ESPECIAL: La historia del BMW Z1

BMW Z1 zaga

El BMW Z1 concentraba y encarnaba “las cualidades esenciales de un BMW de manera clara e inconfundible”, según Reitzle. Dos décadas y un lustro después, este roadster de 3,92 metros de longitud sigue conservando los atributos que la empresa alemana exige a sus modelos actuales. Es más, mantiene ese atractivo que le hizo tan famoso y con el que gracias a él, la Bayerische Motoren Werke se vio obligada a triplicar la producción por la gran demanda del vehículo -cuando los primeros Z1 llegaron a los concesionarios, ya había 5.000 pedidos-.

Pero, además de su atractiva imagen, ¿con qué bazas contaba este ‘juguete’? El BMW Z1 sirvió como banco de pruebas de nuevos trenes y materiales de última generación; para muestra, un botón. Su chasis monocasco de chapa de acero galvanizado rodeaba el piso del automóvil, fabricado en resina epoxy y PVC, y reforzado con fibra de vidrio. Gracias a su consistencia, esta estructura podía soportar la carrocería, fabricada en varios compuestos termoplásticos, y el motor del BMW 325i. Hablando del propulsor, este era un 6 cilindros en línea inclinado 20º, tenía una cilindrada de 2.494 cc y rendía una potencia de 170 CV a 5.200 rpm. Todo ello iba a parar a las ruedas traseras a través de un cambio manual de cinco velocidades –en un principio se pensó en la tracción a las cuatro ruedas-. Gracias a su buen rendimiento, el Z1 podía acelerar de 0 a 100 km/h en menos de nueve segundos y alcanzar la velocidad de 225 km/h -unas buenas cifras si tenemos en cuenta sus años de producción: 1988-1991-.

Historia BMW Z1

Otro de los atributos del BMW Z1 que le hizo destacar fue el sistema de apertura de sus puertas. Hasta ese momento, algunos coches habían sido dotados con el sistema de tijera, alas de gaviota o puertas suicidas. El roadster alemán probaría con unas escamoteables que quedaban ocultas debajo: ¡toda una novedad! Debido a la altura del marco, subirse al descapotable era una tarea ardua, especialmente con la capota cerrada.[pullquote]El Z1 equiparía unas escamoteables que quedaban ocultas debajo[/pullquote]

El Z1 carecía de los spoilers habituales debido a sus bajos carenados, que eliminaban cualquier tipo de turbulencias, y a un difusor que, junto a un deflector situado sobre el maletero, aseguraba la sustentación aerodinámica, incluso cuando la aguja del velocímetro se quedaba sin recorrido.

El antecesor del Z3 era tremendamente manejable, hasta en fuertes cambios de apoyo, gracias a su suspensión delantera tipo McPherson con muelles helicoidales y barra estabilizadora, y a la trasera Z, compuesta de un eje multibrazo de articulación central, brazo longitudinal, brazo transversal, muelles helicoidales y barra estabilizadora. “La maniobralidad y la facilidad de manejo de este roadster, que mide menos de cuatro metros, lo hace increíblemente divertido de conducir”, palabra de Retzle. Solo podía ser disfrutado a fondo con la capota bajada, aunque eso perjudicaba su coeficiente aerodinámico, que pasaba de 0,36 a 0,43.

BMW Z1 zaga

La ausencia de campañas de marketing y estrategia comercial, unida a su elevado precio de más de 80.000 marcos (unos 42.000 euros), hizo que el Z1 fuese considerado un coche exclusivo y limitado del que solo pudieron disfrutar 8.000 afortunados.

BMW Z1, ¡qué cumplas muchos más!

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