Esta es la historia de la Volkswagen T3 Carrera o Porsche B32, posiblemente una de las creaciones más y locas y a la vez desconocidas del fabricante alemán. Porque a principios de la década de 1980, Porsche construyó un puñado de Volkswagen T3 equipadas con un motor bóxer de seis cilindros procedente del 911. Una unidad con 3,2 litros que entregaba 231 CV, más del doble de lo que producían las T3 más potentes de producción en serie.
Su nacimiento, además, fue fruto de una necesidad. Porque durante la realización de las numerosas pruebas de desarrollo de Porsche a principios de los 80, no era raro que los ingenieros se quejaran del tiempo que perdían esperando a las T3. Estas furgonetas se utilizaban para transportar los repuestos y los diferentes dispositivos de medición necesarios durante estos test.
Así nació la Volkswagen T3 Carrera, una furgoneta con alma de 911
Como cabría esperar, las unidades de serie de la Volkswagen T3 empleadas no tenían la capacidad de seguir el ritmo a los Porsche 911 (historia). Al fin y al cabo, esta es una furgoneta muy funcional y capaz, pero nadie la definiría jamás como rápida. Al menos en su configuración original.
Así que tras hacer diferentes pruebas con una T2, a la que montaron el motor de cuatro cilindros de un Porsche 914, a principios de los 80 decidieron dar el paso y crear una T3 con el bloque de un Porsche 911. Un grupo de técnicos del centro de Porsche en Welcherath, cerca del circuito de Nürburgring, tomó un motor bóxer de seis cilindros con 3.0 con 204 CV ya usado, con unos 22.000 kilómetros a su espalda, y se lo montaron a una Volkswagen T3.
Esos 204 CV suponían un aumento de potencia muy considerable en comparación con el propulsor diésel original que impulsaba a aquel vehículo. Tanto es así que cuando empezaron a usar esa unidad durante los test de desarrollo, los repuestos llegaban al destino casi al mismo tiempo que los vehículos de prueba. Y desaparecieron las quejas.
La T3 Carrera o Porsche B32 casi pasa a producción
Aquella Volkswagen T3 Carrera de color blanco y naranja de Porsche causó tan buena impresión que se consideró la producción de una pequeña serie. Pero había un grandísimo problema: el precio. Se estimó que estas Volkswagen T3 Carrera tendrían un precio base de al menos 80.000 marcos, pudiendo llegar a unos 100.000 marcos alemanes con todo el equipamiento. Una cantidad desorbitada para la época y más si tenemos en cuenta que un 911 Carrera costaba 61.950 marcos.
Por estos motivos, decidieron abandonar el proyecto. Pero esto no impidió que se produjeran un puñado de ejemplares. Así, en 1983 comenzaron a trabajar en la construcción de nueve Porsche B32 en las instalaciones de la marca en Weissach. Partían de una T3 de serie con el exclusivo acabado Caravelle Carat y empleaban el motor el 911 Carrera 3.2.
Un propulsor atmosférico de seis cilindros bóxer con 231 CV a 5.900 revoluciones y 284 Nm de par a 4.800 vueltas. Una mecánica con la que estas Transporter T3 eran capaces de acelerar de 0 a 100 km/h en unos 8 segundos y de alcanzar una velocidad punta de 220 km/h. Para poder insertar este bloque junto con el cambio manual de cinco marchas, un conjunto considerablemente más grande que el cuatro cilindros de serie, tuvieron que elevar el piso del maletero 15 cm.
Igualmente impresionante era su consumo de combustible, con medias de que superaban fácilmente los 18 l/100km. Por suerte, gracias a la incorporación de un depósito con 100 litros de capacidad se mejoró la autonomía. Otros cambios realizados para compensar el incremento de potencia incluían unos frenos de disco ventilados procedentes del 911, unos frenos de tambor traseros sobredimensionados, un chasis reforzado, nuevas suspensiones, neumáticos más grandes…
El exterior y el interior, en términos estéticos, también presentaba multitud de elementos específicos, algunos de ellos procedentes de modelos de Porsche. Por fuera, lucían un pequeño emblema de Porsche y la palabra Carrera en la base inferior izquierda del portón del maletero, además de unas llantas Fuchs de 16”. Y por dentro, un volante de Porsche, un velocímetro y tacómetro específicos o unos acabados más lujosos.
Alguno de estos Porsche B32 se utilizó como vehículo de empresa por empleados de Porsche, como es el caso de Helmut Bott, director de desarrollo en la época, como indican en este artículo de Motor Klassik. No se sabe con exactitud cuántas unidades del Volkswagen T3 Carrera se fabricaron, unas fuentes hablan de entre 15 y 20 unidades y otras señalan que se crearon al menos 10 ejemplares. Sea como fuere, lo que está claro es que esta es una de las furgonetas más impresionantes jamás construidas.
Su papel como coche de apoyo en el París-Dakar
Porsche también necesitaba coches lo suficientemente veloces como para dar apoyo a los vehículos de competición con los que participó en competiciones como el París-Dakar a mediados de la década de 1985. Así, crearon ‘aparatos’ como este Mercedes Clase G con motor 5.0 V8 de un Porsche 928 S4, del que ya te hemos hablado en alguna ocasión.
También se dice que Porsche adaptó el sistema de tracción a las cuatro ruedas de las T3 Syncro a varias unidades del Porsche B32. Estos ejemplares contaban además con una suspensión elevada y reforzada para poder soportar las duras condiciones africanas. Pero para nuestra desgracia y a diferencia de lo que sucede con el mencionado Clase G, no hemos podido encontrar ninguna fotografía de estas T3.
El desarrollo de la T3 Carrera supuso que diversos preparadores copiaran la idea y, posteriormente, ofrecieran creaciones similares con motores de seis cilindros. Desde entonces han sido muchos los que han injertado un motor de 911 en el vano de una de las míticas series de la Volkswagen Transporter, como esta bonita Volkswagen T1 Race Taxi.