Dice mi santa madre que lo bien hecho, bien parece. Con el BMW i8 Protonic Red Edition que pongo a prueba, los diseñadores de la firma bávara lo que han hecho es un producto inigualable. Era una tarea casi imposible mejorar el atractivo del deportivo híbrido que tantas pasiones levanta, pero esta edición exclusiva lo ha conseguido con el color Rojo Protonic que baña su carrocería, una tonalidad que siempre va ligado a deportividad, y en este caso le va como anillo al dedo.

Poco más te puedo contar que no te hayan transmitido tus ojos. Me atrevería a decir que el i8 es el coche con el diseño más espectacular que se comercializa, claro está, sacando de la lista esos coches a los que pocos mortales pueden acceder si no es vendiendo unos cuantos órganos de su cuerpo en el mercado negro. Tampoco es un coche barato, ya que hay que desembolsar unos 140.000 euros para adquirir uno de estos, pero no me parece una cantidad desorbitada para lo que ofrece.

Te cuento: su diseño parece sacado de una película futurista. Sí, estoy de acuerdo contigo en que otras marcas también tienen de este tipo en su catálogo, pero no se si son más feos bocarriba o bocabajo. En el alemán se ha tenido un gusto excepcional por los detalles; solo hay que echar un vistazo a los grupos ópticos, da igual si son los delanteros o los traseros; a las formas tanto aerodinámicas como innovadoras que han sido perfiladas en la zona final de su línea de cintura, a las llantas de aleación de 20” con radios en W estilo 470 en Orbitgrau o a la parte de la carrocería realizada en fibra de carbono sin tratar que queda al descubierto tras abrir sus puertas. Todo este trabajo final es más propio de un concept, y es que en el momento en que salió a la venta, aplaudimos la similitud con el BMW Vision Efficient Dynamics.

Muchos son los detalles que marcan la diferencia respecto a las opciones de la competencia: el principal es su sistema de propulsión, que es híbrido enchufable; pero, sin duda, el más llamativo son sus puertas de ala de gaviota. Su apertura es espectacular, nadie puede decir lo contrario, pero es tan espectacular como incómoda. No así abrir o cerrar la puerta, puesto que por su material sorprenden por su ligereza; más bien por el ángulo que se necesita para abrirlas. En mi plaza de garaje, que no es precisamente estrecha, he tenido problemas a la hora de bajar del coche. Menos mal que desde pequeño se me ha dado bien jugar al Limbo. Pero las dificultades no acaban aquí, porque acceder al interior y salir de él también exige destreza. Siempre que he visto a Marty McFly meterse en el DeLorean lo he pensado: “parece incómodo”. Pues bien, el que ha sufrido esa incomodidad he sido yo. Por suerte soy joven y atlético… que no aficionado del equipo del Manzanares.

Una vez en el interior observo que no es tan futurista como cabria esperar tras ver el exterior, pero también destaca por su diseño atrevido y por sus materiales de primera. Se ha utilizado fibra de carbono en el salpicadero y la consola, así como una pantalla digital que hace las funciones de cuadro de instrumentos. Esta edición especial también se diferencia porque los asientos adoptan un tapizado con dobles costuras rojas, al igual que los guarnecidos de las puertas y de las partes laterales traseras. Además, los reposacabezas integran el logotipo i8, mientras que la inscripción Protonic Red Edition decora el umbral de la puerta y da la bienvenida al conductor a un mundo de diversión y buenas experiencias.

Y esas experiencias de las que te hablo comienzan pulsando el botón ’star/stop’. De mover el coche se encarga un conjunto compuesto por un propulsor tricilíndrico y un motor eléctrico. Es hora de comenzar la prueba. Pulso el botón de encendido y el silencio sigue siendo mi único compañero de viaje, el que se hace fuerte en el habitáculo; es uno de los motivos por los que este deportivo sirve como una perfecta arma para hacer frente a la vorágine de la ciudad, y más tras las continuas restricciones de tráfico que se han impuesto y se seguirán imponiendo en algunas urbes. Su dirección eléctrica con gran asistencia y su altura libre al suelo, justa pero suficiente como para pasar resaltos sin reducir en gran medida la velocidad, también son dos razones de peso para poder asegurar que este coche se desenvuelve muy bien por ciudad… eso si no te importa que te miren, con envidia, odio o en algunos casos admiración, porque, te guste o no, con él serás el centro de todas las miradas.

Si la batería está cargada rinde 362 CV. A priori no parece un cuerpo de caballería muy numeroso; cierto, y más si lo comparamos con la potencia de otros deportivos, pero recuerda esta máxima: “Mejor menor peso que mayor potencia”. Sometiendo al vehículo a una cura de adelgazamiento consigues mejor comportamiento, prestaciones y consumos. Por este motivo, BMW ha seguido esta dirección, muy acertada, para crear este espectacular modelo. Solo tengo que echar un vistazo a la carrocería en el momento en que abro una de sus puertas para darme cuenta de ello: fibra de carbono sin tratar. Y es que, para la fabricación del vehículo se ha cuidado hasta el más mínimo detalle para que su peso en la báscula sea el justo y necesario. Por este motivo se han utilizado materiales como el aluminio en el chasis delantero y trasero, suspensiones y llantas; magnesio en el travesaño que soporta el salpicadero, y plástico reforzado con fibra de carbono para fabricar el monocasco y parte de las puertas. Además, y para que te des cuenta de la atención que ha puesto la marca bávara, ha empleado material espumado en los canales del climatizador para ahorrar un 60% de peso, así como en los cristales de las ventanillas una superposición de dos capas de vidrio de 0,7 mm de grosor entre las que se ha introducido una lámina aislante, logrando reducir el peso a la mitad.

