En 1986, México acogió la decimotercera edición de la Copa del Mundo de fútbol. Una edición que iba a celebrarse en Colombia pero que, ante la imposibilidad del país cafetero para organizarla, la FIFA decidió que la anfitriona fuera, finalmente, el país azteca. El Mundial’86 pasó a la historia por los dos goles de Maradona a Inglaterra, la famosa ‘mano de Dios’ y el segundo, después de driblar a medio equipo inglés desde el centro del campo. Citroën aprovechó la ocasión para lanzar una edición especial de su utilitario, el Citroën 2CV Cocorico, para apoyar a la Selección Francesa, pero el tiro le salió por la culata.

A subasta este Citroën 2CV 4×4 Sahara de 1964

Francia acudió al Mundial de México con un equipo plagado de estrellas: Amoros, Battiston, Bibard, Giresse, Luis Fernández, Genghini, Rocheteau… liderados por Michel Platini, el capitán de la selección gala y de la Juventus, ganador del Balón de Oro en los tres años anteriores. Por primera vez en la historia, ‘Les Bleus’ llegaban a una cita mundialista como uno de los favoritos, junto con la Brasil de Sócrates y Zico y la Alemania Federal de Rummenigge, Völler y un jovensísimo Lothar Matthäus.

Citroën 2CV Cocorico: el homenaje frustrado a la Selección Francesa en el Mundial’86

Citroën 2CV Cocorico

Unos meses antes del mundial, el artista Serge Gevin tuvo la idea de crear un automóvil decorado con los colores de la bandera francesa para elevar el sentimiento patriótico y apoyar al equipo, de cara al campeonato del mundo. Muchos creían en el triunfo, sobre todo, después de que Francia ganara la Eurocopa dos años antes, en 1984, derrotando en la final a España en el Parque de los Príncipes, en un partido de infausto recuerdo para el portero español, Arconada.

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Renault nunca habría hecho un coche especial para el mundial y a Peugeot ni siquiera se le pasaba por la cabeza. Pero Gevin decía que “sería interesante comercializar un con los colores azul, blanco y rojo si ganamos el mundial”. Y convenció a Citroën.

Francia se queda sin el mundial

Citroën 2CV Cocorico

La década de los ochenta fue una época dorada del fútbol francés, cuya Selección fue una de las más fuertes de la historia, más incluso, que la que se proclamó campeona del mundo en 1998, con Zidane.

Y lo demostró en México. A medida que Francia avanzaba en el torneo, la confianza en el equipo fue aumentando y el país galo empezó a creer en la victoria, sobre todo, después de eliminar a Brasil en cuartos de final, en una tanda de penaltis dramática, tras un partido memorable. Pero, una vez más, como ocurriera cuatro años antes en el Mundial de España, Alemania Federal acabó con el sueño francés de jugar una final. Francia quedó eliminada.

Citroën sigue adelante con el 2CV Cocorico

Citroën 2CV Cocorico

Sin embargo, la idea de hacer un Citroën 2CV tricolor había gustado tanto a Citroën que la marca decidió seguir adelante con el proyecto, aunque con algunas modificaciones para eliminar su significado inicial: el Mundial que debería haber ganado Francia. El resultado fue un 2CV basado en la serie 6 Spécial, en blanco Meije EWT con pintura azul y roja en los laterales, los colores de la bandera francesa nacidos en la Revolución Francesa. Inicialmente, incluía unas pegatinas con balones de fútbol, pero fueron retiradas

El interior contaba con un banco tenso de tela Tep Jean en azul, imitando los pantalones vaqueros, el salpicadero tenía un cuentavueltas trapezoidal como en el 2CV 6 Spécial, un medidor de combustible y un volante Quillery de plástico con dos radios. El primer prototipo lucía un ‘cocorico’ en las puertas, el famoso símbolo de Francia, de ahí el nombre del coche. La producción se limitó a 1.000 unidades.

Poco éxito comercial

Citroën 2CV Cocorico

De esta forma, el Citroën 2CV Cocorico pasó de ser un coche para apoyar a la Selección Francesa en el Mundial’86 a ser un coche destinado a celebrar el espíritu francés. Sin embargo, no tuvo el éxito esperado. Seis meses después de su lanzamiento, quedaban muchas unidades del 2CV Cocorico por vender. Seguramente, si Francia hubiera ganado el Mundial, el coche se habría vendido mejor.

Tampoco la marca francesa hizo una buena campaña promocional: en ningún momento hizo referencia al fútbol, sino cuestiones como el amor o que era un coche realmente superior. La mayoría del público desconocía el motivo real que impulsó a Citroën a fabricar este 2CV tricolor. Incluso, hubo algunos concesionarios que retiraron las pinturas azules y rojas para venderlos mejor.

A subasta este Citroën 2CV Rally 4×4 de 1974

A pesar de ser uno de los equipos más potentes de aquella época, liderado por uno de los mejores jugadores que ha dado el fútbol, Francia no consiguió levantar la copa de oro en el estadio Azteca. El destino había concedido ese honor a la Argentina de Maradona. Los franceses tuvieron que esperar otros 12 años para tocar el cielo, esta vez, con otro genio del balón, Zinedine Zidane.

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