a velocidades constantes de 50 km/h.