Comprar un coche de segunda mano puede ser una lotería. Saber qué elementos del coche son críticos para verificar antes de comprar es clave para evitar una sorpresa desagradable que te obligue a pasar por el taller. Porque eso es algo que nadie quiere experimentar cuando desembolsa una buena suma en adquirir un vehículo, aunque sea de ocasión o del mercado de coches usados.
Sabemos que una de las opciones más demandadas en este mercado es el SEAT León III (prueba). La tercera generación del compacto español, que arrasó en ventas a lo largo de su vida comercial y fue durante años el coche más vendido de España, estuvo en activo entre 2012 y 2020, cuando la firma de Martorell lanzó al mercado la cuarta y actual generación del León.
El León (con código interno 5F) es una opción interesante porque ofrece una excelente relación entre calidad y precio. Es un coche versátil, con motores conocidos que pertenecen al Grupo Volkswagen y ofrece un equipamiento de serie más o menos razonable. Además, los precios de segunda mano no son demasiado altos y, por lo general, suele ser bastante fiable. Vamos, una buena compra si buscas un primer coche o un vehículo para el día a día.
Pero, ¿qué debes saber y comprobar si te quieres comprar un SEAT León III de segunda mano? Hemos hablado con Álvaro, de M2 Motor, un mecánico de confianza que tiene una dilatada experiencia en el sector y nos brinda las claves de qué elementos son los que suelen fallar en cada tipo de motorización, para que puedas saber de primera mano qué tienes que inspeccionar antes de comprar el compacto de SEAT de segunda mano.
Problemas con la bomba de agua
Por motorizaciones, el propulsor diésel 2.0 TDI suele padecer de problemas en la bomba de agua y las electroválvulas. Estos componentes forman parte del sistema de refrigeración del motor. Se trata de un sistema complejo que activa estas electroválvulas para permitir o restringir el paso del líquido refrigerante en función de las instrucciones de la centralita, cerrándolas cuando necesita que el motor alcance la temperatura de servicio y abriéndolas para mantener esa temperatura.
El problema, en este caso, es que la bomba de agua gripa. Al romperse, existen dos posibles escenarios: el primero, que el paso quede abierto y el motor nunca alcance la temperatura de servicio; y el segundo, que ese paso quede cerrado, en cuyo caso el motor se recalentaría y acabaríamos corriendo un alto riesgo de gripar el motor. La bomba de agua en los motores diésel forma parte del mantenimiento periódico del vehículo, sustituyéndose junto al kit de distribución.
En los motores de gasolina, las bombas de agua son un molinillo con una caja termostática de plástico donde queda integrado el termostato. Su funcionamiento es similar al del motor diésel, aunque es mucho más compleja de fabricar y acaba fugando líquido refrigerante por las soldaduras de plástico que integra como parte de su propia fabricación. Esta bomba de agua en los motores de gasolina va separada de la distribución, por lo que no forma parte del mantenimiento periódico.
Pérdidas de aceite
Nuestro mecánico identifica uno de los males endémicos del SEAT León de tercera generación. Independientemente del tipo de motorización, todas las mecánicas acaban perdiendo aceite por el tapón de llenado. Este podría no ser un problema grave, más allá de la suciedad que genera al sudar aceite. Pero esta fuga de lubricante acaba llegando a la distribución, lo que sí puede acabar siendo un problema serio.
En los motores 2.0 TSI, que equipan principalmente las versiones Cupra, la avería más común es la pérdida de aceite a través de las juntas de los sensores de posición de los árboles de levas, visibles a través de las tapas de la distribución.
También se han dado casos en los que las bobinas y las bujías pueden estar encharcados de aceite a consecuencia de filtraciones en las juntas de silicona presente en el interior de la tapa de balancines. Reparar esta avería implica levantar la tapa de balancines, limpiar la silicona y aplicar una nueva junta de silicona.
Otros elementos a tener en cuenta
Los retenes de la suspensión del SEAT León III, independientemente del tipo de carrocería, suelen perder aceite demasiado pronto. Nuestro mecánico ha detectado casos en los que con apenas 60.000 kilómetros el vehículo ya ha presentado pérdidas en los amortiguadores. Lo más común es que primero rompan los amortiguadores traseros y que los delanteros aguanten algo más.
Por su parte, en las versiones equipadas con tracción total 4Drive el problema más frecuente se localiza en el flector que une la transmisión central con el diferencial trasero, un componente que se suele romper con el uso y la acumulación de kilómetros.
Si se detectan fallos eléctricos anómalos, lo primero que debes hacer es sustituir la batería, ya que, si el nivel de carga es muy bajo, la centralita no avisa de ello y se puede detectar por este tipo de testigos luminosos que se encienden en el cuadro de instrumentos.
Además, nuestro mecánico hace especial hincapié en que la batería debe reemplazarla un profesional con una máquina de diagnosis. Se requiere de codificación para evitar que se desconfiguren los elevalunas, la regulación eléctrica de los espejos retrovisores o el techo solar. Si esto sucede, supondrá varias horas de trabajo en un taller que desembocará en una elevada factura de reparación.
Ahora sabes qué debes comprobar antes de comprar un SEAT León III de segunda mano, por lo que existe una probabilidad aún menor de que acabes adquirieron una unidad en mal estado o que requiera reparaciones costosas.