Puedes llegar a pensar que un motor de tres cilindros en un deportivo de impresionante estampa pega menos que Grace Kelly en un andamio. Nada más lejos de la realidad: su sonido, a pesar de su configuración, está realmente conseguido; quizás se deba a que el equipo multimedia lo amplifica. En conjunto con el eléctrico, la sacudida desde parado te borrará de un plumazo esos pensamientos. Existen diferentes modos de conducción: Normal, Eléctrico y Sport. Tras haberme dejado llevar por el primero, que selecciona de forma automática el motor a usar en cada momento; y relajado con la tranquilidad que brinda el segundo, selecciono el tercero. El cuadro de instrumentos, como por arte de magia, se convierte en un lienzo rojo… ¡toda una declaración de intenciones! Su aceleración es brutal gracias a que el motor eléctrico brinda sus 570 Nm de par máximo al instante, cifra que le permite pasar de 0 a 100 km/h en solo 4,4”; su empuje, sensacional; y sus recuperaciones, bestiales. Durante nuestra prueba del BMW i8 Protonic Red Edition, en una conducción normal sin exigir a su motor térmico, el consumo se situó en 6,8 l/100 km, una cifra alejada de los 2,1 oficiales pero realmente buena para su potencia y sus prestaciones. Por ejemplo, el consumo ponderado logrado durante la prueba del Ford Fiesta 1.0 Ecoboost, también con motor de tres cilindros, fue similar. Pero, al César lo que es del César: puedes mejorar esa cifra tratando con mucha suavidad el acelerador y adaptando el sistema a las exigencias del tráfico. Y si quieres despreocuparte de ello, el navegador te lo pone aun más fácil, porque está vinculado con el sistema de gestión de energía del coche, con lo que adapta los tiempos de apagado y encendido de los propulsores a la orografía de la ruta. Puedo conseguir una autonomía de 600 kilómetros, 37 de ellos son en modo eléctrico, aunque durante la prueba he logrado recorrer 26.

En curva me ofrece un comportamiento ejemplar, manteniendo firme su carrocería. Los cambios de apoyo los realiza de forma eficaz, y su dirección, que es rápida pero un poco ligera para mi gusto, transmite bastante bien lo que pasa bajo el eje delantero.

Llega el momento de cargarlo si quiero disfrutar del i8 a pleno electrón: para ello lo conecto a un enchufe doméstico y el 80% de la carga la tengo en menos de tres horas. Si demando mayor rapidez, puedo instalar el BMW iWallbox, que entonces el tiempo se reduce a menos de dos horas.

Existen en el mercado deportivos más rápidos, sí; un claro ejemplo lo tienes en dos de los coches que probamos el año pasado: el Audi R8 o el Nissan GT-R Track Edition. Pero también es cierto que no está a la venta un vehículo de sus características, con un diseño tan espectacular y una producción tan avanzada. Que la Historia vaya haciendo hueco al BMW i8 entre el Tucker, los Citroën DS y 11, el GM EV-1 o el Porsche 959. Que la Historia vaya haciendo hueco al BMW i8 entre los vehículos más vanguardistas…

A destacar A mejorar
Imagen exterior Apertura de las puertas: espectacular pero poco práctica
Alta tecnología Acceso a las plazas delanteras
Suspensión deportiva pero confortable Interior menos llamativo
Ficha técnica BMW i8
Motor Cilindrada 1.497 cc
Cilindros 3 en línea
Potencia Máxima 231 CV (eléctrico 131 CV) totales 362 CV
Par Máximo 320 Nm / 3.700 rpm (eléctrico 250 Nm)
Transmisión Caja de Cambios Automático, 6 velocidades
Tracción Total
Suspensión Delantera Paralelogramo deformable / Resorte helicoidal / Barra estabilizadora
Trasera Paralelogramo deformable / Resorte helicoidal / Barra estabilizadora
Dimensiones Longitud 4.689 mm
Anchura 1.942 mm
Altura 1.293 mm
Distancia entre Ejes 2.800 mm
Alimentación Tipo de Alimentación Inyección directa. Turbo. Intercooler
Peso Peso 1.560 kg
Prestaciones Velocidad Máxima 250 km/h
Aceleración 0-100 Km/h 4,4 seg
Consumos Urbano 0,0 l/100 km
Extraurbano 0,0 l/100 km
Combinado 2,5 l/100 km
Emisiones Emisión CO2 49 g/km
Precio Precio Oficial 140.000 euros

Fotos: Álex Aguilar

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