En 1987, Stanley Kubrick nos dio uno de los clásicos del cine, con el estreno de ‘La chaqueta’, basada en la novela ‘Un chaleco de acero’, del escritor Gustav Hasford. Fue también el año del estreno de ‘Los intocables’, de Brian de Palma, y de grandes éxitos musicales, como ‘Never gonna give you up’, de Rick Astley, ‘Boys’, de Sabrina, o ‘Hijo de la luna’, de Mecano. Y también conocimos un coche único, el BMW Z1.

BMW presentó este curioso roadster en el Salón de Frankfurt de aquel año y rápidamente acaparó la atención de todos los asistentes por su estilo único y sus características distintivas, obra del diseñador Harm Lagaay.

El BMW del “futuro”

BMW Z1

La firma alemana utilizó la denominación Z para su nuevo modelo, haciendo referencia a la palabra Zukunft, que significa futuro. El BMW Z1 (esta es su historia) fue el encargado de inaugurar una nueva serie en la gama de BMW, a la que se incorporarían más tarde el Z3, el Z8 y el Z4. Bajo esa peculiar carrocería, es incluían algunas soluciones traídas del futuro a finales de la década de los 80, como las puertas retráctiles en los umbrales y los paneles de carrocería compuestos que podían cambiarse en cuestión de minutos.

PRUEBA: BMW Z1 (E30)

Bajo el capó, montaba un motor de seis cilindros en línea y 2.5 litros que entregaba 170 CV a 5.200 rpm, ligado a un cambio manual es cinco relaciones que mandaba todos esos caballos a las ruedas traseras. Directamente, sin filtros electrónicos. Conseguía una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de nueve segundos y una velocidad máxima de 225 km/h, unos registros nada desdeñables a finales de los 80.

El extraño caso del BMW Z1 de 1990 con 999.997 kilómetros

BMW Z1

Del BMW Z1 solo se produjeron 8.000 unidades, cada una de las cuales se vendieron a un precio bastante elevado para la época: 80.000 marcos alemanes, que hoy serían unos 42.000 euros (hay que recordar que estamos en la Alemania Federal, antes de la reunificación).

Pero, de esas 8.000 unidades, hay una muy especial que se subastó hace unos días en París, el pasado 1 de febrero, en un evento de RM Sotheby’s, alcanzando la cifra de 86.250 euros (más del doble de su precio original). Lo más curioso de todo es que se trataba de un BMW Z1 de 1990 con 999.9997 kilómetros y el anuncio decía “a estrenar”.

Se subasta este BMW Z1 de 1990 casi sin estrenar, pero con 999.997 km en el marcador

Esto nos lleva a hacernos dos preguntas: la primera, ¿cómo un coche con casi un millón de kilómetros puede estar a estrenar y, la segunda, ¿quién paga más de 86.000 euros por un coche con más de 30 años y casi un millón de kilómetros a sus espaldas? Todo tiene una explicación.

Un coche de colección

Esta unidad, en concreto, se entregó nueva al piloto danés de las 24 Horas de Le Mans, Jens Winther, el 23 de febrero de 1990. Winther añadió el Z1 a su colección, donde ya figuraba, entre otros, un espectacular BMW M1 (prueba) que compró tras competir con una versión de carreras del modelo en Le Mans, en 1983 y 1984.

Según explicó la propia casa de subastas londinense, este Z1 solo se condujo una vez y luego se conservó en su estado original hasta el año 2014, cuando su propietario actual se lo compró al piloto danés y lo añadió a su colección. Lo más destacado es que su odómetro indica que tiene 999.997 kilómetros recorridos, aunque esto tiene una curiosa explicación.

PRUEBA: Mercedes-Benz 300 SL Roadster

En realidad, el coche no ha recorrido ese kilometraje, aunque su odómetro así lo señale. BMW dejaba esa cifra en los marcadores analógicos de sus modelos cuando salían de fábrica. De este modo, en las operaciones de transporte, puesta a punto y traslado al concesionario, la marca se aseguraba de cubrir esos apenas tres kilómetros restantes para que el odómetro se reiniciara e indicara que tenía cero kilómetros antes de entregarlo al propietario.

Fotos: RM Rotheby’s

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